Se gusta el Rayo y se gusta el Madrid
Los de Ancelotti padecen primero ante un buen rival y se imponen despu¨¦s con autoridad Cristiano, que hizo su gol 300 con el equipo blanco, y James, determinantes
Dos Rayos y dos Madrid. Con la primera versi¨®n de cada cual, los rayistas vencieron a los puntos con claridad, pero sin gol. Eso es asunto de los grandes, caso del Madrid, que con su mejor glosa del segundo tiempo impuso los galones. Unos y otros contribuyeron a la mudanza. Los jugadores rayistas perdieron ox¨ªgeno, los de Ancelotti poblaron mejor el eje del campo, y a partir de la nueva t¨¢ctica todo le result¨® m¨¢s fluido. Una suerte para la puntualidad de Cristiano, otra vez en may¨²sculas, decisivo de nuevo. Con el gol del portugu¨¦s e Isco ya sumado a la zona media en detrimento de Benzema, el Madrid cerr¨® la noche en alza, con autoridad. Antes, de entrada, hubo otro partido, el protagonizado por un Rayo que encandila con motivos.
Qu¨¦ encanto tiene el Rayo. No hay apuesta m¨¢s fascinante en la Liga espa?ola, porque no hay nadie m¨¢s audaz que estos chicos de este barrio futbolero por excelencia. Y excelencia es la que tiene este equipo de ese quijote llamado Paco J¨¦mez, empecinado en crear un conjunto con etiqueta, no uno cualquiera. El hombre est¨¢ convencido hasta la m¨¦dula de que la creatividad no conspira contra la eficacia, lo mismo da la tabla de presupuestos. No es una utop¨ªa, a la vista est¨¢.
Los locales fueron ese equipo de taquicardias que se despliega a pecho descubierto
El Rayo es el hero¨ªsmo de la debilidad, aunque lo pague al final y se imponga la l¨®gica. Solo as¨ª se explica que sea capaz de dar pases hasta el delirio, de tirar el f¨²tbol a la cara de un mism¨ªsimo Real Madrid, que caz¨® moscas durante el primer tramo. El Rayo fue el Rayo, ese equipo de taquicardias, que se despliega a pecho descubierto, que acaba por confundir a cualquiera. Cu¨¢nto cuesta detectar su juego. Los centrales no dan un patad¨®n ni al borde del abismo, los laterales son extremos o lo que se tercie, los arietes pueden ser por instantes los primeros tapones en el medio campo. Nadie vive en el nido. Todos mosqueteros, para construir y m¨¢s si cabe para recuperar la pelota, siempre juntos. Avanza y avanza, no retrocede ni a tiros hasta que se queda sin fuerzas.
Rayo, 0-Madrid, 2
Real Madrid: Casillas; Carvajal, Ramos, Varane, Marcelo; Modric, Kroos, James (Nacho, m. 90); Bale (Chicharito, m. 90), Benzema (Isco, m. 71) y Cristiano Ronaldo. No utilizados: K. Navas; Coentrao, Illarra y Jes¨¦.
Rayo Vallecano: Cobe?o; Tito, Amaya, Z¨¦ Castro, Nacho; Fatau (Jozabed, m. 56), Trashorras; Kakuta, Bueno (Miku, m. 68), Embarba (Aquino, m; y Manucho. No utilizados: C. ?lv¨¢rez; Ba, Ins¨²a y Li?a.
Goles: 0-1. M. 67. Cristiano Ronaldo, de cabeza, a pase de Carvajal. 0-2. M. 73. James, de disparo ajustado con la izquierda.
?rbitro: Melero L¨®pez. Amonest¨® a James, Tito, Nacho, Cristiano, Bale, Kroos, Carvajal, Cobe?o y Amaya.
14.000 espectadores en Vallecas.
