Cristiano a un toque
El Madrid se aferra al olfato de su goleador, cada d¨ªa m¨¢s especializado en sintetizar sus definiciones. El portugu¨¦s ha metido seis goles de 41 con m¨¢s de un contacto
A un toque. Desmarc¨¢ndose al punto de penalti, o al segundo palo, antes de elevarse con un dominio total del tiempo y el espacio para ganar la posici¨®n y cabecear a la red. Como hac¨ªa Hugo S¨¢nchez, pero con m¨¢s potencia. As¨ª clasific¨® Cristiano al Madrid para cuartos de la Champions, metiendo tres goles de cabeza al Schalke que definen su nuevo modo de abordar la porter¨ªa.
Las estruendosas carreras de Cristiano por la banda, sus fren¨¦ticas bicicletas, sus disparos con el empeine desde larga y media distancia, forman parte de un repertorio pr¨¢cticamente postergado esta temporada. Aquellas exhibiciones precisaban de unas condiciones f¨ªsicas que ha ido perdiendo con el tiempo. Casi coincidiendo con su 30 cumplea?os ha rebajado los viejos excesos hasta dedicarse a hacer cosas que han caracterizado a goleadores de recursos atl¨¦ticos m¨¢s limitados, como Ra¨²l, o Morientes. Los goles a un toque son la evidencia de su mutaci¨®n.
Cristiano ha metido 41 goles esta temporada, de los cuales solo seis han sido a m¨¢s de un toque. Uno al Sevilla, a dos toques; otro al C¨®rdoba, desde fuera del ¨¢rea; otro al Depor, a dos toques desde fuera del ¨¢rea; otro al Elche a dos toques; uno al Levante despu¨¦s de regatear a dos defensas; y, finalmente, uno al Rayo en el que toca la pelota m¨¢s de una vez. El tanto al Rayo, el 11 de noviembre, fue el ¨²ltimo que consigui¨® contactando con el bal¨®n dos veces. Los ¨²ltimos 18 goles de Cristiano en todas las competiciones han sido a un toque, incluyendo cinco de penalti y siete de cabeza. Hace casi cuatro meses que no culmina una jugada de otro modo que no sea a un toque. La econom¨ªa de gestos coincide con un bache f¨ªsico y an¨ªmico. Pero su eficacia se mantiene. El hombre suma una media de 1,08 goles por partido, y en sus temporadas m¨¢s prol¨ªficas en anotaci¨®n, la 2011-12 y la 2013-14, no pas¨® de 1,09 goles de promedio por encuentro disputado.
Suma una media de 1,08 goles por partido, casi como en sus temporadas m¨¢s prol¨ªficas
El debate sobre si Cristiano juega o no como un ariete cl¨¢sico est¨¢ en el aire. Miguel Pardeza, que fue director de f¨²tbol madridista hasta el a?o pasado, cree que la naturaleza ha llevado al portugu¨¦s al ¨¢rea, que es donde pertenece. Ismael Urzaiz, uno de los grandes ¡®nueves¡¯ del f¨²tbol espa?ol en la pasada d¨¦cada, no termina de ver al portugu¨¦s como a un ariete puro. ¡°Sigo pensando que por sus condiciones como mejor se encuentra es partiendo de la banda¡±, dice Urzaiz; ¡°para ¨¦l es mejor tener espacios que jugar de espaldas. Es una cuesti¨®n de rutina. Ha jugado casi toda su carrera as¨ª y la percepci¨®n es distinta. No digo que no tenga instinto para jugar de ¡®nueve¡¯, pero no le veo como a un delantero centro que juegue de espaldas dando juego a los dem¨¢s. No es un jugador que en espacios reducidos combine con mucha precisi¨®n. Si ahora define m¨¢s a un toque es porque cuando hay balones por banda ¨¦l sabe aproximarse a las zonas de remate. Y ah¨ª no puedes dar muchos toques¡±.
Su promedio de regates decrece desde el curso 2009-10: 3,1; 2,1; 1,9; 1,6; 2,2; y 1,5
El cambio resulta evidente respecto a otros a?os en los que marcaba muchos m¨¢s goles despu¨¦s de conducir la pelota en carrera, partiendo desde la izquierda y culminando con disparos de media distancia. Cristiano marc¨® 42 goles desde fuera del ¨¢rea en sus anteriores cinco temporadas con el Madrid. Una media de m¨¢s de ocho por campa?a. En este curso suma solo dos tantos desde fuera del ¨¢rea, uno al Deportivo y otro al C¨®rdoba, ambos antes de octubre. Otra se?al que apunta a una transformaci¨®n. A un cambio en sus h¨¢bitos que le ha llevado a vivir los partidos m¨¢s pendiente de pisar el ¨¢rea a la espalda de los centrales que de encararlos con el bal¨®n controlado. En los ¨²ltimos seis a?os ha reducido sus regates a la mitad. Desde el curso 2009-10 su promedio de regates por partido ha ido decreciendo progresivamente: 3,1; 2,1; 1,9; 1,6; 2,2; y 1,5. Nunca regate¨® tan poco como ahora.
Cristiano no atraviesa su mejor momento. Pero sabe que sus tres goles al Schalke salvaron al Madrid de un desastre hist¨®rico. Est¨¢ tan seguro de su valor que hasta se atrevi¨® a desafiar al Bernab¨¦u el martes por la noche, cuando el estadio profiri¨® su estruendosa pitada al equipo. ¡°?Esto es una verg¨¹enza!¡±, le dec¨ªa el portugu¨¦s a Benzema, mirando a la grader¨ªa. M¨¢s tarde quiso abandonar el campo sin saludar a la afici¨®n junto al resto de sus compa?eros. Solo dio media vuelta cuando Casillas se lo orden¨®. Nunca hab¨ªa visto un comportamiento tan agresivo del p¨²blico hacia su propio equipo. En el vestuario cunde la idea de que la gente obedece a campa?as artificiales. Cristiano abandon¨® el estadio anunciando que la pr¨®xima vez que se pronuncie habr¨¢ terminado todo: ¡°No volver¨¦ a hablar hasta que acabe la temporada¡±.
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