Esos chicos que tan feliz hacen a Florentino P¨¦rez
Hay un se?or, Felipe Reyes de nombre, que lleva un a?o levantando trofeos. Seis t¨ªtulos ha conquistado junto a sus colegas Llull, Rudy y El Chacho. Nunca en la historia un jugador de baloncesto logr¨® semejante bot¨ªn en menos tiempo: Supercopa de Espa?a, Copa del Rey, Liga, Copa de Europa, Intercontinental y, de a?adidura, ese Eurobasket en el que se colgaron del cuello de una bestia llamada Pau Gasol. Pero el viernes pasado la fiesta toc¨® a su fin. El Madrid cay¨® en la Supercopa 2015. Ese d¨ªa se cerr¨® el c¨ªrculo victorioso de un equipo que se ha ganado el derecho a perder. Un equipo que hace apenas cuatro a?os viv¨ªa en la indigencia tras la salida de su banquillo de Ettore Messina, que lleg¨® por la puerta grande y se fue por la puerta de servicio, no sin antes se?alar al que consideraba culpable de los males del equipo: Felipe Reyes.
Fue entonces cuando Florentino P¨¦rez se puso en manos de los profesionales. Y confi¨® el futuro de la secci¨®n a un director deportivo, Juan Carlos S¨¢nchez, y un subdirector, Alberto Herreros. Estos dieron el mando del equipo a un entrenador de escasa experiencia y nulo glamour, Pablo Laso, nombramiento que no sent¨® bien a orillas y dentro del Bernab¨¦u. Cinco temporadas despu¨¦s, los de Laso han disputado 14 de 18 finales posibles, de las que han ganado 10, cinco en un a?o, lo nunca visto en el baloncesto mundial.
Vive el madridismo instalado en la paradoja, donde vive tambi¨¦n Florentino P¨¦rez, que triunfa como presidente en el baloncesto y sufre como director deportivo en el f¨²tbol. Sin embargo, el mandatario no se cansa de asegurar que el Madrid futbol¨ªstico, el que no ha ganado un t¨ªtulo en el a?o en curso, es el n¨²mero uno en el ranking de la FIFA. Con semejante galard¨®n, resulta incomprensible que el aficionado no pernocte en La Cibeles. Es el Madrid un club que celebra por todo lo alto que uno de sus futbolistas, superlativo eso s¨ª, iguale o supere el r¨¦cord de goles, como acaba de hacer Cristiano. Todos los fastos que acompa?aron al portugu¨¦s le faltaron a Casillas en su adi¨®s. Por no recordar el silencio que acompa?¨® a Carlo Ancelotti, ese se?or que gan¨® la D¨¦cima y al que se despidi¨® por¡ un momento que recuerde¡ ?Por qu¨¦ se le despidi¨®? Fue el mismo estridente silencio que el club le regal¨® en la ¨²ltima asamblea de socios, en la que su imagen fue omitida del v¨ªdeo de resumen de la temporada, un gesto del que quiz¨¢ no fue responsable el presidente, sino alg¨²n empleado que pens¨® que as¨ª har¨ªa feliz al jefe.
Pero al jefe, hoy, solo le hacen feliz esos chicos del basket, a los que no ciega la p¨²rpura (por eso aceptan un papel secundario cuando anda cerca Gasol) y que el viernes ejercieron su derecho a perder. Son esos chicos que forman parte de una plantilla que se renueva seg¨²n el criterio de un director deportivo, un subdirector y un entrenador bajo la supervisi¨®n de un presidente que ejerce solo de eso. Y que as¨ª es feliz, todo lo contrario que el Florentino del f¨²tbol, que vive en un disgusto permanente ejerciendo de presidente, director deportivo y subdirector, Padre, Hijo y Esp¨ªritu Santo. Demasiado para un mortal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.