El Espanyol derrota a la Real Sociedad en un partido totalmente loco

La Real y el Espanyol son dos enigmas, dos misterios que esperan un detective que los descifre. A la Real se le supone una calidad ofensiva que, hoy por hoy, es un mensaje en una botella navegando a la deriva; el Espanyol, reconstruido por necesidad, decidi¨® volver a reconstruirse en Anoeta tras la debacle frente al Real Madrid.

En tales circunstancias, prevalece el alboroto y las circunstancias se apoderan de los argumentos. Por ejemplo, en la Real, el protagonismo era de los laterales, especialmente, De la Bella; en el Espanyol, los medios centros prevalec¨ªan sobre un escenario gris. Todo ten¨ªa un tono desva¨ªdo, tanto como el de Carlos Vela, envuelto en una pol¨¦mica por su declaraciones que suger¨ªan un deseo de huir de San Sebasti¨¢n. Mala noticia que el capit¨¢n, el l¨ªder, enarbole la bandera blanca.

Y sin embargo, un poco antes de los 20 minutos, Agirretxe, caz¨® un centro de De la Bella, tras un mal¨ªsimo despeje de Enzo Roco, para logar el primer gol de su equipo desde que comenz¨® la temporada. El gol fue tan sorprendente como cuando empieza a llover en una playa en agosto. Otra circunstancia. Un error ¡ªde Enzo Roco¡ª, un acierto ¡ªde De la Bella¡ª y una oportunidad para un goleador nato que huele los goles de lejos. Y este le llegaba desde cerca. El Espanyol a¨²n estaba lega?oso, apenas despertado por el dinamismo de V¨ªctor ?lvarez, pero desconectado de sus dos delanteros, Gerard y Asensio, dos promesas de futuro, pero irreales en el presente de Anoeta.

Era uno de esos partidos de goteo, de los que se juega poco y poquito a poco. El gol no aliger¨® la mochila de la Real ni la del Espanyol, que apenas encontr¨® un disparo despejado con la yema de los dedos por Rulli. Pero cuando mandan las circunstancias, las sorpresas son estruendosas. Y un gran pase de V¨ªctor ?lvarez a Asensio le permiti¨® retar a Rulli que lo derrib¨® en el ¨¢rea. Penalti, expulsi¨®n de Rulli y gol de Gerard. Un tres en uno inesperado que alteraba la rutina del partido al borde del descanso. Marejada en la Real, calma chicha en el Espanyol.

Y medio partido que el conjunto catal¨¢n se tom¨® con calma. Atac¨® la Real, de salida, por pura rabia, pero muriendo en la orilla del ¨¢rea con mansedumbre. Sin la imaginaci¨®n de Vela, la novela realista parece un discurso. Y con una p¨¢gina menos desde antes del descanso, su argumento era bastante ininteligible. De la Bella, su lanzarote, se fren¨® en seco, por la inferioridad num¨¦rica. Y el Espanyol, poquito a poco, se adue?¨® del juego hasta conseguir el gol en un remate de cabeza de Enzo Roco, que redim¨ªa su error en el gol realista. Fue tras un centro magn¨ªfico de Hern¨¢n P¨¦rez que Illarramendi defendi¨® con much¨ªsima fragilidad.

Quedaba lo que queda en estos casos: el fruto de la desesperaci¨®n del que pierde y el conservadurismo de quien gana. Los cambios, al final del partido, reactivaron a la Real. Primero le levantaron el ¨¢nimo, cuando el Espanyol sesteaba. Otra vez las circunstancias. Salen Chory Castro y Jonathas, por el goleador Agirretxe y el silbado Vela. Y los dos se asocian para empatar el partido. ?Y entre medio? Un nuevo error de la defensa del Espanyol, blanda y despistada. Los dos defensas se abrieron y le dejaron un circulo al brasile?o para que disparase a placer cuando el partido mor¨ªa. Pro en el ¨²ltimo soplido, un c¨®rner lo prolog¨® ?lvaro y en el vac¨ªo del segundo palo apareci¨® Hern¨¢n P¨¦rez para cabecear y batir a Olazabal. ?Sorpresas?, ?Errores?. ?Aciertos? ?Circunstancias?. Lo dicho, un misterio.