Nadal disfruta ante Pouille
El n¨²mero cinco del mundo arranca la gira sobre tierra batida, en Montecarlo, con un ejercicio impecable frente al franc¨¦s: 6-2 y 6-1 en 68 minutos de juego
Un ejercicio inmaculado, buenas se?ales en la toma de contacto con esa superficie sobre la que ha labrado la leyenda y que adora. Tal vez por eso, una camiseta blanca y anaranjada para la rentr¨¦e en la tierra batida. Una buena forma de decir, independientemente de lo que depare el futuro m¨¢s inmediato, aqu¨ª estoy yo. Disfrut¨® Rafael Nadal en su regreso a la arcilla, en la pista central del Montecarlo Country Club, ese escenario que domin¨® sin paliativos durante ocho a?os consecutivos, de 2005 a 2012. Buenas vibraciones, esperanzadores trazos en el duelo contra Lucas Pouille, dilucidado en 68 minutos de juego (6-2 y 6-1) para avanzar a los octavos, en los que el mallorqu¨ªn se topar¨¢ ya con John Isner (19) que derrot¨® a Viktor Troicki (37 en el r¨¢nking) 7-6 (4) y 7-6 (5).
Para arrancar, enfrente, un proyecto muy interesante. 21 a?itos, rostro amable y juego punzante. Promete el joven Pouille, cortado por el patr¨®n de la pulcra escuela francesa, con buen timing, golpes acad¨¦micos y una derecha venenosa. No tembl¨® el galo, 108 del mundo, por el hecho de medirse al gigante de la arcilla, no. Salt¨® a la pista con descaro, con el margen de maniobra y la confianza que aporta el saber que no hay nada que perder. Abri¨® la pista el franc¨¦s y aguant¨® el pulso desde el fondo de la pista. Se atrevi¨®, incluso, con alguna dejada que se qued¨® en la red y varias subidas para completar su carta de presentaci¨®n.
Cambios de alturas, linealidad, concentraci¨®n. Eso ofreci¨® en su vuelta a la arena del Principado
Tiene madera Pouille, pero al sexto juego del partido le entr¨® el mal de altura. Primer break para Nadal, que poco a poco impuso la velocidad de crucero e impuso la jerarqu¨ªa. Volvi¨® el espa?ol a sentir esa placentera sensaci¨®n de patinar sobre la arena, de la pelota ralentizada y la aceleraci¨®n posterior en el golpeo, de seleccionar y buscar los ¨¢ngulos, la mejor elecci¨®n en cada instante. Cambios de alturas, linealidad, nada de desconexiones. Much¨ªsima concentraci¨®n. Eso es lo que ofreci¨® en su regreso al Principado, en un d¨ªa plomizo y pesado (16? de temperatura y un 72% de humedad).
Cerr¨® el set con una cartilla pr¨¢cticamente impecable. Un 92% de puntos ganados al primer servicio (89% al final), solo seis errores no forzados (por los 18 de su contrincante). Fino en el rev¨¦s y en el drive, tambi¨¦n f¨ªsicamente, como ya demostrase en la gira norteamericana previa sobre el asfalto. Tan solo un reproche, el que le hizo el juez cuando emple¨® tres segundos m¨¢s que los 25 reglamentarios en el receso del tercer juego. No le gust¨® a Nadal que le apercibiera tan pronto y a la que volvi¨® a sentarse en la banqueta expres¨® su malestar. ¡°Eso no est¨¢ bien, eso no est¨¢ bien¡±, se quej¨® el n¨²mero cinco.
En el segundo parcial, los mismos par¨¢metros. Dos ruputuras de servicio consecutivas de Nadal y otra vez buenos indicios. Holgada superioridad en los intercambios desde el fondo de la pista y varios destellos que invitan al optimismo, como ese paralelo que termin¨® por deshacer el joven franc¨¦s, que al otro lado de la red encontr¨® una m¨¢quina fr¨ªa y calculadora que lanzaba winners (13 en total) sin compasi¨®n alguna. Para cerrar, juego en blanco para Nadal y, lo que es m¨¢s importante, una amplia sonrisa y tres toques de autoafirmaci¨®n en la c¨¢mara en la que estamp¨® su firma. Lo dice ¨¦l: ¡°A¨²n tengo pasi¨®n por el tenis¡±. Y la tierra es su reino. Con esta ¨²ltima suma ya 326 victorias en 351 citas (93%). El mejor porcentaje de todos los tiempos.
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