Con su intrepidez, suyo fue el primer tiempo, acto en el que solo le falt¨® el gol. El Madrid sobreviv¨ªa con la p¨¦rtiga de Sergio Ramos para despejar y despejar, y la agilidad de Iker Casillas, capital en un remate de Manucho y otro, m¨¢s picante a¨²n de Trashorras, que cabece¨® a bocajarro pero ah¨ª estaba el capit¨¢n visitante. Los focos eran para Casillas, sin pistas de Cobe?o, relevo a ultim¨ªsima hora de Cristian ?lvarez, lesionado en el calentamiento. Gobernaba el Rayo, con la pelota de pie a pie; quer¨ªa correr el Madrid, otro tipo de juego. Pero para citar en la lejan¨ªa a sus tres delanteros requer¨ªa la presencia del faro, de la gu¨ªa del medio campo, propiedad de los locales. Ancelotti prescindi¨® de Isco y entre Kroos, Modric y James se ve¨ªan subyugados por el avispero rayista, siempre en superioridad en esa zona. Desenchufados Cristiano, Bale y Benzema, cuarteado el grupo, los madridistas no ten¨ªan hilo.
Aturdido el Madrid, el Rayo cerr¨® el primer tiempo con motivos para fardar. Ocurre que su osad¨ªa requiere de una concentraci¨®n absoluta, cualquier disfunci¨®n, cualquier apoyo que no llegue puntual le deja a la intemperie. Cuando pesan, las piernas pueden con la mente y la muchachada de Paco pag¨® su conmovedor esfuerzo inicial. Los jugadores ya llegaban con retraso a los auxilios, poco a poco el equipo se agriet¨®, con lo que ello supone para quien se expone en el alambre. El Madrid, muy fresco, tuvo m¨¢s dep¨®sito y se le abrieron todos los espacios. Una gozada para Cristiano y los suyos. Para Carvajal, por ejemplo, que pas¨® de padecer a Embarba a sacarle la cadena. La jugada del primer gol retrat¨® a las mil maravillas el vuelco del partido. El lateral madridista esprint¨® con el extremo rayista, al que dej¨® a rebufo antes de asistir a CR, que cabece¨® a la red sin remedio para Cobe?o. El bizarro Rayo ya solo atisbaba gigantes.
El portugu¨¦s, James y Kroos no estar¨¢n el s¨¢bado ante el Eibar por tarjetas
Poco antes del despegue visitante con el 300? gol con el Madrid de ese glot¨®n que es Cristiano, el portugu¨¦s reclam¨® lo que pareci¨® penalti s¨ª o s¨ª de Amaya, que le atropell¨® en su carrera hacia Cobe?o. Humano como es, cabe que no lo percibiera el ¨¢rbitro, pero en ning¨²n caso fue un desmayo simulado del luso, que encima se llev¨® una tarjeta. El encuentro a¨²n estaba en el aire, y la jugada irrit¨® a Ronaldo. El s¨¢bado, ante el Eibar, cumplir¨¢ ciclo. Lo mismo que Sergio Ramos y Kroos. Ancelotti ya no tendr¨¢ que gestionar a los ¡°innegociables¡±. A Isco, por ejemplo, relevo de Benzema tras el primer tanto. Con otro volante m¨¢s, el Madrid se arm¨® mucho mejor, todo fue m¨¢s articulado.
Isco irrumpi¨® poco antes de que James, su rival por el puesto, se apuntara otra diana, un remate preciso con la zurda tras asistencia de CR, que estuvo en todas cuando el Rayo perdi¨® las riendas. Nada deben reprocharse en Vallecas con este equipo que es su orgullo con total merecimiento. Si acaso debe hacerlo el Madrid cuando revise el primer acto. En la reanudaci¨®n, nada que ver. Otro Madrid, ya creciente y con aplomo. Intenso, vertical y con pegada. Se gan¨® con argumentos seguir discutiendo en la Liga. Tuvo un tiempo para gustarse, lo mismo que el Rayo.
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