Vivas y Okutu rozan las medallas
Cuarto y quinto, el lanzador y el saltador tuvieron posibilidades reales
Charly Bur¨®n, entrenador y viejo sabio del lanzamiento de peso y mirada socarrona a veces, dice que el valor de un lanzador no se mide en la lista de marcas del a?o, alimento de estad¨ªsticos y gentes aburridas, sino en lo que sea capaz de hacer el d¨ªa D a la hora H. En una final europea, por ejemplo. Evidentemente, este aserto solo se puede aplicar a personas normales, y no a tipos como David Storl, el alem¨¢n invencible, que es capaz de soltar el brazo como si nada, sin calentar y otras monsergas, y lanzar la bola (una esfera de acero de 7,26 kilos y di¨¢metro variable, seg¨²n la mano del atleta) a m¨¢s de 21 metros. A Borja Viva, pese a que sea un gigante con barba bonachona, como a todos los dem¨¢s rivales, el lema de Bur¨®n les viene como anillo al dedo. Y como dolorosa ense?anza.
He arriesgado, pero no ha salido el gran salto Jean Marie Okutu
Despu¨¦s de comenzar tembloroso, hasta que super¨® los nervios, el lanzador malague?o, que lleg¨® a Praga desde lo alto de su medalla de plata al aire libre en Z¨²rich (¡°hab¨ªa puesto el list¨®n muy alto¡±, dijo), se fue creciendo, y tras el quinto lanzamiento (20,59m) alcanz¨® el tercer puesto. Quedaba solo un tiro. Tras su sexto lanzamiento, Vivas, de espaldas al c¨ªrculo, no quer¨ªa ver lo que pasaba: solo esperaba no o¨ªr el gru?ido de j¨²bilo org¨¢smico de alguno de sus rivales que le desalojaba del podio con un tiro m¨¢s largo. Su temor se hizo aullido en la garganta del barbudo (pero no de aire bonach¨®n sino torvo) del serbio Asmir Kolasinac, quien lanz¨® 20,90 y se pon¨ªa segundo. Sin capacidad ya de respuesta, pues hab¨ªa agotado sus lanzamientos, a Vivas solo le qued¨® rumiar el pensamiento de que si hubiera lanzado los 20,66 metros que le dieron el campeonato de Espa?a, en Praga habr¨ªa sido bronce. ¡°Bueno, ser cuarto de Europa no est¨¢ tan mal¡±, dijo, queri¨¦ndose consolar.
Quinto, pero feliz (¡°he arriesgado pero no ha salido el gran salto¡±, dijo el atleta gallego), termin¨® Jean Marie Okutu en la final de longitud, donde tambi¨¦n, tras un atleta inalcanzable sueco llamado Michael Torn¨¦us (8,30 metros), una serie de secundarios pele¨® por las medallas, lo que significaba pelear por tocar el punto m¨¢gico de la tabla de batida, lo que se llama cogerle el tranquillo, aquel que en Praga multiplica la fuerza y la velocidad y las convierte en vuelo. Lo encontraron dos saltadores que nunca hab¨ªan pasado de 8m y se fueron a 8,10m (el local Radek Juska) y 8,06m (el sueco Andreas Otterling), as¨ª de baratas estaban las medallas. No lo consigui¨® Okutu, que se qued¨® en 7,93m.
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