Un Valer¨®n al viento
El medio canario, de 40 a?os, es el jugador al que Andr¨¦s Iniesta pagar¨ªa para verlo jugar, seg¨²n confes¨® un d¨ªa el crack manchego
El a?o pasado, para estas fechas, una abuela estaba con su nieto (de unos siete a?os) en la cola del pan. Me llam¨® la atenci¨®n el look del ni?o. El pelo dibujaba dos zonas sim¨¦tricamente diferenciadas por el color amarillo y un rojo tenue. Para completar el rococ¨® craneal, de unos de los costados ca¨ªa un mech¨®n de cabello impoluto de tintado, casi rozando su ojo izquierdo. Me lo qued¨¦ observando tan asombrado, que la abuela me mir¨® como disculp¨¢ndose del terror¨ªfico peinado de su nieto. Segu¨ª en la cola pregunt¨¢ndome qu¨¦ tiene que ocurrir en la cabeza de unos padres para permitir que su ni?o entrara los primeros d¨ªas de escuela gastando ese desaf¨ªo peluqueril.
En ese ni?o estrafalario pienso ahora cuando veo los peinados no menos estrafalarios que se infligen algunos jugadores de futbol. En casa tenemos ejemplos rotundos de ese cambiante paisaje con que adornan sus cabezas no pocos de nuestros cracs. Alves es un ejemplo. No bien te acostumbras a verlo intimidantemente rapado, cuando el t¨ªo te sale con un arbolito solitario en el centro de su testa. As¨ª me pas¨® este s¨¢bado con Neymar. Su corte anterior no parec¨ªa atentar demasiado contra ninguna norma de est¨¦tica un¨¢nimemente acordada. Pero el s¨¢bado me sorprendi¨® con un rapado casi feroz, todav¨ªa m¨¢s enf¨¢tico cuando enfilaba a la grader¨ªa el penalti que fall¨®. Claro que para hacernos olvidar de esos toques horriblemente transgresores, contamos con las l¨ªneas cl¨¢sicas de Messi, Luis Suarez (que el s¨¢bado, cuando el Bar?a m¨¢s lo necesitaba, marc¨® un golazo de cabeza) y Sergio Busquets. Por algo a Pep Guardiola, le gustaban m¨¢s los jugadores de looks sensatos, como si con ello se terminara de amueblar mejor sus cabezas.
El s¨¢bado salt¨® al Camp Nou, para suplantar a un compa?ero de su equipo, Juan Carlos Valer¨®n. El jugador canario tiene cuarenta a?os. Es el jugador al que Andr¨¦s Iniesta pagar¨ªa para verlo jugar, seg¨²n confes¨® un d¨ªa el crac manchego. Si mi memoria no me falla, dir¨ªa que salt¨® al verde con el mismo peinado de hace veinte a?os, el mismo que siempre luci¨®. Un poco largo y despeinado. Viendo al gran Valer¨®n, me vino otra vez a la memoria el ni?o del pelo de colores. Y no pude dejar de imaginarme al canario de peque?o, conduciendo la pelota en un descampado, lento, reflexivo. Y con esa belleza que destilan los cabellos al viento en un campo de futbol.
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