M¨¦xico llega tarde a la Copa Am¨¦rica
Los de Miguel Herrera no se enchufan hasta la segunda parte y empatan ante una Bolivia que se defendi¨® como pudo (0-0)
M¨¦xico se enchuf¨® demasiado tarde y al final acab¨® jugando a contrarreloj. Los de Miguel Herrera tiraron la primera parte jugando con cinco defensas, buscando el bal¨®n largo, como si fueran a la guerra en vez de a un banquete. Parec¨ªa que enfrentaban a Holanda o Brasil. Bolivia se sinti¨® c¨®moda con esa propuesta de palos y piedras, agradecida inclusa por el trato que se le daba. Cumplida la hora de partido, sali¨® Ra¨²l Jim¨¦nez y se ali¨® con Jes¨²s Manuel Corona, una pesadilla para la defensa contraria durante toda la noche. Ah¨ª estuvo el partido, pero ya era demasiado tarde. El cero a cero, el resultado m¨¢s triste del f¨²tbol, ya hab¨ªa dictado sentencia. ??
Hubo que esperar m¨¢s de una hora para que Miguel Herrera se encendiera, rojo de furia, como si unos can¨ªbales lo estuvieran cocinando en una olla. Fue la prueba de que la selecci¨®n mexicana tard¨® en entrar al partido. Esos minutos eran los mejores momentos de M¨¦xico, que acorralaba a una Bolivia noqueada. Javier Aquino, otro que sali¨® en la segunda parte, pis¨® el ¨¢rea, dejando atr¨¢s a los defensas. Uno lo zancadille¨® pero el ¨¢rbitro hizo que no vio nada. En un saque de esquina G¨¹emez fue derribado claramente cuando estaba a punto empalarla. En otra el boliviano Hurtado toc¨® con la mano. Tampoco. Hab¨ªa v¨ªa libre en el ¨¢rea.?
De este cambio radical tuvo buena culpa Jim¨¦nez. El delantero del Atl¨¦tico de Madrid, deprimido por un a?o de banquillo en el Calder¨®n, tambi¨¦n comenz¨® la Copa Am¨¦rica en la sombra. La decisi¨®n del Piojo Herrera invitaba a pensar que sobre el campo habr¨ªa alguien mejor, con m¨¢s energ¨ªa. No fue as¨ª. Eduardo Herrera, de Pumas, estuvo discreto, vi¨¦ndolas venir. Tampoco sus compa?eros le ayudaron. En la primera mitad el medio del campo no existi¨® y los dos equipos lo apostaron todo al pelotazo. ?
M¨¦xico debut¨® con impaciencia. Quiso finiquitar el partido por la v¨ªa r¨¢pida, sin masticar la jugada. Los defensas buscaron continuamente el bal¨®n largo a Vuoso, argentino nacionalizado mexicano, y, en menor medida, al olvidado Herrera. Sin transici¨®n en el medio, Medina y G¨¹emez tuvieron poco trabajo en ataque. En el c¨ªrculo central hab¨ªa muchos camareros y poca clientela.
Miguel Piojo Herrera, de mecha corta, explot¨®. Sobre el campo hab¨ªa un equipo en combusti¨®n. Ni as¨ª pudieron romper el 0-0
Bolivia estuvo encantada de jugar al front¨®n. Pensaban que los mexicanos iban a proponer un baile en este partido inaugural pero se encontraron una gresca, y a ratos la disfrutaron. Los centrales tuvieron todos los balones de cara, en ventaja, sin grandes complicaciones. En un par de contragolpes estuvieron cerca de sacarle los colores a los mexicanos. En una internada por la izquierda, Pedriel meti¨® el exterior de la bota y el bal¨®n acab¨® en el palo. Fue el primer aviso. El segundo, un zurdado de Campos que desvi¨® Corona, un seguro durante toda la noche. ?
La segunda parte fue otra historia. El capit¨¢n M¨¢rquez se lesion¨® y Aquino, el del Rayo Vallecano, salt¨® al campo. De repente todo se acomod¨®. Con Aquino percutiendo por la derecha, Corona quebrando en la izquierda (fue nombrado mejor jugador del partido), y Jim¨¦nez pescando en el ¨¢rea, escoltado por Vuoso, M¨¦xico pareci¨® un equipo m¨¢s arm¨®nico. Hasta Medina parec¨ªa otro. Herrera, de mecha corta, explot¨®. Sobre el campo hab¨ªa un equipo en combusti¨®n. ??
Era un espejismo. El tiempo se hab¨ªa ido. Bolivia se atrincher¨® debajo del larguero, resistiendo como pudo. Parec¨ªan bolos que no terminaban de caer.?Los mexicanos no?prestaron atenci¨®n al viejo proverbio (date prisa, es m¨¢s tarde de lo que parece): acabaron pag¨¢ndolo.?
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