Lo que le ocurri¨® a Jim¨¦nez en San Francisco con un caddie y un rival
Keegan Bradley, a punto de llegar a las manos con el malague?o, quien hab¨ªa mandado callarse a su ayudante en una discusi¨®n


¡°T¨² te callas¡±, le dijo Miguel ?ngel Jim¨¦nez a Steven Pepsi Hale, el caddie estadounidense del estadounidense de Vermont Keegan Bradley.
Dijo esa frase el malague?o y el peque?o rinc¨®n perdido lejos de la calle del hoyo 18 pareci¨® de repente el cuadril¨¢tero de Las Vegas en el que Mayweather y Pacquiao pelear¨¢n esta noche.
¡°Nadie le dice a mi caddie que se calle¡±, y diciendo esto, Bradley dio unos pasos hacia Jim¨¦nez y acerc¨® su cabeza a la del malague?o, tanto que casi las narices se tocaron y seguramente ambos sintieron la salpicadura de la salivilla del de enfrente. Ya solo faltaba el gong para que comenzara el asalto, y la tensi¨®n segu¨ªa creciendo, pod¨ªa cortarse con un cuchillo (seg¨²n escrib¨ªan los cl¨¢sicos, que no exageraban, contemplando en Youtube el lenguaje corporal, el que habl¨® cuando se hizo el silencio, de los protagonistas) pero los pu?os no llegaron a dispararse, aunque no por falta de ganas. La rabia se qued¨® en las bocas de los contendientes y triunf¨® el golf, un deporte de gentlemen, en el que a veces el honor y el orgullo valen m¨¢s que el dinero.
Justamente el honor y el orgullo era lo ¨²nico que se jugaban Jim¨¦nez y Bradley en el matchplay que les enfrentaba, pues ambos hab¨ªan perdido sus dos primeros partidos y ya estaban eliminados del Mundial Cadillac, sin posibilidades de pasar a octavos de final del torneo en el Harding Park de San Francisco.
Antes de llegar al ¨²ltimo hoyo entre Jim¨¦nez, que ganaba por un hoyo, y Bradley, de 29 a?os y ganador de un grande, el PGA de 2011, ya hab¨ªa habido peque?as diferencias pero lo que dispar¨® el nivel hasta casi la agresi¨®n f¨ªsica fue una discusi¨®n sobre las reglas del golf, la ley m¨¢s importante. Desde el tee del 18?, Bradley hab¨ªa enviado su bola por encima de una valla a un obst¨¢culo no fijo, por lo que ten¨ªa derecho a cambiarla de sitio sin penalizaci¨®n. La dej¨® car una vez, como dicen las normas del drop, pero cay¨® en un lugar sin salida y el juez le permiti¨® un segundo drop. Y ah¨ª salt¨® Jim¨¦nez, quien no entend¨ªa por qu¨¦ le daban al rival esa posibilidad. Jim¨¦nez, de 51 a?os, habl¨® con el juez y Bradley y entonces es cuando Pepsi se meti¨® por medio en la discusi¨®n, que no acab¨® en el campo (del que Bradley sali¨® derrotado por dos hoyos) sino que, seg¨²n relatan en el USA Today fuentes cercanas al periodista que lo escribe, continu¨®, y m¨¢s acalorada a¨²n, en los vestuarios.
Ante la prensa, que moment¨¢neamente se olvid¨® de las noticias deportivas del d¨ªa (la eliminaci¨®n del n¨²mero dos y maestro de Augusta, Jord¨¢n Spieth, a manos del exn¨²mero uno y veterano ingl¨¦s Lee Westwood, y el gran car¨¢cter del n¨²mero uno, el norirland¨¦s Rory McIlroy, quien con dos birdies en los dos ¨²ltimos hoyos logr¨® igualar a Billy Horschel, a quien elimin¨® en el desempate), Jim¨¦nez, siguiendo el viejo adagio deportivo de que las cosas del campo se quedan en el campo y las del vestuario en el vestuario, dijo que s¨ª, que hab¨ªa habido una discusi¨®n pero que el partido hab¨ªa acabado y que no hab¨ªa m¨¢s que decir. Bradley, en cambio, sigui¨® pele¨®n, repitiendo sus razones casi hasta aburrir.
Un caddie que por all¨ª andaba tuite¨® despu¨¦s: ¡°A m¨ª, si un jugador me manda callar, me callo, pero despu¨¦s le espero a la puerta de los vestuarios a ver qu¨¦ tiene que decirme¡±. Seg¨²n cuentan las cr¨®nicas, Pepsi, a quien le cost¨® callarse, no esper¨® al malague?o en los vestuarios.
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