D¨ªa 1. La primera en la frente
Espa?a, ciclot¨ªmica y err¨¢tica, cae derrotada en su estreno ante una Serbia que fue mejor y confirm¨® su potencial
![Gasol durante el partido frente a Serbia](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/2LOKYPZVIVC2X5IRKOGKNGFXJY.jpg?auth=c8580ea81593abc474249402da79343939d26b510adef2b043742cfd19ed95a8&width=414)
D¨ªa de apertura de melones. El nuestro est¨¢ a¨²n algo verde y Serbia nos dio un disgusto. Nada que objetar al triunfo de los de Djordjevic, que confirmaron que han venido para quedarse. O mejor dicho, para marcharse a R¨ªo. Su rotaci¨®n es infinita, su poder¨ªo f¨ªsico tambi¨¦n y todo el que aparece por la cancha tiene marchamo de jugador de primer orden, haciendo honor a su denominaci¨®n de origen yugoslava.
Salvo en los cinco ¨²ltimos minutos del primer cuarto, que se les fue el oremus, siempre encontraron soluciones individuales para no dejar de producir, mientras atr¨¢s se ataban los machos y hac¨ªan de cada ataque espa?ol un sufrimiento. Con el partido en el alambre, sacaron el martillo pil¨®n en forma de triples y se fueron tan contentos. Total, que a las primeras de cambio, Serbia present¨® candidatura para esa deseada final.
Espa?a no. Fue demasiado inconstante, ciclot¨ªmica como en ese primer tiempo donde se pas¨® cinco minutos sin conseguir un solo punto y luego hizo 21 en otros tantos. Le cost¨® un mundo quitarse a los serbios de encima, especialmente tres jugadores claves: Sergio Rodr¨ªguez, Llull y Pau Gasol. El Chacho estuvo err¨¢tico, pas¨® momentos de desesperaci¨®n y su magia no ilumin¨® el escenario.
El incre¨ªble no meti¨® una (es casi literal, hizo 1 de 10) y Pau tuvo que esperar pacientemente hasta los seis ¨²ltimos minutos del ¨²ltimo cuarto para ser el Gasol dominador. Hasta entonces sus m¨¦ritos eran exclusivamente defensivos, que no est¨¢ mal, pero este equipo no se puede permitir el lujo de que a Gasol s¨®lo se le vea en un lado de la cancha.
Quiz¨¢s una de las cosas que demostr¨® el partido fue precisamente esa: que se acabaron los lujos. Me refiero a que si en ¨¦pocas pasadas parec¨ªamos vacunados antes casi todos los males, ahora ya no. Para ganar, ya no basta una versi¨®n del 50-60% del potencial que atesoramos. No es suficiente que los jugadores sobre los que recae mayor responsabilidad s¨®lo den se?ales de vida en cortos espacios de tiempo o que la eficacia defensiva no sea m¨¢s constante.
En partidos de m¨¢xima exigencia, ya no se gana cuando si tuvi¨¦semos que poner notas individuales, salvo Pau Ribas (una de las mejores noticias de la noche) y el Felipe ofensivo (los cuatros pasaron un calvario con Bjelica y¨¦ndose a ocho metros a hacernos un roto) ning¨²n jugador alcanzar¨ªa el notable. La realidad actual es que nos cuesta un mundo poder ganar cuando los triples no entran (3/19 ayer). O cuando nos dominan claramente los rebotes.
O cuando no nos dejan correr al menos un poquito y as¨ª liberarnos de las tenazas defensivas que nos aplican equipos con m¨¢s cuerpo que el nuestro. O cuando el partido se decide en un par de jugadas y en ellas dejamos a dos tiradores (y metedores) serbios m¨¢s solos que la una. Tanto cuesta, que en esas circunstancias, lo normal es que finalmente doblemos la rodilla como ocurri¨® ayer.
Pero bueno, no nos tiremos todav¨ªa de los pelos que esto no ha hecho m¨¢s que empezar. Que no cunda el p¨¢nico y si hay que recordar que en 2009 tambi¨¦n perdimos con Serbia en el primer partido y luego fuimos campeones, pues se recuerda. Todo vale para mantener un buen ¨¢nimo.
Resumiendo el d¨ªa, llegamos a este torneo con alguna mosca detr¨¢s de la oreja y ah¨ª siguen, record¨¢ndonos algunos defectos (unos puntuales, otros estructurales) que en el primer acto de una larga traves¨ªa terminaron dej¨¢ndonos mal cuerpo y que se deber¨ªan o bien solucionar o al menos atenuar. Hoy toca Turqu¨ªa, que juega casi en casa. Segundo toro de la corrida europea. Parece algo menos peligroso que el primero, pero todos tienen cuernos. O sea, que como dir¨ªa Daimiel, ?ojo!
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