La t¨¢ctica de Aru hace grande a Contador

Las colinas ¨¢speras, las carreteras de asfalto roto descarnadas de Campania, entre Benevento y Avellino y vuelta, donde las b¨²falas tumbadas en la hierban ven pasar la vida con mirada vacuna, se hicieron azul turquesa intenso con una gota de rosa cuando pas¨® el Giro. Avanzaba el Astana y avanzaban las legiones romanas, magnis itineribus, a marchas forzadas, como escribi¨® ?l, Julio C¨¦sar. Avanzaba un astana por delante, el viejo siciliano de la Siracusa de Arqu¨ªmedes Paolo Tiralongo, que gan¨® la etapa. Avanzaban atacando dos astana por detr¨¢s, los habituales Fabio Aru y Mikel Landa, y entre ellos, como siempre, una mancha rosa que no se borra, la de Alberto Contador, quien ¨¢gil y seguro como un patr¨®n, acab¨® dirigiendo las operaciones de sus rivales. A rueda, callado, el ratoncito Richie Porte, que espera su d¨ªa.

Para el Astana, el equipo que cree manejar el Giro (y lo hace como si su l¨ªder fuera Contador y no el sardo Aru, joven con el jersey blanco de pureza), su d¨ªa son todos los d¨ªas. ¡°Esto del ciclismo y el Giro no es un v¨ªdeo juego¡±, se defend¨ªa la v¨ªspera el jefe del equipo de Vinok¨²rov, Beppe Martinelli, quien tiene 60 a?os y ha dirigido en el Tour ha Pantani, a Contador y a Nibali, por lo que se supone que sabe de lo que habla. Se defend¨ªa Martinelli porque le criticaban que en la subida a Campitello Matese hubiera multiplicado las ofensivas turquesa en un dispendio de energ¨ªa que obtuvo un resultado curioso: 2s de bonificaci¨®n para Contador y victoria de etapa para Intxausti. Por eso, para demostrar quiz¨¢s que habla por hablar, Martinelli volvi¨® a manejar la dura y largu¨ªsima etapa de Campania como si el Giro fuera un v¨ªdeo juego y sus corredores figuras animadas que respond¨ªan sin fallar a las ¨®rdenes de los mandos. Y as¨ª casi seis horas de continuo sube y baja, subida hacia pueblos en los que se refugia la poblaci¨®n en verano, buscando la frescura de la altura, bajando hacia los valles saturados de humedad: 224 kil¨®metros recorridos sin respiro para alcanzar una media de 38, tan dura fue la cosa.

Y as¨ª, a la segunda, lograron todo lo que buscaron el d¨ªa anterior: la etapa, 1s sobre Contador en el repetido sprint furioso con el que Aru termina todas las etapas, derrochando, y casi un minuto m¨¢s sobre el cuarto hombre, el invisible Rigo Ur¨¢n, que ya est¨¢ a m¨¢s de 2m en la general. Y por eso, por lo bien que iba el Astana, Contador, de cuyo doliente hombro ya nadie parece acordarse, ni siquiera ¨¦l mismo, estaba tan contento: el Giro es una carrera de eliminaci¨®n, lo que ¨¦l, el m¨¢s duro de todos, siempre desea. ¡°Y tan dura que ha sido la etapa¡±, dijo el chico de Pinto tras su cuarto d¨ªa vestido de rosa l¨ªder. ¡°No s¨¦ si se habr¨¢ visto en la tele, pero ya en el kil¨®metro 100, en el puerto m¨¢s duro del d¨ªa, el Monte Terminio, los astana se pusieron ya a tirar a tope, dejaron el pelot¨®n en nada pero se quedaron solo dos con Aru¡­ Est¨¢n muy fuertes, s¨ª, aunque no s¨¦ a nivel t¨¢ctico qu¨¦ busca: ha sido un d¨ªa muy bueno para nosotros¡±.

En el Giro el Astana es Aru, quien lleg¨® a su peso ideal gracias a una diarrea que le hizo perder cinco kilos a finales de abril, y est¨¢ tambi¨¦n Landa, el alav¨¦s a quien siempre persigue para que adelgace m¨¢s el entrenador de ambos, Paolo Slongo, un obseso de la b¨¢scula. Ha debido tener ¨¦xito, pues Landa, de 25 a?os, uno llamado a ser un grande en las pruebas por etapas, no falla ning¨²n d¨ªa. Ya va cuarto en la general pues es el m¨¢s que Ur¨¢n el cuarto hombre de este Giro: est¨¢ en todos los ataques como buen gregario que es, pero nunca cede mucho al final, como campe¨®n que quiere ser. En el cuarteto de Campania, capital N¨¢poles, Landa marc¨® el ritmo para distanciar lo m¨¢s posible al colombiano, quien se hab¨ªa quedado clavado cuando Aru atac¨® a poco m¨¢s de 10 kil¨®metros, subiendo el corto pero empinad¨ªsimo segunda llamado Passo Serra. Despu¨¦s, particip¨® en los relevos organizados por Contador, quien, a petici¨®n de Aru, entr¨® a colaborar ¨C¡°me habr¨ªa gustado no tener que relevar¡±, dijo el espa?ol, ¡°pero Aru me lo pidi¨® y me pareci¨® justo unirnos contra Ur¨¢n, aunque luego me esprint¨®¡­¡±--, y para cerrar, su trabajo, se cort¨® moment¨¢neamente para que Porte, quien no abandonaba la ¨²ltima posici¨®n del grupo as¨ª lo aspasen, se diera cuenta de que har¨ªa el rid¨ªculo si no daba relevos.

El Astana es tambi¨¦n Tiralongo, amigo de toda la vida de Contador (el espa?ol le ayud¨® a ganar una etapa del Giro de 2011 en perjuicio de Purito agradeciendo su fidelidad cuando compart¨ªan Astana en 2010; el siciliano le ayud¨® a ganar la Vuelta en Fuente D¨¦, cuando no estaban en el mismo equipo) y de casi 38 a?os, quien para convertirse en el ganador de etapa m¨¢s viejo de la historia del Giro utiliz¨® la misma sangre fr¨ªa que la v¨ªspera Intxausti. Est¨²pidamente delante de una docena de fugados, desafiando al sentido com¨²n, hizo toda la etapa el holand¨¦s Tom-Jelte Slagter, del Cannondale de largas miras. Llegado el momento, en el segunda en el que todo ocurri¨®, Tiralongo, el m¨¢s fuerte del grupo alcanz¨® al b¨¢tavo, disfrut¨® de su ayuda hasta que aquel se agot¨® y entr¨® como un emperador triunfante en la larga recta de meta en San Giorgio del Sannio, con los pelos de punta, emocionado. ¡°No es Sicilia, pero esto es ya el sur. Las gentes de aqu¨ª son como las sicilianas. Fue como ganar en casa¡±, dijo Tiralongo, quien el lunes, como todo el Giro, descansar¨¢.