El Celta ya no se embarra
El equipo de Berizzo solo ha perdido la posesi¨®n en cuatro partidos en lo que va de Liga
La temporada que viene el Real Club Celta cumplir¨¢ cincuenta campa?as en Primera Divisi¨®n. Solo nueve equipos han jugado m¨¢s tiempo entre los grandes. Se trata tambi¨¦n del club que m¨¢s veces ha estado a ese nivel sin haber levantado un trofeo, vac¨ªo que duele a su gente por el recuerdo de tres finales de Copa del Rey (1948, 1994, 2001), pero no impide que antes de cada partido cante con orgullo un himno que retrata la historia de la camiseta celeste y la cruz de Santiago: ¡°Hala Celta a demostrar/ por historia y tradici¨®n/ que tu lema es noble juego/ valent¨ªa y coraz¨®n¡±.
Ese es el Celta de siempre. El de ahora agrega otros matices. ¡°Antes no se tocaba tanto y cuando dabas muchos pases Bala¨ªdos no lo aceptaba. Vino un t¨¦cnico argentino, Dellacha, que quer¨ªa que jug¨¢semos desde atr¨¢s y la gente no lo entend¨ªa y se aburr¨ªa¡±, recuerda Manolo Rodr¨ªguez Alfonso, que entre 1966 y 1982 cultiv¨® la leyenda del Gran Capit¨¢n, el hombre que m¨¢s veces (432) ha vestido la camiseta del Celta. Hoy su equipo toca, gusta y gana. En los 32 partidos de Liga que ha disputado esta temporada solo en cuatro (Espanyol y Sevilla lejos de Bala¨ªdos y los dos duelos contra el Bar?a) tuvo la pelota menos tiempo que el rival. Incluso en el Bernab¨¦u contra el Real Madrid, al que recibe esta noche en Vigo (21 horas, Canal +1), disfrut¨® m¨¢s tiempo de ella. ¡°Hay una clara evoluci¨®n¡±, colige Manolo.
Durante a?os el Celta forj¨® un estilo condicionado por el medio. Un vistazo al podio hist¨®rico de sus futbolistas m¨¢s alineados muestra a Manolo y Atilano, dos cori¨¢ceos centrales, Mat¨¦, un meta de car¨¢cter, y Vicente, un todoterreno de los que nada se guardaban. Tras ellos dos ferrolanos, Juan Fern¨¢ndez Vilela y Santiago Castro, dos futbolistas contempor¨¢neos con un enfoque diferente al que se cultivaba en Vigo. El primero fue esencial para que el Celta llegase a su primera participaci¨®n en competici¨®n europea, un debut y despedida contra el Aberdeen en 1971. ¡°Era un equipo un poco diferente. Ten¨ªamos una defensa que daba, pero delante ¨¦ramos m¨¢s t¨¦cnicos que de perseguir la pelota¡±, recuerda Rodilla, uno de los referentes de la ¨¦poca, que se rebaja ante el bloque actual. ¡°No ¨¦ramos tan buenos. Ahora apenas los tres grandes juegan mejor que el Celta¡±.
Rodilla rescata una fotograf¨ªa de un Celta aguerrido, ¡°de fuerza, presi¨®n y empuje¡±, de sudor y barro, de estrecheces porque el equipo fue sexto, lleg¨® a Europa, pero no pudo quedarse en lo alto. ¡°Sin capacidad econ¨®mica no se pudo reforzar la plantilla¡±, lamenta. Tres temporadas despu¨¦s el equipo baj¨® a Segunda, encaden¨® dos ascensos y tres descensos. Durante diez campa?as no repiti¨® en la misma categor¨ªa, del tir¨®n baj¨® de Primera a Segunda B y del tir¨®n volvi¨® adonde estaba. Los ochenta fueron corajudos. ¡°Luego el Celta cambi¨®¡±, concluye Moncho Carnero.
"Antes no se tocaba tanto y cuando dabas muchos pases Bala¨ªdos no lo aceptaba", recuerda el veterano Manolo
Carnero ejerci¨® de segundo entrenador en los primeros noventa con Chechu Rojo, Castro Santos, Irureta, V¨ªctor Fern¨¢ndez, Lotina, Fernando V¨¢zquez y Antic. ¡°Pasamos de un f¨²tbol f¨ªsico a uno t¨¦cnico, vinieron Mostovoi, Karpin, Mazinho o Makelele y se vivi¨® la etapa m¨¢s gloriosa del club¡±.
Hay detalles que var¨ªan respecto a aquel tiempo en el que el dinero de los primeros grandes contratos televisivos ofreci¨® r¨¦ditos de un f¨²tbol de post¨ªn o cuando un poco antes, en 1994, un grupo aguerrido y con car¨¢cter (Ca?izares, Patxi Salinas, Engonga, Alejo, Otero, Gudelj, Vicente¡) se qued¨® a un penalti de ganar una Copa del Rey. Dos d¨¦cadas despu¨¦s, salido de un desierto de cinco a?os en Segunda, en este Celta se percibe que hay un fil¨®n en la cantera. Partieron Rodrigo y Yoel, ahora en Valencia; Denis Su¨¢rez y Iago Aspas est¨¢n Sevilla; Joselu en Hannover y Peleteiro se fue al Brentford. Pero los talentos no dejan de brotar y en las ¨²ltimas convocatorias de la selecci¨®n sub-19 ning¨²n otro club aport¨® m¨¢s futbolistas. ¡°Santi Mina es muy bueno¡±, alerta Carnero. ¡°Jonny durar¨¢ poco en Vigo¡±, avisa Rodilla.
Cuentan los veteranos del coliseo vigu¨¦s que a Maguregui la grada, harta de tanto cerrojo, le exig¨ªa sacar al equipo de la cueva. ¡°Cuando me subi¨® me pidi¨® trabajo, sacrificio e intensidad¡±, rememora Otero, internacional con Clemente. ¡°Todo cambi¨® con la gente porque antes las pitadas eran monumentales aunque fueras un debutante. ?Ceder la pelota al portero era como un sacrilegio! Y las condiciones de trabajo variaron porque en invierno peregrin¨¢bamos por la provincia en busca de un campo para trabajar¡±. En cuanto dispuso el Celta de buenos campos se le dio un impulso a toda una estructura, y a un estilo que ya no solo exhibe coraz¨®n.
¡°Durante a?os entrenamos y jugamos en lameiras [barrizales] y sacamos partido ante muchos rivales que no estaban acostumbrados¡±, se defiende Carnero. ¡°El bal¨®n no circulaba por abajo, con el agua se quedaba¡±, se explica Manolo. ¡°Y hay que atreverse. Pasamos de centrarnos en lo f¨ªsico a fijarnos en que al f¨²tbol se juega con un bal¨®n¡±, concluye Otero, que con todo se guarda un ¨²ltimo despeje: ¡°Hay que saber que a veces no est¨¢ de m¨¢s sacar el car¨¢cter y pegar un pelotazo¡±.
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