La generaci¨®n del 90
La Vuelta alienta a Aru, Dumoulin o Mikel Landa como estandartes del futuro inmediato
Hay veces que la Vuelta, como el Giro o como el Tour, en m¨¢s o menos ocasiones, proponen vencedores inesperados. Pueden ser vencedores sorprendentes, como Juanjo Cobo en 2013, que dobleg¨® nada menos que a Bradley Wiggins o Chris Fromme, ¡ªel a?o que se dio a conocer¡ª en una sucesi¨®n de ataques a los que respondi¨® El Bisonte en una sucesi¨®n de sprints de monta?a. De Cobo nunca m¨¢s se supo, pero la historia de Froome comenz¨® ese a?o que qued¨® segundo en la Vuelta a Espa?a, tomando el relevo de su deca¨ªdo l¨ªder. Lo de Chris Horner, en 2011, fue m¨¢s estramb¨®tico, porque el estadounidense nacido en Jap¨®n ten¨ªa 40 a?os, no se le conoc¨ªan habilidades especiales, pero el hippy al que apodaban Chiquito de la Calzada, por sus andares tras una ca¨ªda y su manejo del espa?ol, super¨® nada menos que a Vincenzo Nibali y Alejandro Valverde, con notable disgusto para el pedigr¨ª de la carrera.
La Vuelta que ayer acab¨® en Madrid dej¨® dos nombres para el futuro inmediato. Ambos tienen 25 a?os. Fabio Aru, un sardo escalador, un fideo que tiene a Alberto Contador como ¨ªdolo y referencia, se ha llevado la Vuelta porque supo hacer lo que sab¨ªa, subir monta?as, y responder en lo que no sab¨ªa, la contrarreloj individual, dentro de un equipo poderoso, el Astana. El otro, Tom Dumoulin, tambi¨¦n de 25 a?os, se ha revelado como una potencia en curso, a pesar de haber perdido la Vuelta y el podio en la sierra madrile?a. Afamado contrarrelojista, solo discutido por el indiscutible Tony Martin, ha trazado la senda de una reconversi¨®n por concluir: la de un contrarrelojista reconvertido en todoterreno al que no le asustan las monta?as, pese a sus 186 centimetros de altura y su viva imagen de rodador.
Un palmar¨¦s con sabor espa?ol
Los ciclistas espa?oles son quienes m¨¢s veces han subido a los m¨¢s alto del podio de La Vuelta. Hasta en 32 ocasiones han ganado la ronda desde que se comenzara a correr en 1935.
Fabio Aru se convierte en el quinto italiano que logra llegar a la ¨²ltima etapa con el maillot de l¨ªder. El ¨²ltimo en conseguirlo fue su compa?ero de equipo en el Astana, Vincenzo Nibali, que lo logr¨® en 2010.
Alex Z¨¹lle es el corredor que m¨¢s veces ha sido l¨ªder en La Vuelta. Gan¨® las ediciones de 1996 y 1997 y comand¨® la carrera durante 48 d¨ªas.
Delio Rodr¨ªguez es el ciclista que m¨¢s triunfos de etapa ha conseguido en La Vuelta. Hasta en 39 ocasiones fue el primero en cruzar la l¨ªnea de meta.
Roberto Heras, Tony Rominger y Alberto Contador son los corredores con mayor n¨²mero de t¨ªtulos. Los dos espa?oles y el suizo han ganado La Vuelta tres veces.
Sobre Aru no hay dudas. Lleva dos a?os espectaculares, corroborados por esta victoria en la Vuelta, y sus segundo y tercer puesto en los ¨²ltimos Giros (adem¨¢s de un quinto puesto en la anterior Vuelta a Espa?a). Sobre Dumoulin se ha abierto el debate de si su transformaci¨®n ser¨¢ duradera; de si, como Indurain u otros, un contrarrelojista de su potencia es capaz de pasar las monta?as como un jilguero. En la Vuelta fall¨® el pen¨²ltimo d¨ªa, el que no deb¨ªa fallar, pero la soledad caus¨® estragos. Su equipo, el Giant, se present¨® en la Vuelta con la vista puesta en Degenkolb, un sprinter alem¨¢n al que la ronda espa?ola le procuraba alimento para todo el a?o. En dos ediciones hab¨ªa ganado 11 etapas y, este a?o se fue canino. El equipo, pobret¨®n en la monta?a, no contaba con que Dumoulin pudiera ser un candidato real. Y lo pag¨® caro. La soledad es la asignatura m¨¢s impactante del ciclismo. Ver a Aru rodeado por tres compa?eros, en plena fuga en la sierra, y a Dumoulin esperando que los intereses de Mikel Nieve (Sky) colaborasen con los suyos, fue la imagen del fracaso.
