Remontada ag¨®nica del Levante

En un duelo de necesitados, Levante y Granada expusieron sus limitaciones y miserias. En el caos, con coraz¨®n, el conjunto de Alcaraz consigui¨® dos goles en los ¨²ltimos cinco minutos del partido gracias a su fe y beneficiado por las expulsiones de Colunga y El Arabi, a las que se sum¨® la del local Ramis. El colegiado ?lvarez izquierdo se uni¨® al esperpento amonestando r¨¢pidamente a diestro y siniestro. Antes no hubo nada. Ni f¨²tbol ni ocasiones. Al final el Levante se llev¨® una ¨¦pica victoria que le hace creer en s¨ª mismo y hunde a¨²n m¨¢s al Granada.

¡°Alma y esp¨ªritu¡±. As¨ª defin¨ªa David Barral al final del partido las virtudes que posee el conjunto granota. No hay m¨¢s. El delantero gaditano representa tales cualidades. No fue casual que suyo fuese el gol de la victoria en el descuento que hizo retornar al estadio a muchos seguidores levantinistas que no cre¨ªan ni ellos mismos en su equipo. Le falt¨® al conjunto de Lucas Alcaraz criterio y sensibilidad. El Granada, con muy poco, se crey¨® vencedor de la batalla. Se qued¨® a escasos cent¨ªmetros.

Evit¨® Mari?o que el Granada se adelantase en el marcador nada m¨¢s iniciarse el encuentro. Remataba El-Arabi sin oposici¨®n tras lanzamiento de falta de M¨¢rquez. El portero gallego formado en el Villarreal sostiene demasiadas veces al Levante. Se encontraron poco despu¨¦s de nuevo ambos protagonistas con suerte distinta. El delantero franc¨¦s de origen marroqu¨ª enga?¨® a Mari?o en el lanzamiento de penalti cometido por Camarasa. No se hab¨ªa llegado al cuarto de hora y el Levante era v¨ªctima de sus miedos. Tres errores cometi¨® Camarasa en apenas unos segundos: perdi¨® el esf¨¦rico el centrocampista canterano iniciando el juego; en el intento de enmendar el entuerto derrib¨® a un contrario; y finalmente, el bal¨®n golpe¨® en su brazo derecho encontr¨¢ndose dentro del ¨¢rea, tras la prolongaci¨®n de El-Arabi. La pena m¨¢xima puso en ventaja a un Granada de inicio con las ideas m¨¢s claras y a pesar de las numerosas ausencias, mejor posicionado que un Levante con demasiados nervios en su ¨¢rea, discontinuo en el despliegue. Obligaba el Granada a que el conjunto granota fuese directo, felices los defensores nazar¨ªs ante los pelotazos sin precisi¨®n lanzados desde la lejan¨ªa. Tampoco el Granada era la alegr¨ªa de la huerta, disimuladas sus carencias por la falta de inspiraci¨®n del grupo de Lucas Alcaraz.

Sin f¨²tbol, al Levante solo le queda el orgullo y el arrebato pasional. A eso se dedic¨® en la segunda mitad, con la ¨²nica idea de hacer llegar el esf¨¦rico lo m¨¢s pronto posible al ¨¢rea de Oier, suficiente para, al menos, amedrantar al Granada, que dio dos pasos atr¨¢s, amplificados con la expulsi¨®n de Colunga tras una patada tan premeditada como insustancial en el centro del campo. Y despu¨¦s lleg¨® la doble expulsi¨®n de El Arabi y Ramis. Y la remontada final del Levante.