La llamarada eterna del Drag¨®n

En la hora m¨¢s oscura, Gales ha firmado un grito de orgullo infinito, un canto a lo colectivo, a la resistencia contra cualquier mal. El XV del Drag¨®n ha perdido en las ¨²ltimas semanas a sus cromos m¨¢s preciados. Desde almas como Rhys Webb o Halfpenny a recursos decisivos como Eli Walker o Cory Allen. Aun as¨ª, hab¨ªan logrado poner a Inglaterra contra las cuerdas en su Mundial cuando dos compa?eros m¨¢s, Scott Williams y Hallan Amos, dejaban el campo en camilla. Los supervivientes levantaron un aut¨¦ntico monumento a esos ca¨ªdos, a esa sensaci¨®n de trabajar cuatro a?os para que un instante, el dolor supremo, trunque todo. Levantaron la contienda los galeses, que arroparon la gloria con una patada infinita de un Dan Biggar may¨²sculo. Sus 23 puntos dejan a Inglaterra con la necesidad de vencer a Australia y esperar las cuentas para subsistir a la primera fase de su torneo.

Su escasez de recursos ofensivos obligaba a Gales a vivir con la exigencia de exprimir al m¨¢ximo cada instante. Por eso el apertura Dan Biggar llevaba el estandarte y deb¨ªa asumir el coste de cada decisi¨®n. La gran baza roja era que un marcador incomodo transformase la suficiencia inglesa en ansiedad. Lo logr¨® durante casi media hora con las peque?as cosas, ya fuera robando saques de touch o ganando metros pateando a la espalda de la defensa. Aunque quiz¨¢s se precipit¨® en un intento fallido de drop en una zona propicia para seguir construyendo, Biggar cumpli¨® materializando las patadas.

Inglaterra no quiso coquetear con marcadores desfavorables. Lo sab¨ªa Owen Farrell y por eso busc¨® y acert¨® con un drop lejano para poner el 6-6 en el marcador. Inglaterra empez¨® a marcar distancias con la mel¨¦, forzando varios hundimientos galeses, limitados en delantera con dos titulares ante Uruguay tocados en el banquillo. El XV de la Rosa fue percutiendo metros con la ¨¢gil circulaci¨®n de Ben Youngs, que supo rehacer un ensayo aparentemente truncado por un pase al pie en una asistencia precisa para que Jonny May lograra posar.

Como r¨¦plica, Gales esgrimi¨® valent¨ªa para reducir ese d¨¦ficit de diez puntos (16-6) y empezaron a llover balones sobre la 22 inglesa. Tras ensayar ante Fiyi, a Brown le tocaba esta vez ponerse el mono patear el oval fuera de su guarida. La confianza en ese ¨²ltimo recurso protegi¨® a Inglaterra e incluso anim¨® el juego a la mano en territorio vedado.

Sin el pie Gales lo ten¨ªa m¨¢s dif¨ªcil. La gran lectura y velocidad de Ben Youngs causaba los suficientes estragos para dar a Farrell patadas con las que echar abono al marcador. Sin grandes lujos de sus tres cuartos, Biggar manten¨ªa el duelo. Y lo que quer¨ªan evitar los ingleses sucedi¨®. El XV de la Rosa no se impuso m¨¢s all¨¢ de una t¨ªmida ventaja que Farrell elev¨® a la barrera del ensayo (25-18) con su ¨²ltimo golpe.

Entonces lleg¨® la ¨²ltima carga galesa. El oval recorri¨® el campo hasta el ala derecha. El objetivo era el explosivo George North, que cedi¨® para Lloyd Williams. Apenas llevaba unos minutos sobre el c¨¦sped, pero su pie abri¨® el cielo. El oval sali¨® hacia la incertidumbre, hacia el miedo, hacia los sue?os, hacia Gareth Davis. El medio mel¨¦ lo caz¨® y pos¨® bajo palos para poner el empate. Anestesiados los ingleses, no supieron proteger una captura de Brown y el zaguero cometi¨® golpe por retenci¨®n, citando con el destino a Biggar, que encontr¨® la gloria entre palos desde el centro del campo.

Llegaba la ¨²ltima intentona inglesa, con sus dos aperturas en el campo, y murieron como valientes. Gales entr¨® por el lateral y el XV de la Rosa rechaz¨® los tres puntos del empate, una decisi¨®n que puede marcar su temprana despedida pero que la grada respald¨® plenamente. La joven plantilla de Lancaster. Busc¨® la touch para entrar con el maul en la zona de marca, pero resisti¨® Gales, empujando la plataforma a la banda. Solo quedaba sobrevivir a la ¨²ltima mel¨¦ y patear a las grada. Gales hab¨ªa arrasado la gran base enemiga con una llamarada eterna.