D¨ªa 4. H¨¦roes y villanos
Pablo Laso y Xavi Pascual resumen los contrastes de la final
Despu¨¦s de un partido m¨¢s tenso y taquic¨¢rdico que bien jugado, el Madrid se dio un alegr¨®n copero. Sin volverse loco, que su gran objetivo del curso est¨¢ en otro sitio, pero saboreando un t¨ªtulo y la siempre bienvenida victoria ante su gran rival. Esta vez no tuvo necesidad de un tiro milagroso en el ¨²ltimo segundo, y menos mal, pues Llull no estaba para nada iluminado. Con todo el acierto en el triple agotado por ambas partes en las exhibiciones de los partidos de semifinales, el partido transcurri¨® por angostos derroteros, juego trabado y diferencias m¨ªnimas. Cada uno rumiando sus problemas a la vez que cre¨¢ndoselos a su rival.
Hasta la llegada al territorio de definici¨®n, la tarde era de Tomic y Rudy, que cargaban a hombros con sus equipos. Al croata le acompa?a siempre el debate sobre la relaci¨®n entre n¨²meros e impacto en el juego, que no siempre van de la mano. Pero esta vez no hab¨ªa dudas. Su dominio en ambas canastas era incuestionable y s¨®lo Ay¨®n, en momentos puntuales, pod¨ªa parar una exhibici¨®n de r¨¦cord. Rudy, por su parte, ejerci¨® de l¨ªder con su habitual multitarea. Un poco por aqu¨ª, otro por all¨¢, un mont¨®n sumado todo. Fue tanta su presencia que por momentos el partido se convirti¨® en un duelo particular entre ambos, los ¨²nicos a los que las estudiadas defensas no pod¨ªan amordazar.
En esas est¨¢bamos cuando lleg¨® el momento de repartir los papeles definitivos de la tragicomedia que siempre resulta un encuentro decisivo. Los mejores, y ah¨ª est¨¢ el marcador, juez inclemente a la hora de dictar sentencia, recayeron en el Real Madrid. Empezando por el merecido MVP a Rudy, siguiendo por Sergio Rodr¨ªguez, autor de la canasta definitiva y terminando por Pablo Laso. Cuestionado pr¨¢cticamente desde su llegada, hay que remontarse a Lolo S¨¢inz, y hay que viajar hasta los 80, para encontrar un entrenador tan fruct¨ªfero en juego y t¨ªtulos. Pero a veces la memoria es corta, y nos olvidamos la desesperante traves¨ªa del desierto de esta secci¨®n hasta su llegada. El deporte es un universo muy dado a las etiquetas, y Laso lleva unas cuantas encima. Pero ah¨ª sigue, ganando t¨ªtulos y manejando coherentemente lo que tiene. Porque algo habr¨¢ tenido que ver en que en esta Copa hayamos visto una versi¨®n claramente mejorada de las adquisiciones de este a?o. O que la lectura y manejo de los partidos haya sido impecable, sabiendo siempre los qu¨¦s y los c¨®mos. O que sus rotaciones han tenido coherencia y en los momentos decisivos, estaban los que ten¨ªan que estar.
El malo de la pel¨ªcula se lo lleva Xavi Pascual. Por la responsabilidad que siempre se les otorga a los entrenadores en las derrotas (es m¨¢s f¨¢cil culpar a uno que a muchos) y porque tom¨® una controvertida decisi¨®n al jugarse el t¨ªtulo sin bases y con Navarro al mando. Los t¨¦cnicos son rehenes dobles. De su clarividencia a la hora de plantear una t¨¢ctica y de lo acertado que sea la ejecuci¨®n por parte de sus jugadores. Si el Bar?a hubiese terminado campe¨®n, de lo que s¨®lo le separ¨® un par de detalles, Pascual ser¨ªa ahora mismo un genio. Pero arriesg¨® con algo inesperado y perdi¨®, por lo que le van a silbar los o¨ªdos en los pr¨®ximos d¨ªas, donde tendr¨¢ que explicar por qu¨¦ prescindi¨® de Satoransky (fue de los mejores del partido) qu¨¦ pasa con Marcelinho, por qu¨¦ no dio m¨¢s minutos en la segunda parte a Hezonja, el extra?o entro-salgo de Nachbar o qu¨¦ le impuls¨® a, viendo el estado actual de Navarro, darle la responsabilidad de decidir el partido. Muchas dudas sobre sus decisiones quedaron en el aire, que ser¨ªan las mismas de haber ganado, pero a los vencedores todo se lo perdona mientras se apunta con el dedo a los perdedores. Es la inevitable doble vara de medir, que por ejemplo, hubiese crujido a Llull en la derrota y pasa por alto en la victoria.
La vida sigue y con todos los equipos de vuelta a casa, es hora de renovar objetivos. Los finalistas de ayer ya no tienen otra cosa en la cabeza que la Euroliga, donde queda mucho que remar. El t¨ªtulo copero deber¨ªa vigorizar y afianzar a un Madrid que claramente va a m¨¢s desde hace mes y medio, tras su naufragio en el Palau. El Barcelona deja m¨¢s dudas y su diagn¨®stico parece m¨¢s enrevesado. Unos pasaran unos d¨ªas alegres paseando el trofeo. Los otros rumiar¨¢n la derrota hasta metabolizarla adecuadamente. Pero nada ser¨¢ definitivo. Al menos hasta que se vuelvan a encontrar.
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