Dafne Schippers ilumina la noche de los prodigios
La velocista holandesa se impone en los 200m con 21,63s borrando a la alemana Marita Koch como blanca m¨¢s r¨¢pida en la distancia
Era viernes, fue la noche de los prodigios en el prodigioso Nido, el mejor estadio de atletismo jam¨¢s construido por la calidad de las marcas que en ¨¦l se logran: una holandesa blanca y rubia como la cerveza, de f¨ªsico masivo y nombre buc¨®lico-pastoril, Dafne Schippers (23 a?os), corri¨® los 200 m en 21,63s: solo dos negras norteamericanas de nombre que a veces al atletismo le gustar¨ªa olvidar por el pasado que representan, Florence Griffith (los imposibles 21,34s de 1988) y Marion Jones (21,62s en 1998), han corrido la distancia m¨¢s r¨¢pido que ella, la ¡®flying dutchwoman¡¯. Un ruso sin alma, un cosaco llamado Sergu¨¦i Shubenkov (24 a?os), baj¨® de los 13s para ganar los 110m vallas, sr el primer blanco que gana la prueba en un Mundial y fastidiar la historia humana del plusmarquista mundial, derrotado, Aries Merritt, quien la pr¨®xima semana deber¨¢ sufrir un trasplante de ri?¨®n para curar una grave enfermedad.
Schippers, antigua heptatleta que finalmente se decidi¨® por la velocidad pura y dura (qued¨® segunda en los 100m tras Shelly Ann Fraser), corri¨® una curva tan mala que lleg¨® a la recta quinta de las ocho finalistas, de las que tiraba matadora la jamaicana Elaine Thompson, que luc¨ªa en el pelo la guirnalda de margaritas que su amiga Shelly Ann le hab¨ªa prestado. En su final extraordinario, nunca visto, imposible, la holandesa, doble campeona de Europa, necesit¨® los ¨²ltimos 90 metros para, como una locomotora de alta velocidad arrasando la pista, superar a todas.
Si la pista hubiera medido un cent¨ªmetro menos no habr¨ªa llegado a tiempo para lanzar su pecho por delante del de Thompson, quien se qued¨® a tres cent¨¦simas del oro y a una solo del r¨¦cord de Jamaica, que logr¨® hace 24 a?os la a¨²n activa Merlene Ottey. Tras cruzar la meta exhausta e incr¨¦dula por una victoria que 90 metros antes parec¨ªa imposible, Schippers vio el cron¨®metro detenido en 21,63s y su incredulidad se multiplic¨®. ¡°No me entraba en la cabeza que hubiera logrado ese tiempo¡±, dijo la holandesa, cuya mejora marca hasta el momento era 22,03s. ¡°Lo primero que pens¨¦ fue que el cron¨®metro se hab¨ªa estropeado¡±.
En la televisi¨®n holandesa, seguramente, no faltar¨ªan minutos y minutos de comparaciones entre lo conseguido por su atleta del siglo XXI con lo que logr¨® en 1948 Fanny Blankers-Koen, la ¡®flying housewife¡¯ (la ama de casa voladora), quien ganando en los Juegos de Londres cuatro medallas de oro (100m, 200m, 80m vallas y el relevo) se convirti¨® en un ejemplo para la juventud y para todo el pa¨ªs en la dura posguerra de reconstrucci¨®n y reconciliaci¨®n. Blankers-Koen se convirti¨® en un mito para todo el mundo, pero en el resto del mundo, fuera de las fronteras holandesas, quiz¨¢s el viernes por la noche de luna se hablar¨ªa m¨¢s de un trozo de otra leyenda oscura que Dafne borr¨® con su marca, parte de la figura de Marita Koch.
Hasta la noche de Pek¨ªn, la walkiria blanca m¨¢s r¨¢pida en la distancia, y plusmarquista europea, era Koch, la diosa del atletismo femenino anabolizado de la Alemania del Este con una marca de 21,71s conseguidos en Karl Marx-Stadt hace 36 a?os, el 10 de junio de 1979. Otra parte de la alemana del Este sigue a¨²n vigente, y seguir¨¢ por los siglos de los siglos: su r¨¦cord de 400m, 47,60s, batido en Camberra (Australia) hace 30 a?os, en 1985. Desde hace 10 a?os, los m¨¢s eficientes de la lucha antidopaje, ninguna atleta se ha acercado a 1s de ella.
Lo de Dafne y Sergu¨¦i no fue lo ¨²nico que pas¨® en la noche blanca (y la luna a punto de convertirse ya en c¨ªrculo perfecto). Dos blancas rubias y muy cauc¨¢sicas, una alemana, Cindy Releer, plata, y otra bielorrusa, Alina Talay, bronce, desalojaron a las favoritas norteamericanas negras de los dos puestos del podio tras la vencedora, la jamaicana Danielle Williams.
El mejor decatleta de la historia, Ashton Eaton, corri¨® los 400m, su quinta prueba del d¨ªa, en 45 segundos justos, y las tres primeras de la longitud, la veterana Tianna Bartoletta (antes, cuando gan¨® el t¨ªtulo en 2005 con 30 cent¨ªmetros menos, se llamaba Madison), la brit¨¢nica de Anguilla Shara Proctor y la serbia Ivana Spanovic, pasaron de los siete metros en la final, algo que no ocurr¨ªa desde el Mundial de 1987, cuando el atletismo femenino viv¨ªa otros tiempos y los sistemas de medici¨®n de la cita romana eran de geometr¨ªa variable como se descubri¨® meses despu¨¦s.
Entre tanta excelencia, el atletismo espa?ol, al¨¦rgico a los prodigios, present¨® la pelea casi s¨¢dica hasta caer muertos en la recta de los 400m (ambos lograron marca personal) de los decatletas Jorge Ure?a (4.066 puntos en las cinco primeras pruebas) y Pau Tonnesen (4.024), la eliminaci¨®n esperada de David Bustos en una semifinal de 1.500m que corri¨® ausente cuando la carrera se aceler¨®, y los n10?, 14? y 32? puestos de las marchadoras Mar¨ªa Jos¨¦ Poves, Raquel Gonz¨¢lez y Laura Garc¨ªa-Caro en los 20 kil¨®metros.
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