A golpe de impulso, que pase el siguiente
De la D¨¦cima al noveno entrenador y tiro porque me toca. As¨ª va el Real Madrid, que gotea dos Copas de Europa en doce a?os y tritura entrenadores, incluidos los que levantaron la Orejona, se llamen Vicente del Bosque o Carlo Ancelotti. El problema no es la falta de fe en Ancelotti, caballero y entrenador, entrenador y caballero, sino la nula confianza en nadie. En realidad, para Florentino P¨¦rez contratar un t¨¦cnico solo es un engorroso tr¨¢mite reglamentario que ¨¦l se ahorrar¨ªa si pudiera. No puede, para su desgracia, as¨ª que lo mismo tiene turno Queiroz, que L¨®pez Caro; Pellegrini que Mourinho. Qu¨¦ m¨¢s da. Que pase el siguiente, no importa c¨®mo se llame, mucho menos la hoja de servicios. Y no digamos el modelo que represente, porque no hay patrones que valgan. La ¨²nica matriz es Florentino P¨¦rez, al que respaldan los socios y la chequera. Suficiente.
Sostuvo ayer Florentino P¨¦rez que ¨¦l no est¨¢ para tomar decisiones ¡°f¨¢ciles¡±. Visto de otro modo, nada resulta m¨¢s sencillo que despedir a un t¨¦cnico tras otro. Lo dif¨ªcil de verdad es dar con un molde, con un arquetipo, fijar el rumbo.
Sostuvo el presidente que otros clubes, como el Bar?a, su gran oponente, tambi¨¦n han cambiado mucho de entrenador. Cierto. Pero basta repasar la lista durante su mandato para encontrar un relato hilado, con los matices de cada cual: Rexach, Van Gaal, Rijkaard, Guardiola, Vilanova y Luis Enrique ten¨ªan un tronco en com¨²n, con la escuela holandesa como libreto inici¨¢tico.
O se gana o la calle, y que gire la ruleta. Y as¨ª hasta hoy
Afirm¨® el dirigente que el equipo necesita un ¡°impulso¡±. Quiz¨¢ olvid¨® el que ya dio al club en junio de 2013, cuando en la presentaci¨®n del italiano calific¨® a Ancelotti de ¡°verdadero sabio, un ganador inteligente y un excelente ser humano¡±. Y sentenci¨®: ¡°Uno de los grandes t¨¦cnicos del mundo, por eso yo tambi¨¦n he cumplido mi sue?o¡±. Dos cursos despu¨¦s, con la D¨¦cima, la plantilla y buena parte de la hinchada a su favor, el Madrid busca otro sabio. Cuesti¨®n de impulsos.
Lo que no sostiene el rector madridista es la causa por la que no acaba por metabolizar para qu¨¦ sirven los proyectos. Por qu¨¦ es refractario a los subsidiarios del banquillo, pese a que muchos de sus equipos se estrellaron a menudo con rivales con etiqueta de entrenador: el Bar?a de Guardiola, el Dortmund de Klopp, el Atl¨¦tico de Simeone. Una cosa es la m¨¢xima exigencia y otra escudarse en hacer picadillo a tantos entrenadores. Siempre pierden los mismos, los contratados para la pizarra y alg¨²n futbolista sin gancho presidencial, pero jam¨¢s la parte contratante. Bueno, s¨ª, una vez, con una espantada en pleno curso de 2006, por haber malcriado a la galaxia.
Antes y despu¨¦s de aquel par¨¦ntesis, hubo zidanes, pavones, gravesens, valdanos, pardezas, un Mourinho ¨²nico, balones de oro y de hojalata... Lo mismo se ensalzaba llegar a una semifinal que no vale una final ganada y quedarse a un paso de otra. O se gana o la calle, y que gire la ruleta.
Y as¨ª hasta hoy. Ahora, que pase el siguiente. Un rato al menos, lo que tarde en coger impulso y perderlo.
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