El mejor futbolista es...
Cuando se discute qui¨¦n es el mejor del mundo, si Messi o Cristiano, te remangas la camisa y fijas posici¨®n
Algunos debates nunca se zanjan; son ociosos. Te empujan a un gran estado de hast¨ªo. Pero el hast¨ªo te gusta. Por eso cuando se discute qui¨¦n es el mejor futbolista del mundo, si Messi o Cristiano, te remangas la camisa y fijas posici¨®n con los modales que te ense?aron tus padres, que no tienen por qu¨¦ ser buenos. Eso te obliga a un esfuerzo diario y aburrido, pues como dec¨ªa, el debate no se allana. Va y vuelve. El lapso a veces s¨®lo dura unos minutos, y breves, como cuando aquel poeta pidi¨® leer un soneto en televisi¨®n, y la conductora del programa acept¨® a cambio de que ¡°sea un soneto breve, por favor¡±. Ya nadie deja pasar un a?o entre que se corona a un jugador, se vive un per¨ªodo de silencio, y se vuelve a discutir qui¨¦n es su sucesor, o si se sucede a s¨ª mismo.
El ruido se mete en tu o¨ªdo y se convierte en un pi tenaz y s¨®rdido. Cuando te metes en la cama oyes una voz diciendo que Messi es el mejor, interrumpida por otra que afirma que el mejor es Cristiano. No todo el mundo disfruta con ese tedio que llena horas en los medios. Hace un par de a?os acompa?¨¦ a un amigo escritor a grabar una entrevista en la radio. Estaba en plena promoci¨®n de su libro, y como por esos d¨ªas se jugaba un Bar?a-Madrid, le preguntaron qui¨¦n le parec¨ªa mejor, si Messi o Cristiano Ronaldo. Respondi¨® que Messi, y como es un escritor vagamente l¨ªrico, argument¨® que cuando el jugador argentino tomaba el bal¨®n, y encaraba a las defensas, la luz que desped¨ªa su f¨²tbol era tan absoluta y violenta que parec¨ªa una noche total.
Dos d¨ªas despu¨¦s de aquella entrevista, iba en mi coche y encend¨ª la radio. All¨ª me encontr¨¦ de nuevo con mi amigo hablando de su maldito libro en otra emisora. El Bar?a-Madrid se jugaba al d¨ªa siguiente, y el periodista tampoco quiso dejar volar la oportunidad de sacar el tema. Esta vez, con un tono prosaico, ¨¦l respondi¨® que el mejor era Cristiano Ronaldo, por supuesto. Y ofreci¨® argumentos incontestables, como que el f¨²tbol es algo parecido a un oficio, y que es necesario aprenderlo, pero que sobre todo, es necesario crearlo.
Su gesto, llev¨¢ndose la contraria, hab¨ªa que tom¨¢rselo muy en serio, pero no demasiado en serio. En el fondo, aquella era una forma de declarar que estaba hastiado con el debate, casi diario, sobre el mejor jugador del mundo. Yo s¨®lo le hab¨ªa visto hacer algo as¨ª de chocante y hermoso a Juan Mars¨¦, durante una de esas raras veces que acud¨ªa a la televisi¨®n. Fue en M¨¦xico. En un momento dado le preguntaron eso tan t¨®pico en literatura: ?qu¨¦ es m¨¢s importante, el fondo o la forma? Mars¨¦ decidi¨® que el fondo. Cuando ya se iba de los estudios, apareci¨® un t¨¦cnico corriendo, que le explic¨® que hab¨ªa surgido un problema y hab¨ªa que repetir la entrevista. Al llegar a la pregunta sobre la forma y el fondo, esta vez respondi¨® que lo importante era la forma. Fue su manera de decir que ciertos debates no sirven para nada.
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