Menos baloncesto, menos cr¨ªmenes, m¨¢s negocio

Con su reciente derrota ante los Magic de Orlando, los New York Knicks son, oficialmente, el peor anfitri¨®n de la NBA en toda la historia del All Star. S¨®lo 10 victorias frente a 41 derrotas lo certifican. Y lo peor est¨¢ por llegar, ya que su estrella, Carmelo Anthony, podr¨ªa perderse lo que queda de campeonato por su lesi¨®n de rodilla. Sin embargo, no hay dato negativo que tumbe a la afici¨®n m¨¢s orgullosa de Estados Unidos. Ni siquiera el hecho de que la ciudad no se pone el anillo de campe¨®n desde hace 41 a?os.

El tema no admite debate en las esquinas del Madison: los Knicks son, junto a los Celtics de Boston, el ¨²nico equipo que siempre ha tenido la franquicia en la misma ciudad, en los cinco barrios se juega como en ning¨²n otro lugar del mundo y el baloncesto callejero se invent¨® en lugares como el Holcombe Rucker Park, el famoso parque infantil de Harlem donde leyendas como Kareem Abdul-Jabbar (entonces Lew Alcindor) sudaron lo suyo.

El problema es que la realidad dice otra cosa. Este domingo, en el partido de las estrellas, s¨®lo un jugador nacido en Nueva York, el propio Melo Anthony, pisar¨¢ la madera, si su rodilla se lo permite. Pero incluso aqu¨ª los datos meten ciza?a: Anthony naci¨® en Brooklyn, pero a los 8 a?os se mud¨® a Baltimore, donde se form¨®.

Durante este fin de semana se oye con frecuencia una frase: ¡°Nueva York es la meca del baloncesto¡±. Los medios repiten el t¨®pico. Efectivamente, la ciudad m¨¢s poblada y diversa de EE UU es la meca del baloncesto, pero por su escasa producci¨®n de jugadores de nivel, comparable a la ciudad de la Meca, en Arabia Saud¨ª. No es s¨®lo que en el draft apenas haya potenciales estrellas nacidas en Nueva York, es que ni siquiera aparecen en eventos dedicados a la caza de nuevos valores.

Este domingo, en el partido de las estrellas, s¨®lo un jugador nacido en Nueva York, el propio Melo Anthony, pisar¨ªa la madera, si su rodilla se lo permite

Es el caso del McDonald¡¯s All-American Game, un partido que disputan los mejores baloncestistas de instituto del a?o con la vista puesta en las universidades, siempre en busca de joyas por pulir. Por ah¨ª han pasado talentos como Michael Jordan, Magic Johnson, Kobe Bryant, Shaquille O¡¯Neal, LeBron James y Vince Carter, entre otros. Anta?o bien representado por neoyorquinos, el McDonald¡¯s All-American Game anda ahora hu¨¦rfano de ellos. Este a?o fue el cuarto de los ¨²ltimos cinco en que ning¨²n chico de la ciudad pudo mostrar sus habilidades. Desde 2002 s¨®lo han sido seleccionados seis neoyorquinos.

Los expertos atribuyen el declive a muchos factores: la competencia de otros deportes, las nuevas formas de ocio y la escasez de instalaciones en una ciudad repleta de cemento. ¡°Mi generaci¨®n necesitaba el baloncesto¡±, declar¨® Kenny Anderson, nacido en Queens, leyenda de los New Jersey Nets, a The Wall Street Journal. ¡°Nos lo tom¨¢bamos muy en serio porque quer¨ªamos ir a la universidad, algo que nuestras familias no se pod¨ªan permitir¡±.

Nueva York cambia, en un vaiv¨¦n permanente en el que todo est¨¢ relacionado, seg¨²n los soci¨®logos. Como consuelo por la mala situaci¨®n del equipo y la p¨¦rdida frente a Filadelfia del concurso para albergar la Convenci¨®n Dem¨®crata de 2016, un proyecto que deb¨ªa oficializar el milagro urbano de Brooklyn, los neoyorquinos exhiben estos d¨ªas una cifra para el orgullo: 11 d¨ªas sin asesinatos. La anterior mejor marca data del pasado a?o, tambi¨¦n en febrero, con 10 d¨ªas sin homicidios (2014 fue el a?o m¨¢s seguro: 333 muertos). Sin duda el fr¨ªo polar influye, pero lo que se preguntan los arcanos del baloncesto es si una ciudad m¨¢s segura, con chicos mejor preparados y con m¨¢s oportunidades no es tambi¨¦n una ciudad con menos producci¨®n de jugadores formados en la calle. Ante esta discutible ecuaci¨®n, nadie en su sano juicio a?ora los tiempos de 2.400 homicidios anuales, seis al d¨ªa, y una prol¨ªfica cantera de baloncestistas.

La elecci¨®n de una ciudad para el All Star no atiende a razones estrictamente deportivas (ciudades como Charlotte, Orlando o Minnesota han acogido el All Star con sus equipos en profunda crisis) ni de seguridad, sino de negocio. Y ah¨ª el campeonato, que se ha gastado m¨¢s de 50 millones de d¨®lares en organizar el evento, ha acertado. Si de dinero se trata, Nueva York no tiene rival. La Semana de la Moda, que se celebra tambi¨¦n estos d¨ªas, ha puesto la guinda al gran bazar. Los jugadores compiten con las modelos ante los focos. Hombres como Nick Young (Lakers), Carmelo Anthony (Knicks), Russell Westbrook (Oklahoma) o James Harden (Rockets) alternan estos d¨ªas los entrenamientos con compromisos en locales de moda o tiendas. Ah¨ª los colores que defienden son los de Ermenegildo Zegna, Bloomindales o Macy¡¯s.