Bongonda deprime al Granada

Tremendo varapalo para el Granada. El equipo de Abel defendi¨® un 1-0 en inferioridad num¨¦rica durante una segunda mitad que fue un suplicio para los andaluces. El triunfo estaba en sus manos hasta que en la ¨²ltima jugada del partido el bal¨®n le lleg¨® a Bongonda, que bati¨® al meta Roberto. El Granada pas¨® de estar a un punto de la salvaci¨®n a estar, de nuevo, a tres. Despu¨¦s de tanto nadar se ahog¨® en la orilla. Tras sus brazadas desesperadas, acab¨® el encuentro con Roberto lesionado y muchos de sus jugadores acalambrados. En especial Iturra, que se dej¨® el alma para amarrar el triunfo y acab¨® desconsolado con el empate.

El punto apenas le sirve a los andaluces. Tampoco al Celta, bastante gris. El golpe es muy fuerte para el Granada, que no tiene m¨¢s remedio que seguir peleando. No tiene suerte el equipo de Abel. Se ha convertido en un saco de golpes y situaciones como las vividas ante el Celta dinamitan cualquier atisbo de esperanza. Es la triste vida de los equipos que viven en zona de descenso.

Hab¨ªa lavado su imagen el Granada, muy manchada tras el 9-1 encajado en el Santiago Bernab¨¦u. Una salida fren¨¦tica e intensa se hab¨ªa traducido en el gol de Robert Ib¨¢?ez a los tres minutos en un encuentro decisivo para los andaluces. Luego llegaron minutos de oficio ante un Celta anodino, de escaso fuste en el centro del campo. Entonces llegaron dos acciones de Murillo incre¨ªbles. El central colombiano, que la pr¨®xima temporada jugar¨¢ en el Inter de Mil¨¢n, es uno de los puntales del Granada. En un minuto, el que transcurre desde el 40 al 41, vio dos amarillas. La primera por encararse con Cabral en la cara del colegiado. La segunda por contar de forma excesiva una internada de Pablo Hern¨¢ndez. El Granada se qued¨® con un jugador menos con todo el segundo tiempo delante, obligado casi a una gesta. A los nervios por ganar y apurar al Deportivo en la pelea por la permanencia se un¨ªa el desgaste que supon¨ªa mantener el triunfo en inferioridad.

El Celta apenas hab¨ªa mostrado nada. Jugadores como Nolito se tomaron el encuentro muy a la ligera. Claro que con uno m¨¢s y tanto tiempo por delante se ve¨ªa obligado a llevar el peso del encuentro en busca del empate.

El segundo tiempo fue un aut¨¦ntico asedio del Celta. Pero el dominio fue muchas veces inoperante. El Granada se ech¨® atr¨¢s y aguant¨® con mucho orden el previsible orden de los de Berizzo. Solo en el tramo final, con Charles y Larrivey en el campo, se vislumbr¨® la posibilidad del empate.

Lleg¨® cuando nadie lo esperaba. Casi en la ¨²ltima jugada del encuentro. A la desesperada, un bal¨®n colgado acab¨® en los pies de Bongonda, que fusil¨® a Roberto. Un empate con tintes dram¨¢ticos para los andaluces, destrozados por el gol del Celta, derrotados por el esfuerzo y derrumbados en el terreno de juego. Los golpes de mala suerte que acechan a los equipos que viven en el abismo.