La fuerza del campe¨®n

El primer asalto fue un ko del campe¨®n del torneo, el Sevilla, que mostr¨® todas sus virtudes en El Madrigal: el dominio absoluto del juego a¨¦reo (Iborra y M¡¯Bia) y la velocidad (Gameiro, Vidal y Vitolo) para desgastar a un Villarreal sin contundencia en las ¨¢reas. Entremedias, el encomiable empe?o de Trigueros por gobernar el encuentro se qued¨® sin premio.

Todos los miedos de Marcelino respecto al poder¨ªo f¨ªsico del Sevilla se concretaron en menos de 20 segundos. El saque inicial deparaba una sorpresa para la gente de El Madrigal. Una jugada rel¨¢mpago imaginada en el laboratorio de Emery: el pase atr¨¢s a Nico Pareja, el lanzamiento largo de este hacia la frontal del ¨¢rea amarilla, la prolongaci¨®n de cabeza de Iborra y el resto quedaba a la invenci¨®n de los delanteros. En este caso el servicio picadito de Gameiro y la entrada fulminante de Vitolo, que par¨® con el pecho y empalm¨® con la zurda en las mismas barbas de Asenjo.

Los siguientes 25 minutos fueron una exhibici¨®n de ataque del Villarreal tan acad¨¦mica como est¨¦ril. La superioridad t¨¦cnica de Jonathan dos Santos y Trigueros en la medular aliment¨® a Cheryshev, Vietto y Uche, pero los atacantes amarillos desafinaron en el remate. A pesar de disponer de ocasiones claras, pues la zaga andaluza no cerr¨® como deb¨ªa. Pero el conjunto de Emery dio otro sopapo a la eliminatoria en ese minuto 25. En uno de sus escasos avances, el lateral Tremoulinas centr¨® desde el extremo izquierdo y esper¨® acontecimientos. M¡¯Bia, en posici¨®n de fuera de juego, irrumpi¨® en el segundo palo anticip¨¢ndose a Jaume Costa. Otra vez la fortaleza de los sevillistas malher¨ªa las esperanzas castellonenses.

Este segundo gol s¨ª min¨® la moral del cuadro local. Iborra, capit¨¢n en su segunda temporada de sevillista, ganaba todas las acciones a¨¦reas en la zona de media punta, la ubicaci¨®n que le ha encontrado Emery. Y aun as¨ª Trigueros volvi¨® a poner otro magn¨ªfico pase a la carrera de Vietto, favorecido por el resbal¨®n del central Pareja. El delantero argentino, sin embargo, eligi¨® el tiro al palo largo y se le fue muy lejos. Los fallos en las ¨¢reas hab¨ªan condenado en tan solo media parte al equipo de Marcelino, blandito en defensa y muy desenfocado en ataque. Su excelente trabajo en la medular hab¨ªa quedado en nada.

El Sevilla, por su lado, sac¨® el m¨¢ximo rendimiento a la pizarra de Emery. Tres ataques, dos goles, y ninguno en contra a pesar de sus desajustes defensivos, sin necesidad de que su joven portero, Rico, interviniera m¨¢s de la cuenta. La decisi¨®n del t¨¦cnico vasco de prescindir de Banega para apostar por un mediocampo mucho m¨¢s potente, sin importarle el tr¨¢nsito por la medular, hab¨ªa surtido efecto.

Marcelino se santigu¨® a poco de arrancar la segunda parte. Despu¨¦s de una deliberaci¨®n, los ¨¢rbitros concedieron el gol de Vietto en una confusa jugada precedida por unas manos de M¡¯Bia en el ¨¢rea. No hab¨ªa fuera de juego. Pero El Madrigal apenas pudo saborear la reacci¨®n de su equipo. Otra vez la estrategia m¨¢s b¨¢sica. Otra vez Iborra levant¨¢ndose por encima de la zaga amarilla y dejando atr¨¢s a la llegada de Gameiro, que remat¨® con violencia a media altura.

Faltaba media hora para el final y hab¨ªan pasado tantas cosas¡­ Los dos equipos parec¨ªan exhaustos. La ¨²ltima luz amarilla se estaba desprendiendo del ch¨¢ndal para entrar, Gerard Moreno. El Sevilla no tuvo ning¨²n reparo en defenderse en su ¨¢rea hasta con 11 hombres. Nunca defend¨ªa con menos de siete. Y entr¨® Banega cuando Emery percibi¨® a un rival desfondado. As¨ª era. Al Villarreal solo le quedaron un par de cabezazos a bocajarro y un par de paradas de Sergio Rico. Y al Sevilla, la satisfacci¨®n de haber dejado casi resuelta la eliminatoria.