Un error, un gol, una victoria

Hay partidos que se definen por la genialidad, otros por la casualidad o por las decisiones arbitrales. Pero hay partidos que se definen por un error como hay batallas que se ganan por los errores ajenos. Y Kiko Casilla cometi¨® uno de bulto porque reuni¨® el fallo clamoroso al intentar ceder el bal¨®n con el pie a un compa?ero con un exceso de confianza may¨²sculo al realizar la acci¨®n mirando al otro lado. Eso a Magic Johnson le sal¨ªa de cine, pero a Casilla le conden¨® a protagonizar el gol tonto de la jornada. Canales, que estaba all¨ª por si suced¨ªa lo que no suele suceder, recogi¨® el bal¨®n y lo impuls¨® a la red con la alegr¨ªa que da abrir regalos inesperados.

No es que el partido fuera solo eso, pero sobre todo fue eso, porque ocurri¨® cuando el Espanyol mejor manejaba el juego y respond¨ªa con solvencia a una Real Sociedad m¨¢s atolondrada y con falta de continuidad. Digamos que el c¨¦sped de Anoeta era una pizarra llena de flechas y movimientos, pero con trazo grueso. Hab¨ªa muchos jugadores ofensivos en el Espanyol, pero lo cierto es que Rulli no tuvo que efectuar ninguna parada en los 92 minutos que dur¨® el partido. La Real tampoco exig¨ªa nada de Kiko Casilla por m¨¢s que Agirretxe anduviera de ac¨¢ para all¨¢ forcejeando con los dos centrales espanyolistas (?lvaro y H¨¦ctor Moreno) o que Chory Castro se diera el acostumbrado paliz¨®n poniendo velocidad de v¨¦rtigo a cada contragolpe.

Pasar, no pasaba nada hasta que Casilla cometi¨® el error que al final result¨® decisivo. Porque la esperada reacci¨®n rabiosa del equipo de Sergio S¨¢nchez no lleg¨® hasta que muy al final el f¨²tbol se parti¨®, fruto del cansancio. Y, sin embargo, la Real, tranquilizada por la ventaja supo qu¨¦ hacer, especialmente cuando Xabi Prieto se fue a la banda derecha dejando cad¨¢veres en cada acci¨®n. Todo el v¨¦rtigo del juego se convert¨ªa en pausa cuando Prieto tir¨® de repertorio y desde su costado nacieron las oportunidades de Agirretxe, poco clarividente.

Sergio Gonz¨¢lez decidi¨® que era hora de iniciar la aventura. Tir¨® la pizarra y apel¨® a Monta?¨¦s para su escasa banda izquierda, y a Stuani para que en vez de dos fueran tres los delanteros que buscaran el gol. Todo para un cabezazo de Caicedo, en una falta de Abraham, que midi¨® los reflejos del tranquil¨ªsimo Rulli. Un gol era una distancia enorme para los dos equipos Y quiso el infortunio posarse en la bota derecha de Casilla para que la distancia fuera favorable a la Real y des¨¦rtica para el Espanyol. Descabalgado de la final de Copa y derrotado en Anoeta, la semana del Espanyol fue de las que no se olvidan aunque se quieran olvidar por la v¨ªa r¨¢pida. Es lo que tiene ir de chasco en chasco. Que produce chasquidos.