Odegaard y los peligros de la pasarela
Apenas 23 partidos ¡ªocho como suplente¡ª, cinco goles, siete asistencias y una internacionalidad han bastado para que el Real Madrid fiche a un supuesto ni?o prodigio y el chico ya figure en todos los radares medi¨¢ticos. Presunto, claro, porque no hay m¨¢s pistas que una edici¨®n de im¨¢genes de v¨ªdeo en las que se ve la habilidad del chiquillo en la Liga noruega, que no es precisamente el gran man¨¢ del f¨²tbol. Noruega no juega un Mundial desde 1998 y por la Eurocopa no desfila desde 2000. Suficiente para que chorreen los adjetivos, broten comparaciones (¡°conduce la pelota como Messi¡±, se ha llegado a decir) y Emilio Butrague?o preste su imagen en la presentaci¨®n. Hasta algunos rectores blancos llegaron a sugerir la presencia del presidente, Florentino P¨¦rez. Tanto apunta la hipot¨¦tica promesa que el Madrid incluso ha contratado a su padre, Hans Erik Odegaard, un exjugador noruego, para que expanda sus conocimientos adquiridos como director deportivo del Mjondalen. Un equipo que va sexto en la Liga, bastante mejor que el Stromsgodset, club de procedencia del chaval, que va el 13? en un torneo con solo 16 participantes. Es tal el futuro que debe tener Martin, que su apellido ha llegado a inundar las redes sociales y Sergio Ramos y Cristiano Ronaldo no tardaron en colgar fotos con el muchacho, al que ya se le ha visto apadrinado por Bale en alg¨²n entrenamiento. Con lo que est¨¢ por llegar, lo de menos es que el n¨®rdico haya costado unos cuatro millones y que vaya a cobrar unos dos. Una miseria si, como vaticinan sus mecenas, acaba por llenar su mansi¨®n de Balones de Oro. Por mucho que llegue a conseguirlo, no hay el m¨¢s m¨ªnimo fundamento para tanto jolgorio. Y no digamos para que alguna editorial escandinava est¨¦ preparando lanzar su biograf¨ªa, la de sus 16 a?os. A Odegaard y al Madrid mejor les ir¨ªa la prudencia. A tenor de casos precedentes, tanto escaparate parece contraproducente.
A noruego y al Madrid mejor les ir¨ªa la prudencia, tanto escaparate parece contraproducente
El Madrid hace bien en rastrear talentos, y ya sabe que por ser qui¨¦n es le inflar¨¢n el precio. No importa, se lo puede permitir. Pero las pompas del fichaje no solo son excesivas y delirantes, sino que pueden perjudicar al jugador. Los focos deslumbran y antes de ordenar sus pies y pulir su f¨ªsico, convendr¨ªa que todo el entorno contribuya a amueblar la cabeza del muchacho. Resulta disparatado que ya se vaticine su puesta en escena con el primer equipo de forma casi inmediata. Mejor ser¨ªa que antes Zidane le acune en el Castilla. En Martin Odegaard puede haber un potencial Pel¨¦, pero no han sido pocos los chicos que se extraviaron porque les hicieron creer antes de tiempo que hab¨ªan hecho cumbre. A¨²n queda en el recuerdo el estadounidense de origen ghan¨¦s Adu, que debut¨® en la liga profesional con 14 a?os el 21 de abril de 2003. El Benfica pag¨® 1,5 millones por ¨¦l. Entre 2007 y 2011 pas¨® por el M¨®naco, el Os Belenenses, el Aris, el Rizespor turco y en ninguno jug¨® m¨¢s de 10 partidos. Volvi¨® a Estados Unidos, se fue al Bah¨ªa brasile?o y prob¨® sin fortuna en el Blackpool. Actualmente busca equipo. Otro ejemplo m¨¢s cercano, Bebe, por el que el Manchester United lleg¨® a pagar nueve millones de euros cuando solo ten¨ªa 20 a?os, hab¨ªa despuntado en un campeonato para sin techo y jugado unos partidillos con el Estrela portugu¨¦s y el Vitoria Guimareas. El club que entonces dirig¨ªa Alex Fergusson le larg¨® un a?o despu¨¦s al Besiktas, de ah¨ª fue al R¨ªo Ave y ahora pide paso en el C¨®rdoba.
Por supuesto, hubo y habr¨¢ casos de chicos que llegaron al olimpo. Pero muchos m¨¢s ¡°Adus¡± y ¡°Bebes¡±. Odegaard quiz¨¢ tenga un gran futuro, desde luego condiciones se le intuyen y cabe confiar en el rastreo del Madrid, que por algo se habr¨¢ impuesto en la subasta internacional a la que fue sometido el noruego. Por ahora, solo eso. El resto son ventoleras de este f¨²tbol que a veces pierde el norte con mucha facilidad. Ojal¨¢ no lo pierda Odegaard y se aleje de los peligros de la pasarela.
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