Aduriz rescata al Athletic
El delantero voltea (3-1) a un buen Augsburgo, que se adelant¨® en el marcador pero sucumbi¨® en la segunda mitad del encuentro
Pareciera que el debutante en competici¨®n europea, o sea el Augsburgo, era el experto alem¨¢n, b¨¢varo y por o tanto poderoso, heredero del talento de su hijo predilecto Bertold Brecht, y que el aprendiz fuera el Athletic, obligado a un coraje descontrolado, como un ej¨¦rcito frente a una guerrilla, de una tropa frente a un tropel. Pareciera todo eso, salvo que en la guerrilla, en el tropel, militaba un tal Aduriz, con rango de general en el ¨¢rea, capaz de malvivir en el desabastecimiento de sus compa?eros, pero no perder el hambre de gol y saciarla con dos acciones, un primer y un segundo platos de la misma factura. El primero de cabeza, con una potencia desoladora; el segundo, con el pie, con la misma potencia desoladora. Se dir¨ªa que fueron ambos dos platos de cuchara, potentes, con pan y todo.
ATHLETIC, 3 - AUGSBURGO, 1
Athletic: Herrer¨ªn; De Marcos, Etxeita, Laporte, Lekue; Be?at, Elustondo (Mikel Rico, m. 45); Susaeta, Ra¨²l Garc¨ªa (Gurpegui, m. 80), Ibai G¨®mez (Sabin Merino, m. 63); y Aduriz. No utilizados: Iraizoz, Eraso, Kike Soloa y Balenziaga.
Augsburgo: Hitz; Verhaegh, Callsen-Bracken, Klavan, Feulner; Esswein, Kohr (Trochowski, m. 73) Baler, Won; Altintop (Koo, m. 59) y Matavz (Werner, m. 65). No utilizados: Manninger, Stafylidis, Janker y Framberger.
Goles: 0-1. M. 15. Altintop. 1-1. M. 55. Aduriz. 2-1. M. 66. Aduriz. 3-1. M. 89. Susaeta.
?rbitro: Bezborodoc (Rusia). Amonest¨® a Ra¨²l Garc¨ªa, Be?at y Werner
Unos 50.000 espectadores en San Mam¨¦s.
Hasta entonces, el Augsburgo hab¨ªa apelado a la inteligencia, a la organizaci¨®n t¨ªpicamente alemana, al f¨²tbol sin fisuras, sin errores, apoyado en la inteligencia de Baler, el savoir faire de Altintop y la velocidad de Esswein. Con eso, y la espesura rojiblanca, que no sab¨ªa a qu¨¦ jugaba, le bast¨® para adelantarse en el marcador con un doble remate del turco Altintop, tras el rechazo de Herrer¨ªn. Era la victoria del orden frente al coraje, de la velocidad frente al aturdimiento, del cerebro frente al coraz¨®n.
Pero en asuntos del coraz¨®n el Athletic anda a gusto con s¨ªstole y di¨¢stole acompasadas. A veces le pierde la cabeza, en su af¨¢n de mirar solo a Ra¨²l Garc¨ªa y Aduriz, sus dos gastadores, aunque fueran poco alimentados por dos bandas muy fam¨¦licas. Ni De Marcos ni Susaeta, por la derecha, son lo que eran. Y por la izquierda, a Lekue le falta una cocci¨®n (so?ar¨¢ con Esswein) y de Ibai apenas hay noticias, ni positivas ni negativas.
Sobrevive el Athletic con el coraz¨®n, m¨¢s que con la cabeza, que a¨²n la tiene un poco confundida cuando el equipo rival le quita el aire. Y sobrevive por Aduriz, el petrolero, el ingeniero, el obrero, que huele el gol donde el defensa huele el viento. ?l lo aprovecha para volar, el defensa para descansar. Y por eso lleg¨® el empate, porque sus marcadores sintieron el airecillo y el guipuzcoano aprovech¨® el temporal para cabecear como hace 50 a?os. Y lo mismo hizo con el pie, 11 minutos despu¨¦s, intercal¨¢ndose, como las haches, entre los defensas, puras vocales, para darle al bal¨®n con la saliva que produce el ansia de gol. Y no hay tarta sin guinda, seg¨²n marca la tradici¨®n. La puso Susaeta con un gol de calidad, la que exhibe a cuentagotas a la luz de la luna. Y es que el coraz¨®n a veces puede con la cabeza. Y sale el sol.
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