Los Celtics reeditar¨¢n su hist¨®rico duelo con el Real Madrid

El Real Madrid se gan¨® el respeto de la NBA?

El Real Madrid se gan¨® el respeto de la NBA y la consideraci¨®n de los Celtics de Boston, por lo que un encuentro de dos instituciones tan orgullosas, tan cargadas de historia, result¨® m¨¢s emotivo de lo esperado. ?Hay tanta diferencia entre la NBA, lo mejor de la NBA, y lo mejor del baloncesto europeo? Puede decirse que la distancia entre la NBA y Europa se estrecha. Lo mejor queda a¨²n lejos, por supuesto.

El Madrid ech¨® mano de su orgullo para intentar que existiera un partido. Y lo consigui¨®: lleg¨® hasta el cuarto cuarto -suena raro, ?verdad?-, hasta su ¨²ltimo aliento. Consigui¨® que miles de telespectadores norteamericanos, que vieron en directo el partido por la ABC, no cambiasen de canal. Consigui¨® que los Celtics tuviesen que emplear el quinteto estelar en el ¨²ltimo per¨ªodo. Fue m¨¢s que suficiente. Irreprochable.

Porque exist¨ªa temor a que las cosas no llegaran tan lejos, sobre todo cuando, al principio, dio la impresi¨®n de que el ambicioso Petrovic estaba dispuesto a demostrarles algo a los de la NBA y utilizar el encuentro como plataforma para exhibirse. Petrovic termin¨® gustando a los Celtics, pero en algunos momentos disgust¨® a sus propios compa?eros, sobre todo a Fernando Mart¨ªn, que en m¨¢s de una ocasi¨®n descarg¨® su paciencia mirando al techo. El Madrid emple¨® a ocho jugadores y ¨¦stos tuvieron el m¨¦rito de no ofrecer fisuras. Los Celtics gozaban de cierta superioridad porque dispon¨ªan de diez a pleno rendimiento. Lo curioso es que, para el p¨²blico, ha nacido una nueva estrella local, un jugador catal¨¢n, por m¨¢s se?as, llamado Cargol. ¡°Muy bueno ese chico alto, realmente bueno¡±, dec¨ªa el sabio Red Auerbach, el presidente de los Celtics y el entrenador m¨¢s laureado en la historia del baloncesto profesional.

Los Celtics dominaron el primer cuarto por 24-29, es decir cinco tantos de ventaja, y sobre todo el segundo, que termin¨® 47-61 (nueve de ventaja en este per¨ªodo). Por un momento, lograron tomar velocidad en sus acciones y amenazar con dar por terminado el asunto. Llegaba el supuestamente definitivo tercer cuarto y los Celtics saltaban a la cancha con su quinteto estelar Ya est¨¢, iban a machacar. En una de las primeras jugadas, Petrovic roz¨® el rizo de su individualismo y se par¨® en un contraataque para lanzar un triple cuando un compa?ero estaba m¨¢s cerca de la canasta y en mejor posici¨®n Petrovic fall¨® y alg¨²n compa?ero crey¨® que hab¨ªa colmado su paciencia.

Lolo Sainz no sent¨® a Petrovic en el banquillo. Su ambici¨®n se encauz¨® hacia un juego m¨¢s colectivo, aprovechando la furia defensiva de Llorente y Cargol y que el d¨²o Fernando Mart¨ªn-Romay aguantaba en la zona. Fue entonces cuando empez¨® a funcionar el juego exterior madridista -no tanto el interior porque posiblemente era pedir mucho-, y los Celtics se encontraban ante el imprevisto de que el Madrid reduc¨ªa distancias precisamente en el tercer cuarto. El p¨²blico empez¨® a vibrar, algunos empezaron a so?ar, quiz¨¢s, y el choque recobr¨® mucha emoci¨®n, mucha emotividad, un sentido ag¨®nico fuera de programa. A falta de un minuto, la diferencia era -de seis tantos. Al final del tercer cuarto, el partido quedaba 77-85. ?El Madrid hab¨ªa ganado el parcial del tercer cuarto! Miles de americanos ten¨ªan motivos para seguir viendo la ABC, ese ex¨®tico Celtics-Madrid en un lejano punto de Europa llamado Madrid, justo el mismo nombre que una ciudad estadounidense del Estado de Iowa.

Al ¨²ltimo per¨ªodo, Bird no tuvo m¨¢s remedio que emplearse y dos triples suyos sirvieron para marcar una distancia casi definitiva. El p¨²blico se qued¨® un tanto, fr¨ªo, tratando de encontrar alguna raz¨®n visible para explicarse que el marcador se hubiese ensanchado as¨ª, como si no hubiera pasado nada. Pero es que los, Celtics, cuya forma de jugar no es espectacular, suelen ganar as¨ª.., haciendo las cosas bien cuando el otro equipo las hace mal -el Madrid fall¨® hasta 16 tiros libres- Pero lo que no pudieron los Celtics fue doblegar el orgullo madridista.

Real Madrid: Petrovic (20), Biriukov (18), Rogers (14), Fernando Mart¨ªn (14), Romay (4), Antonio Mart¨ªn (5), Llorente (4), Cargol (15) y Villalobos (2).

Celtics: Johnson (10), Ainge (11), Larry Bird (29), McHale (13), Parish (10), Shaw (6), Paxson (7), Lewis (6), Lohaus (7), Acress (8), Whatley (2), Grandison (2), Rivas (0 y Paddio (0).

Partido disputado el 24 de octubre de 1988 en Madrid.