Mario tira el ancla en cuartos
El medio rojiblanco, autor del gol que empat¨® la eliminatoria, se convirti¨® en el mejor socio para sacar la pelota por su destreza en el pase r¨¢pido
¡°Jugar¨¢ Mario¡±, respondi¨® autom¨¢ticamente Simeone tras caer derrotado en Leverkusen y sabiendo que no podr¨ªa contar con Tiago para el partido de vuelta tras su expulsi¨®n. Y Mario jug¨®, y marc¨®. Por ese orden. Porque el medio madrile?o se movi¨® mejor que muchos de sus compa?eros en esas batallas cortas que tienen que ver m¨¢s con la reacci¨®n que con el detalle. Fue h¨¢bil para encontrar la luz en medio del enjambre de piernas en el que se convirtieron la mayor¨ªa de las jugadas. Una especie de pulso por la pelota, con la fuerza puesta en el choque y en la falta de respiraci¨®n. Ah¨ª destac¨® Mario Su¨¢rez, uno de esos jugadores a los que Simeone trata con mayor rigor, por alg¨²n dime y direte que en alg¨²n momento pareci¨® situarle fuera del Calder¨®n. Ayer, sin embargo, le observ¨® complacido. El volante jug¨® con la mente l¨²cida y la lecci¨®n bien aprendida. ¡°Yo soy de la casa¡±, dijo el muchacho, tranquilo, al pasar por el micr¨®fono del Canal+. ¡°Vivo d¨ªa a d¨ªa, y esta vez me toc¨® ayudar. Estoy muy contento de haber podido aportar mi granito de arena para clasificarnos¡±.
Si algo promet¨ªa el partido por lo visto en el episodio alem¨¢n era que las voces de unos y otros tendr¨ªan m¨¢s de potencia que de desarrollo. La intensidad casa mal con la construcci¨®n minuciosa. Para encontrar la forma de que el agua no se revolviera con el aceite unos y otros trataron de enhebrar jugadas tan r¨¢pidas como poco imaginativas. Pecaron en demasiadas ocasiones del bal¨®n en largo. Esos que acabaron, por ejemplo, con el f¨ªsico de Mandzukic. Un batiburrillo de jugadas en el que hab¨ªa poco cari?o que rascar, y que advert¨ªa un nuevo cap¨ªtulo con pocas frases de por medio. Junto a Koke, que retras¨® su posici¨®n unos cuantos metros por la presencia de Cani en banda ¡ªla sorpresa de Simeone¡ª Mario se dedic¨® a participar de la recuperaci¨®n y a delegar en la creaci¨®n.
¡°Me da igual qui¨¦n nos toque en cuartos¡±, opin¨®. ¡°Al que le toque el Atleti tambi¨¦n sufrir¨¢¡±.
Mario brilla a la hora de adivinar por d¨®nde aparecer¨¢ la pelota. El medio internacional reforz¨® su confianza cuando el rechazo de una falta fue interceptado de cabeza por Cani, servidor de un pase letal a la frontal del ¨¢rea. El bal¨®n termin¨® en la bota izquierda de Mario, que sacudi¨® con fuerza y fortuna pues golpe¨® en un defensor alem¨¢n para terminar aloj¨¢ndose en la porter¨ªa de Leno. Su segundo gol de la temporada, el primero en Liga de Campeones, un tanto que tranquiliz¨® un poco a un Atl¨¦tico ansioso.
El martilleo rojiblanco gan¨® en frecuencia en la segunda mitad, decolorando a un Leverkusen que no encontraba la manera de conectar con ?alhanoglu, fuera de ritmo, y sin posibilidades de soltar ese l¨¢tigo que esconde en la pierna derecha. Con la entrada de Ra¨²l Garc¨ªa en lugar de Cani en el descanso, el Atl¨¦tico gan¨® en potencia defensiva.
Contrast¨® la fiereza gestual de Simeone con la estampa comedida de Schmidt, que apenas se atrevi¨® a pisar las rayas que delimitan esa zona en la que su colega argentino juega casi siempre en posici¨®n adelantada. No encontraba el alem¨¢n la necesidad de cambiar nada de su equipo, confiando en que el tanto de Mario no ten¨ªa por qu¨¦ modificar en demas¨ªa un plan de juego que hab¨ªa pronosticado un recorrido mayor al del tiempo reglamentario. Y as¨ª fue.
No hubo un claro vencedor en el combate a puntos, si bien el principal asalto se lo llev¨® el Atl¨¦tico gracias al tanto de un jugador que representa esa constancia por la que se desvive Simeone. Con el coraz¨®n m¨¢s caliente que nunca tuvo que enfriar la cabeza.
Mario edific¨® el juego de su equipo a golpe de pase corto y pierna fuerte. As¨ª volvi¨® a reclamar un sitio. As¨ª meti¨® su penalti, el cuarto de la tanda. Su marchamo permanecer¨¢ indeleble en el recuerdo de la eliminatoria.
¡°Me da igual qui¨¦n nos toque en cuartos¡±, opin¨®. ¡°Al que le toque el Atleti tambi¨¦n sufrir¨¢¡±.
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