La era de las pantallitas (y el futuro de la NBA)
Llevo mucho tiempo diciendo que el auge del baloncesto en los 80 y en los 90 ha hecho que los jugadores actuales de la NBA sean, objetivamente, mejores que sus antecesores. De la misma manera que una prisi¨®n superpoblada habr¨ªa producido una completa estirpe de boxeadores despiadados, aquel caldo de cultivo ha servido para dar a luz a la generaci¨®n de jugadores m¨¢s apta de la historia. Eso que dicen de que ¡°¨²nicamente los m¨¢s fuertes sobreviven¡±.
Desde ese punto de vista, parece sensato pensar que el baloncesto continuar¨¢ mejorando, aunque¡ tal vez no sea as¨ª. Porque, ?qu¨¦ ocurrir¨ªa si cada vez hay menos gente que juega en las canchas?
Voy tres d¨ªas a la semana a un instituto a ense?ar habilidades de comprensi¨®n lectora y escritura a adolescentes cuyo futuro m¨¢s probable les encamina a terminar trabajando en la polic¨ªa. Es algo raro porque, entre otras, jam¨¢s pens¨¦ que ser¨ªa profesor (soy ingeniero) y porque, durante un largo periodo de mi vida, odi¨¦ a las fuerzas de orden p¨²blico. Es una experiencia muy gratificante aunque s¨®lo sea porque me permite pensar que estoy contribuyendo, de alguna forma, al futuro de los cuerpos de seguridad haciendo que los chavales observen el mundo real en Los ?ngeles a trav¨¦s de la lectura de La sombra del viento.
La semana pasada, mientras repart¨ªa unos libros, les ped¨ª que escribiesen una redacci¨®n sobre sus primeras lecturas favoritas. Uno de ellos levant¨® la mano y pregunt¨®: ¡°?Qu¨¦ pasa si nunca hemos le¨ªdo un libro?¡±. Descubr¨ª que casi la mitad jam¨¢s hab¨ªa acabado un volumen completo. Ni siquiera un Harry Potter. Ni un escalofr¨ªo. Qu¨¦ decir de Hemingway. Al acabar las clases lo coment¨¦ con uno de los gerentes del colegio y su respuesta fue tajante: ¡°?La culpa es de las pantallitas!¡±.
No creo que sea muy audaz decir que las pantallitas (tel¨¦fonos, tabletas y ordenadores) dominan el mundo de la gente joven. Hay casos extremos de chavales que pasan hasta siete horas al d¨ªa enganchados al ciberespacio. Y tanto si pensamos que es algo bueno, como si creemos que es una se?al de un inminente apocalipsis social, lo que es indiscutible es que ese tiempo les impide dedicarse a hacer otras cosas. Como leer, escribir o¡ jugar al baloncesto.
Bien pudiera ser que el pr¨®ximo Carlos Ruiz Zaf¨®n est¨¦ malgastando su talento escribiendo sms. O que el LeBron James del futuro est¨¦ demasiado ocupado enredando en Tinder como para aprender c¨®mo dar un pase picado o que el pr¨®ximo Damien Lillard est¨¦ tan entretenido en Facebook que no tenga tiempo para mejorar su bote entre las piernas.
Es un panorama desolador. El ¨²nico aspecto positivo es que, al contrario que en la mayor¨ªa de las cosas (que cada vez parecen ir a peor), puede ser que ya estemos leyendo los mejores libros jam¨¢s escritos. Y que ya estemos disfrutando del culmen del baloncesto. Y todo porque los jugadores de la NBA del futuro han sido abducidos por sus peque?os superordenadores de bolsillo.
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