Purito chamusca a Dumoulin
El ciclista catal¨¢n pone el turbo en Sotres, le saca casi medio minuto al holand¨¦s y se queda a un segundo del l¨ªder Aru
Un segundo. Nada. Una pedalada. Una sujeci¨®n del manillar. Una curva m¨¢s cerrada. Por un segundo, Purito Rodr¨ªguez no se visti¨® de rojo en Asturias. Rojo o blanco, no era lo importante en del desenlace de la Vuelta, pero s¨ª en su desenlace an¨ªmico. La Vuelta le ha dado muchos reveses, le ha guardado sorpresas en cada esquina, le ha olvidado cuando m¨¢s se hablaba de ¨¦l. Pero Purito Rodr¨ªguez tiene un esp¨ªritu indestructible. Las heridas se curan con un poquito de vinagre y un potos¨ª de pundonor. Y lo sac¨® ayer. Lo sac¨® como sale la espuma del buen caf¨¦: al final, redondeando la taza, buscando su momento ideal, cuando todos cavilaban y ¨¦l decid¨ªa. Y se fue. Y lleg¨®. Y gan¨®. Y no se visti¨® de l¨ªder por un segundo, lo que le descosi¨® el sentimiento, pero lo tranquiliz¨® el ¨¢nimo. Purito le hizo un jir¨®n a Fabio Aru, le mancho el traje, le puso un lampar¨®n en la pechera, de esos que te rompen la jornada. Se lucha por ganar, pero se lucha tambi¨¦n por ganar m¨¢s tarde. Y Joaquim Rodr¨ªguez hizo una cosa y media. Gan¨® la etapa y se coloc¨® ah¨ª, al costado del triunfo definitivo.
?Y que hac¨ªa Dumoulin a cola de pelot¨®n cuando arranc¨® el puerto de Sotres? All¨ª, vi¨¦ndoles la cresta a los gallos, porque desde su altura se divisa? ?Flaqueaba. ?Calculaba? ?Resist¨ªa? Un poco de todo. Dumoulin tiene la llave de la habitaci¨®n del hotel de Burgos, donde espera ganar la Vuelta en la contrarreloj del mi¨¦rcoles. Lo anterior consiste en no pinchar, en no sufrir ataques de orgullo ni anhelos de pundonor, en no seguir a quien no se debe seguir. ?Para qu¨¦ sufrir?, debe pensar el holand¨¦s, que sabe que su contrarreloj dura tres etapas. ?l sabe que tiene tres perdidas: la de ayer (19 segundos), la de hoy (51 segundos) y la de ma?ana qui¨¦n sabe). Luego llega la suya, la que ser¨¢ primero, la que desenvainar¨¢ la espada para cortar cabezas.
Imp¨¢vido. Sin gesto alguno. A su bola. A cola del pelot¨®n, junto a Boswell y Elissonde, primero. A solas despu¨¦s, poco a poco hacia arriba, tarde, pero seguro. ?l sab¨ªa que perd¨ªa, ten¨ªa que medir la cuant¨ªa. Y la midi¨® con gps, al instante. Segundo a segundo. Cuando quiso adelantar, ocurri¨® que atac¨® Nairo Quintana, de lejos, desde muy lejos. Fue un disparo de fogueo, pero alert¨® al pelot¨®n, lo estir¨®, y descolg¨® a Dumoulin. Misi¨®n cumplida.
Por delante transitaba Haimar Zubeldia, el veterano, el experto, el jefe de sala que se hab¨ªa escapado de los intr¨¦pidos que intentaron sorprender al pelot¨®n. Fue cazarle y escapar Purito Rodr¨ªguez, para saber si alguien era capaz de hacerle la segunda voz o le condenaba a hacer el coro. Aru quer¨ªa y no pod¨ªa, Dumoulin ni pod¨ªa ni quer¨ªa, solo resist¨ªa, a su estilo, con su calendario particular. Y Majka entre medio, escondido pese al amarillo fosforito que le delata en cada carrera. Le se?ala, ero no le elige, de momento.
La Vuelta va comenzando d¨ªa a d¨ªa. Desde su turbulento arranque, desde el asunto Nibali, desde la retirada de Froome, la carrera se ha reinventado cada d¨ªa para que el calendario fuera cualquier cosa menos rutinario. Estaba Dumoulin, el amigo del que se col¨® en la fiesta, el inesperado invitado, el que rompe las porras tan cl¨¢sicas en el ciclismo.
