Las celebraciones del Bar?a
De la majestuosidad del aeropuerto de Tempelhof, con ni?os, a una larga y caliente velada para celebrar la quinta Copa de Europa y la r¨²a por las calles de Barcelona
La fiesta empez¨® en honor de la Quinta en el Olympiastadium y termin¨® tarde. El sol sale pronto en Berl¨ªn, as¨ª que la mayor¨ªa de los jugadores llegaron al hotel de d¨ªa. Hubo muchas fiestas anoche en Berl¨ªn y cada uno la vivi¨® a su manera pero la oficial, algo desangelada, empez¨® cuando Xavi y Busquets salieron del vestuario con la Copa de Europa, llev¨¢ndola uno por cada oreja, y la subieron al autocar que traslad¨® a los jugadores al viejo aeropuerto de Tempelhof. Ah¨ª les esperaba la fiesta oficial. Esa fue fr¨ªa, porque el recinto, iluminado para la ocasi¨®n y muy bien puesto, eso s¨ª, no invitaba a m¨¢s. La privada, dicen, fue mucho mejor, mas intensa y desvergonzada, seg¨²n escogi¨® cada cual.
Para entrar en la organizada por el club se necesitaba de pulseras que, seg¨²n colores, te permit¨ªan acceder a una parte del recinto o a otra. Los jugadores, con sus familiares m¨¢s directos, la disfrutaron en la primera planta. Con los ni?os, claro. A medida que los chavales ca¨ªan rendidos por el sue?o, o bien los padres iban acompa?¨¢ndoles al hotel, los menos, o bien se iban sumando a la algarab¨ªa discotequera. Los s¨²per vips, con directivos modo despedida ¨Cla semana que viene dimite el presidente y algunos dejar¨¢n de pertenecer a la junta- viv¨ªan la fiesta en una sala anexa. Alguno se fue tocado, qui¨¦n lo iba a decir, ellos tan serios y encorbatados. El resto de los mortales, unos 700 como mucho, trataban de dar cierto aire de fiesta a un lugar donde anualmente se celebraba el Berl¨ªn Festival, una suerte de Primavera Sound en peque?o, capaz de albergar a 20.000 espectadores y que ayer como mucho cobij¨® la celebraci¨®n de 1.000. ¡°Un aburrimiento, te lo digo yo¡±, confes¨® un asistente, con cara de hipster. Result¨® m¨¢s bien fr¨ªa y desangelada la party, hasta el punto de que asistentes a la misma la describen como ¡°la m¨¢s triste¡± que ha vivido el club de las cuatro ¨²ltimas copas que ha celebrado.
Hubo detalles que demuestran que la organizaci¨®n del club de Bartomeu fue algo calamitosa, tan pasada de celo que gener¨® escenas como la de ver a Ludovic Giuly, representante del club ante la UEFA en el sorteo decisivo del torneo, que accedi¨® al recinto por la gentileza de una periodista, habituada al retirarse pulseras rojas parecidas en conciertos de rock duro. ¡°Entra con la m¨ªa, Ludo¡±, le invit¨®. Y eso hizo el franc¨¦s, entrar de prestado y buscar a Carlos Naval que, obviamente, solucion¨® el desaguisado, como siempre. Y como no pod¨ªa ser de otra manera en una fiesta que se precie, hubo hasta bronca, la del colega de un jugador con el guardia de seguridad de turno que le recriminaba la pulserita para acceder a la fiesta. El tema termin¨® con el amigo (o hermano, est¨¢ por confirmar) del futbolista dentro del autocar que de tan rabioso golpe¨® una ventana del veh¨ªculo y la destroz¨®.
El equipo, que hab¨ªa llegado a Tempelhof con Messi a la cabeza, todo un s¨ªmbolo, festej¨® como la ocasi¨®n se merece y hay v¨ªdeos en la red que lo demuestran. Que Leo fuera el primero en bajar del autocar no es gratuito. Lo hizo con su hijo Thiago sobre su brazo izquierdo, ese donde luce el tatuaje de Jesucristo, y llevando a pulso la Copa de Europa en el otro. Es suya por derecho. A partir de ah¨ª, desfil¨® el resto, la cadena de un equipo hist¨®rico, entre ellos Luis Enrique, rabioso y feliz como pocas veces se le vio.
¡°Mira no s¨¦ si Luis Enrique seguir¨¢ o no. Lo ¨²nico que s¨¦ es que esta noche me voy a emborrachar¡±, asegur¨® Piqu¨¦, que en el c¨¦sped del Olympicstadium celebr¨® con su hijo Milan y por la noche berlinesa con Shakira, sus amigos y parte de los jugadores hasta que le vino en gana. Faltar¨ªa m¨¢s. No todas las noches se celebra la Quinta. Y eso hizo ayer el Bar?a en Berl¨ªn. Darse un fiest¨®n lejos de la cena oficial.
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