Silva mantiene el rumbo de Espa?a ante Bielorrusia
Un gol del canario da la victoria a La Roja en Borisov tras un partido bien jugado al inicio
A estas alturas del curso y en tiempos de incertidumbres, a Espa?a le basta brindar por un triunfo. No importa que sea en Bielorrusia, selecci¨®n pr¨®xima al cami¨®n escoba del f¨²tbol europeo. Con Eslovaquia sin derrapar como l¨ªder del grupo y pr¨®ximo rival espa?ol en septiembre, a la Roja no le queda otra que encadenar resultados, sea donde sea y por la v¨ªa que sea. No son d¨ªas de bienaventuranzas, pero en Borisov el equipo tuvo flujo durante el primer tiempo y se agriet¨® en la reanudaci¨®n, cuando Casillas evit¨® lo que pudo ser el preludio de un posible desastre. Una sola intervenci¨®n, pero decisiva. Como fueron las de Gorbunov, el meta local, que desbarat¨® una catarata de ocasiones visitantes. No pudo con el remate de Silva tras una pifia que aup¨® a los espa?oles, que una vez m¨¢s, al menos durante todo un tiempo, jugaron por encima de lo que golearon. Cuando lleg¨® la flojera, curioso, trenz¨® menos, concedi¨® m¨¢s y gole¨® igual de poco pese a multiplicar sus llegadas. El gol no siempre es hijo del juego.
Bielorrusia, 0 - Espa?a, 1
Bielorrusia: Gorbunov; Shitov, Martinovich, Filipenko, Bordachev; Kislyak (Dragun, m.77), Maevski; Pavel Nekhajchik, Hleb (Putsilo, m.88), Maksim Volodko (Stasevich, m.80); Kornilenko.
Espa?a: Casillas; Juanfran, Piqu¨¦, Sergio Ramos, Alba; Cazorla, Busquets, Cesc (Isco, m.74); David Silva (Bernat, m.84), Morata, Pedro (Vitolo, m.64).
Gol: 0-1. M.44. David Silva.
?rbitro: Sch?rgenhofer (Austria), amonest¨® a Bordachev y Nekhajchik, por Bielorrusia, y a Morata, Pedro, y David Silva, por Espa?a.
Estadio Borisov Arena de Minsk. Unos 13.000 espectadores.
En la apertura del partido, fue una buena Espa?a. Una selecci¨®n intensa, decidida, con la pelota en propiedad y con un repertorio variado en ataque, con los laterales, sobre todo Jordi Alba, como ventiladores por fuera, con Morata como diana para jugar por los pasillos interiores. Un equipo fluido, con la sola tacha de su end¨¦mica tendencia a convertir la porter¨ªa rival en un borroso espejismo.
A la Roja nunca le sobr¨® el picante, ni con nueves postizos ni con arietes puros como Morata o Diego Costa. El primero le ha tomado la delantera al del Chelsea y en Borisov dej¨® de nuevo huellas para el optimismo. Conoce el oficio dentro del ¨¢rea y es m¨¢s que un rematador. En la zona de cocodrilos se mueve con mucha intenci¨®n, no es una estaca y orienta a los dem¨¢s hacia el gol. Precisamente, una filigrana del de la Juve al filo del descanso deriv¨® en el gol. Morata fue arrestado de mala manera, Cesc ejecut¨® la falta lateral y el meta bielorruso se arrug¨® ante el en¨¦simo asalto de Sergio Ramos. Gorbunov, extraviado, dej¨® la puerta abierta y Silva engatill¨®.
El tanto puso el lazo al notable primer tramo de Espa?a. Con Iniesta de baja, Del Bosque, llegado el reto oficial, alist¨® a todos los pretorianos. Salvo al novicio Morata, a todos los que llevan un mundo en las cumbres. Entre ellos, Cesc, que tras a?os en distintas escalas parece haber cobrado el papel protagonista que siempre demand¨®. Ya no precisa ser un ariete de mentira y sin Alonso y Xavi, hoy ejerce de gu¨ªa como centrocampista. Cesc siempre fue mitad delantero y mitad volante. Con los dos perfiles ha hecho carrera. Ahora, enfatiza el segundo. Ocurre que con ¨¦l suele a?orarse la otra mitad, sea cual sea su funci¨®n del d¨ªa. Ante Bielorrusia hizo gravitar al equipo sobre ¨¦l, pero se perdi¨® al otro F¨¤bregas, al que da picotazos como infiltrado desde la segunda l¨ªnea. Con Busquets, Cazorla en el puesto de Koke y Silva, la Roja se garantiza la geometr¨ªa.
La parada de Casillas
Sin futbolistas interiores que pidan el testigo a los delanteros, al grupo espa?ol le cost¨® dar un portazo a Bielorrusia, un conjunto duro y con lija en los tacos, que se organiz¨® con todos los diques posibles delante de su portero. Con m¨¢s juego que renta, la Roja no fue la misma en el segundo cap¨ªtulo. Bielorrusia dio un paso al frente y casi compromete al grupo de Del Bosque. El equipo se deshilach¨® algo y concedi¨® trechos de ida y vuelta. Mal asunto cuando se juega en el alambre. Espa?a comprob¨® que su contrario ten¨ªa al menos una bala, no solo fogueo. A sus 34 a?os, el exbarcelonista Hleb, a¨²n gotea alguna jugada. Nada m¨¢s comenzar el segundo tiempo, tir¨® de telescopio y con un toque sutil dej¨® a Kornilenko cara a cara con Iker Casillas, de miranda hasta entonces y despu¨¦s. El delantero bielorruso no es Robben, pero corri¨® la misma suerte. ?Esos tobillos m¨¢gicos de Casillas! El cuadro local no tuvo m¨¢s cuerda ante el capit¨¢n espa?ol, pero s¨ª merode¨® con m¨¢s af¨¢n por su per¨ªmetro.
Con menos control que en el primer episodio, el equipo, ya m¨¢s a la carrera, tuvo oportunidades para evitar cualquier sofoco, pero Gorbunov respondi¨® de maravilla ante dos latigazos de Cazorla y Silva, y otro final de Morata... Espa?a no solo se estrell¨® con el guardameta local. Tambi¨¦n pag¨® su resistencia a invadir el ¨¢rea, muchas veces vaciada en cuanto Morata la abandonaba para dar hilo al juego. Al juego s¨ª, al bueno del primer acto, una se?al futurista tras las ¨²ltimas pesadumbres. Lo inquietante es que ni en d¨ªas con luces el gol es un sello.
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