El rey Djokovic exhibe su fuerza contra Federer y eleva el US Open
El n¨²mero uno se impone al suizo en la final (6-4, 5-7, 6-4 y 6-4, despu¨¦s de tres horas y 20 minutos) y eleva el 10? Grand Slam de su carrera, su segundo t¨ªtulo en Nueva York
No es solo el qu¨¦. Es el c¨®mo, el d¨®nde, el cu¨¢ndo. El qui¨¦n. ?Por qu¨¦? Porque el triunfo de Novak Djokovic frente a Roger Federer (6-4, 5-7, 6-4 y 6-4, despu¨¦s de tres horas y 20 minutos) en la final de Nueva York, en el ¨²ltimo grande de la temporada, el US Open invita a la reflexi¨®n. El serbio, n¨²mero uno indiscutible del circuito, hizo una nueva demostraci¨®n de fuerza. No solo elev¨® su segundo trofeo en Flushing Meadows (el primero data de 2011), su tercer major de la temporada (previamente ya hab¨ªa atado Australia y Wimbledon), su d¨¦cima corona del Grand Slam. El triunfo de Nole va mucho m¨¢s all¨¢ del presente m¨¢s inmediato y apunta a un futuro en clave Djokovic.
A sus 28 a?os, el jugador de Belgrado se erige como un rey pr¨¢cticamente indestronable, dispuesto a hacerse un hueco entre las grandes leyendas de su deporte y a dominar los pr¨®ximos a?os con pu?o de hierro. Porque, hoy d¨ªa, no se adivina adversario, ni siquiera el mejor Federer, que pueda plantarle cara ni arrebatarle t¨ªtulos de forma continuada. Es, sencillamente, el mejor. El m¨¢s fuerte. Un tenista que ha alcanzado la madurez plena sobre la pista, que no ofrece fisuras. Djokovic, salvo una irrupci¨®n inesperada (poco probable) o un decaimiento repentino (igualmente improbable), est¨¢ llamado a escribir los pr¨®ximos episodios de gloria de su deporte.
Con sus 10 t¨ªtulos del Grand Slam, el serbio postula ya al Olimpo ten¨ªstico, ese en el que figuran fen¨®menos como el propio Federer (17), Rafael Nadal (14), Pete Sampras (14) o Roy Emerson (12). Con su ¨²ltimo laurel igual¨® la cifra de grandes de Bill Tilden y apuntar¨¢ a partir de ahora a Rod Laver y Bjorn Borg (ambos con 11). Casi nada. Es el premio a un profesional que ha evolucionado al comp¨¢s del circuito, renovado en el juego y las formas. Felizmente casado desde hace un a?o y padre de un ni?o, Djokovic se encuentra en el punto id¨®neo para seguir engrosando una carrera extraordinaria.
Fuera de la cancha, Nole ha ganado poso y experiencia, saber estar. Y dentro, se ha multiplicado en todas las facetas del juego. No tiene, probablemente, la elegancia de Federer, ni la derecha milim¨¦trica de Sampras, ni el carisma de John McEnroe. Sin embargo, contiene una peque?a dosis de todos ellos. Djokovic, un prodigio f¨ªsico con una mente a prueba de bombas, una m¨¢quina de derribar a quienes se se cruzan a su paso, se ha conjurado para hacer algo grande. Y est¨¢ en ello.
Hoy d¨ªa, no se adivina adversario, ni siquiera el mejor Federer, que logre plantarle cara ni arrebatarle t¨ªtulos
Contra Federer, en esta final neoyorquina, firm¨® un triunfo jer¨¢rquico. A sus 34 a?os, reinventado, el genio de Basilea llegaba en su mejor estado, con el objetivo de levantar su 18? grande y demostrar as¨ª que su tenis es mucho m¨¢s que un compendio de recursos est¨¦ticos y golpes exquisitos, sino que tambi¨¦n conserva toda su vigencia. Y vaya si la tiene. A Federer le queda cuerda para rato, no cabe duda. Pese a haber cedido cuatro de las cinco finales del Grand Slam que ha disputado en el ¨²ltimo lustro, ha recuperado este a?o la frescura, la derecha, el rev¨¦s y su delicioso movimiento de piernas. Otra cosa es que todo ello le d¨¦ para batir Djokovic.
No pudo con Nole en la final de Wimbledon, en julio, ni tampoco ahora en Nueva York. Con este ¨²ltimo duelo, ambos se han medido ya en 42 ocasiones (el pulso m¨¢s repetido en la historia del tenis, junto al Djokovic-Nadal), con un balance de 21 victorias para cada uno. La de ayer, postergada como consecuencia del aguacero que retras¨® la final m¨¢s de tres horas, fue categ¨®rica. Djokovic intimid¨® desde la primera manga, en la que sufri¨® un resbal¨®n que hizo caer al cemento y le ocasion¨® peque?as abrasiones en el antebrazo derecho y la pierna. Pero ni por esas.
Rest¨® como solo ¨¦l sabe (ara?¨® 52 puntos) y estuvo m¨¢s consistente desde la l¨ªnea de fondo. Atac¨® los segundos servicios de Federer (este solo retuvo el 46% de esas bolas) e impidi¨® al helv¨¦tico coger velocidad de crucero. Federer sobrevivi¨® gracias al l¨¢tigo. Rubric¨® 56 ganadores y 11 aces, por los 35 y tres de su oponente, pero poco a poco fue perdiendo la fe y cometi¨® m¨¢s errores (54, por los 37 del n¨²mero uno). Pese a todo consigui¨® arrebatarle un set a Nole y aportar picante a una noche en la que ambos tuvieron el mismo acierto a la hora de acercarse a la cinta (66%) y que tuvo una de sus claves en las oportunidades de ruptura. Federer dispuso de 23 opciones, pero solo atin¨® en cuatro (un 17%), mientras que Djokovic sac¨® partido a seis de las 13 (46%) que tuvo en sus manos.
En 2015 suma tres grandes y cuatro trofeos del M-1.000. Su registro es de 63 victorias y solo cinco derrotas
A pesar de estar dos sets abajo, Federer le discuti¨® el duelo hasta el final. En el ¨²ltimo parcial, con 5-4, tuvo tres bolas de break, pero pudo cerrar ese juego ni voltear la situaci¨®n. ?Resultado? Otra dentellada del serbio, el tenista feroz y ultracompetitivo, cincelado escrupulosamente por Boris Becker. Lo celebr¨® Djokovic, pero sin estridencias ni excesiva vehemencia. No, porque su desaf¨ªo tan solo acaba de comenzar. Este a?o ya ha igualado su mejor curso, el de 2011. Suma tres grandes y otros cuatro t¨ªtulos: Indian Wells, Miami, Montecarlo y Roma. Su registro es de 63 victorias y cinco derrotas. En las alturas, tan solo Stanislas Wawrinka (Roland Garros) ha podido batirle.
Se ha propuesto una obra magna y, de momento, va cobrando forma. El presente y el futuro a medio y largo plazo se contemplan desde una sola ¨®ptica. En clave Djokovic. Se vislumbra una tiran¨ªa.
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