En ese debate, Espa?a busca un relevo generacional. Resiste Purito Rodr¨ªguez, (36 a?os) porque el alma no tiene edad, pero las grandes vueltas se le atragantan al final y el podio se convierte en el objetivo. Igual que Alejandro Valverde (35 a?os), otro guerrillero que ha salvado el honor del Movistar ante la falta de forma de Nairo Quintana, agotado f¨ªsica y psicol¨®gicamente en el Tour de Francia. Y otro nombre para el futuro, el de Mikel Landa (25 a?os), alejado en la General pero transmitiendo la sensaci¨®n de que hay un gran ciclista de inmediato, que el a?o que viene correr¨¢ en el Sky.
Las ca¨ªdas determinaron la Vuelta. Por ese camino, el del suelo, se fueron Froome, Van Garderen, Daniel Martin, Sagan. Por el atajo tramposo se fue Nibali, expulsado por reaccionar como un atolondrado agarrado a un coche del equipo. Los traslados continuos irritaron a los ciclistas, hartos de kil¨®metros tras las llegadas, de descender en bicicleta hasta los autobuses cuando estaban exhaustos, de llegar muy de noche a sus hoteles, ajenos al mundo que les rodea. No ha sido una Vuelta f¨¢cil para nadie. Demasiadas ca¨ªdas (la m¨¢s grave la de Boeckmans), demasiados kil¨®metros, demasiadas llegadas en alto a lugares inaccesibles. El precio que pag¨® la Vuelta por el espect¨¢culo ha sido demasiado alto. Pero parece que nada cambiar¨¢ cuando en el pr¨®ximo verano parta desde Orense. Ah¨ª volver¨¢ a descorcharse la generaci¨®n del 90.
Valverde-Purito, la batalla verde
Gan¨® Degenkolb en Madrid, que lleg¨® a tiempo para no irse de vac¨ªo, para reivindicar su condici¨®n de espr¨ªnter acreditado. Lo hab¨ªa hecho muy mal en toda la carrera, pero lleg¨® a tiempo de curar en cierta medida la decepci¨®n de su equipo, el Giant, por la derrota de Dumoulin. Ayer, adem¨¢s, hab¨ªa una disputa oculta en ese pase¨ªllo del l¨ªder por Madrid. Un jersey verde. Lo llevaba Purito Rodr¨ªguez, pero Alejandro Valverde estaba a solo dos puntos de quit¨¢rselo. ?Disputar?, ?transigir?, ?pasear? Y Valverde ten¨ªa una oportunidad en el sprint intermedio se?alado en el segundo paso por la l¨ªnea de meta. Y se fue a por ¨¦l, ayudado por Jos¨¦ Joaqu¨ªn Rojas experto en esas lides, y Fran Ventoso. Los tres coparon ese paso y Valverde obtuvo su premio.
Las posibilidades de Purito Rodr¨ªguez de recuperarlo pasaban por el sprint final. O sea, por lo imposible. Le val¨ªa el segundo puesto en la general tras Fabio Aru, sonriente y contenido, cuando todos los del Astana celebraban el ¨¦xito conseguido. Y luego gan¨® Degenkolb el sprinter herido, condenado a trabajar para el sorprendente Dumoulin. El alem¨¢n hizo cuanto pudo, que no era mucho. Y al final se llev¨® su premio particular. Ganar en Madrid el ¨²ltimo d¨ªa. El d¨ªa de Fabio Aru.
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