El repudiado de Ferrari
La 'Scuderia' saca partido de la gesti¨®n que Marco Mattiacci hizo como director antes de ser despedido fulminantemente
El fin de semana pasado se cumpli¨® un a?o de la irrupci¨®n de Marco Mattiacci (Roma, 1970) en la primera plana automovil¨ªstica como nuevo director de la escuder¨ªa Ferrari en sustituci¨®n de Stefano Domenicali, que unos d¨ªas antes hab¨ªa presentado su dimisi¨®n. Mattiacci aterriz¨® en el ¡®paddock¡¯ del circuito de Shangh¨¢i directamente desde Estados Unidos, donde hasta aquel d¨ªa hab¨ªa presidido la divisi¨®n de ¡®Il cavallino rampante¡¯ en la zona. El ejecutivo se pas¨® todo aquel Gran Premio de China parapetado detr¨¢s de unas enormes gafas de sol de las de aviador, seg¨²n dijo inicialmente para ocultar los efectos del jet lag en su rostro, pero que luego le acompa?ar¨ªan hasta final de temporada y que incluso llevar¨ªa dentro del taller.
Ha llovido mucho desde entonces y especialmente en Maranello, donde a d¨ªa de hoy no hay ni rastro ni de Mattiacci ni de sus gafas despu¨¦s de que fuera fulminantemente despedido del grupo Fiat nada m¨¢s terminar la prueba que cerr¨® el calendario (Abu Dabi). Aterriz¨® como soluci¨®n de emergencia y se fue dejando tras de s¨ª una bomba de humo. Los motivos que llevaron a su cese nunca se han hecho p¨²blicos, aunque s¨ª que estos ¡°no tuvieron que ver con nada relacionado con la competici¨®n¡±, seg¨²n un portavoz de la marca. Hace unos d¨ªas alguien le vio en la puerta de la guarder¨ªa de sus hijos, en Mil¨¢n, a la espera de trasladarse en los pr¨®ximos meses a Nueva York, donde acaba de encontrar trabajo en una empresa vinculada al entretenimiento, nada que ver con el sector de la automoci¨®n. ¡°El Ferrari va mal, ?eh?¡±, le solt¨® Mattiacci tirando de iron¨ªa a este conocido del ¡®paddock¡¯ con quien se cruz¨® por la calle.
Aterriz¨® como soluci¨®n de emergencia y se fue dejando tras de s¨ª una bomba de humo
Los portavoces de la estructura italiana alzan la guardia cuando uno pronuncia su nombre y ya nadie de entre la gente que viaja con la caravana del Mundial se acuerda pr¨¢cticamente de ¨¦l. Es como si nunca hubiera existido. En cualquier caso, lo cierto es que varias de las decisiones que tom¨® MM ¨Cas¨ª se le conoc¨ªa y as¨ª constaba en sus auriculares¨C fueron determinantes para la recuperaci¨®n protagonizada por los b¨®lidos rojos ¨Cuna victoria y tres podios en tres grandes premios¨C. No obstante, sus m¨¦todos no gustaron a todo el mundo. De hecho, la mayor parte de los habitantes del garaje aseguran ahora sentirse aliviados por el trato tan pr¨®ximo que les dispensa Maurizio Arrivabene, su relevo. Uno de los que recibi¨® a Mattiacci con menos entusiasmo fue Fernando Alonso. Entre ellos nunca se entendieron y esa falta de qu¨ªmica termin¨® contagi¨¢ndose y enrareciendo mucho el ambiente.
El encargado de fichar a Vettel y de centrar la responsabilidad t¨¦cnica en Allison ha encontrado trabajo en Estados Unidos
El desenlace de todo aquello se precipit¨® en Jap¨®n con el comunicado emitido por Red Bull el s¨¢bado a primera hora, en el que anunciaba la marcha de Sebastian Vettel a final de curso. Fue all¨ª, en Jap¨®n, donde Mattiacci consigui¨® el ¡®s¨ª¡¯ del tetracampe¨®n, aprovechando una de las cl¨¢usulas de su contrato con la compa?¨ªa energ¨¦tica que estipulaba que si en aquella fecha concreta no estaba entre los cuatro primeros clasificados del Mundial, pod¨ªa firmar por otro equipo. Vettel era el quinto y no perdi¨® la oportunidad de enfundarse en un mono que siempre le hab¨ªa cautivado. El italiano hab¨ªa logrado uno de sus principales objetivos. El ¨¢mbito comercial era su fuerte, y gracias a sus contactos cerr¨® un acuerdo con la empresa Haas, un gigante americano dedicado a la fabricaci¨®n de maquinaria que, adem¨¢s, desembarcar¨¢ en la F-1 como equipo la temporada que viene y cuyos coches incorporar¨¢n motor Ferrari.
Adem¨¢s de reclutar al integrante de la parrilla con mejor palmar¨¦s, al romano tambi¨¦n se le puso en el entrecejo cambiar la inercia que arrastraba la ¡®Scuderia¡¯. Para lograrlo comenz¨® un proceso ¨ªntegro de renovaci¨®n que, entre otras cosas, termin¨® con Pat Fray, entonces director t¨¦cnico, apartado del nuevo proyecto. En su lugar centr¨® toda la responsabilidad del dise?o del SF15-T en la figura de James Allison, el padre de la criatura con la que el chico de Heppenheim todav¨ªa no se ha bajado del podio.
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