La calma del holand¨¦s
Faltaba Purito Rodr¨ªguez. Falta el experto. El candidato, el regular, el que siempre est¨¢ ah¨ª. Faltaba Purito y lleg¨® a tiempo para ganar una etapa y para firmar su candidatura al triunfo con algo m¨¢s que su nombre. Anda Purito falto de emociones fuertes, es decir de triunfos de las grandes vueltas donde se curten los h¨¦roes. Las ha rozado, las ha sufrido, ha sentido como a veces se le clavan en el costado como un lanza b¨ªblica. Pero sigue buscando. Y ayer encontr¨® el atajo.
Pero fue un tajo breve. Gan¨® Purito, tembl¨® Aru y resisti¨® Dumoulin, el holand¨¦s tranquilo, nada errante, sabiendo siempre a donde va. Tiene algo malo para sus rivales: calma. Pase lo que pase, sigue su plan, su itinerario sin mover una ceja, sin lacear la mand¨ªbula. ¡°Los que se van, ya volver¨¢n¡±, debe pensar mientras camina solo por los puertos que antes le estaban prohibidos. Ahora ya no necesita ni cadenas para subirlos.
Segunda etapa del Norte, El sol, joven y fuerte, que dec¨ªan Lole y Manuel, vencieron a la niebla. Purito gan¨® con todo su esplendor junto a la Ruta del Cares, all¨ª en los acantilados donde sobrevuelan los alimoches, llamados buitres egipcios. Purito ya tiene su batalla, Aru, su primera derrota y Dumoulin su tratado de paz hasta la convenci¨®n de Burgos, a expensas de la segunda etapa reina de hoy.
¡°Quien sea l¨ªder en Burgos lo ser¨¢ en Madrid¡±
Fabio Aru elude todas las respuestas: ¡°Ya se ver¨¢, queda mucha Vuelta¡±. Joaquim Rodr¨ªguez lo tiene claro: ¡°Quien salga l¨ªder de la contrarreloj de Burgos [el pr¨®ximo mi¨¦rcoles], ser¨¢ el ganador de la Vuelta¡±. O sea, que o se deja de lado a Dumoulin o asunto terminado. ¡°?l sabe lo que est¨¢ haciendo y corre de una forma muy controlada. No se complica la vida. Va a su ritmo y sabe lo que le espera¡±, afirm¨® Purito al t¨¦rmino de la etapa. Tras tantos reveses, Joaquim Rodr¨ªguez no hace c¨¢balas: ¡°Es la Vuelta a la que he venido m¨¢s tranquilo. Est¨¢bamos buscando la etapa y la general y esta era una etapa ideal, como cualquier otra. ?Estamos como para escoger d¨®nde quieres ganar!¡±, asegur¨® con su retranca habitual.
Por un segundo no se visti¨® de rojo Purito Rodr¨ªguez, pro fue a lo pr¨¢ctico. ¡°Vistas c¨®mo son las salidas, no s¨¦ qu¨¦ decir... Igual mejor...¡± se?alaba apelando a su inconfundible sentido del humor. Tampoco quer¨ªa hacer c¨¢balas sobre el tiempo que necesita para resistir a Dumoulin en la contrarreloj de Burgos porque ¡°siempre que echo cuentas me salen mal¡±.
Lo que asegura es que no ha perdido amigos por dise?ar la etapa reina de Andorra en el pelot¨®n. ¡°?Qu¨¦ va, al contrario! En el pelot¨®n estaban encantados con esa etapa¡±. Habr¨ªa que hacer una encuesta.
Era su d¨¦cima victoria de etapa en una Vuelta a Espa?a, pero a Purito Rodr¨ªguez le persigue siempre el estigma de no haber ganado ninguna de las tres grandes carreras. Ahora est¨¢ a un segundo, pero le queda el trago especial de Burgos, esos 38 kil¨®metros en solitario por tierras castellanas. ¡°No es una contrarreloj normal, por la distancia y porque se disputa en la tercera semana, cuando las fuerzas ya flaquean. Ya veremos¡±, concluy¨®.
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