Porque nos da la gana
Pese al sainete montado en las salas VIP del f¨²tbol, nadie de dentro habla de ventilar el sistema
En las grandes fortificaciones del f¨²tbol, FIFA y UEFA, dos torres de marfil de plut¨®cratas que funcionan desde sus or¨ªgenes como un politbur¨®, hay un credo inquebrantable: porque nos da la gana. Ahora les han calado de tal manera los bajos fondos que hasta han tenido que comisionar la ?tica, como si por fin fueran conscientes de que entre ellos la moral necesita m¨¢s formalismos que la propia conciencia. Y de resultas de ese comisionado, unos trampean a otros, se inhabilitan por aqu¨ª y por all¨¢ tras haberse aliado tiempo atr¨¢s los dos presidentes en arresto, Joseph Blatter y Michel Platini, con 1,8 millones de euros por medio por supuestos susurros de asesoramiento. El segundo dej¨® de lado al primero y ahora ¨¦ste ha filtrado el presunto choriceo. Un pago tan oscuro e inexplicable del suizo al franc¨¦s como los caudales repartidos a discreci¨®n por Sudam¨¦rica, Qatar, Rusia...
As¨ª que tras las guerrillas han saltado por los aires las intrigas palaciegas y el f¨²tbol mundial est¨¢ descabezado y a la deriva. Entre fiscales y FBI anda el juego, pero ni as¨ª se doblan los directivos: tolerancia intramuros, toda; transparencia exterior, cero. La pen¨²ltima demostraci¨®n corri¨® a cargo del secretario general de la UEFA, Gianni Infantino, que el pasado jueves socorri¨® a su sancionado presidente. Su argumento fue un acto de fe: "Las explicaciones del abogado del se?or Platini han satisfecho a todos". ?Qu¨¦ explicaciones? Las que nos da la gana. Ni siquiera a los patrocinadores millonarios, inquietos, se supone, al ver que la marca puede quedar salpicada por el lodo.
Pese al sainete montado en las salas VIP del f¨²tbol, nadie de dentro habla de ventilar el sistema, de acabar con las castas, de fiscalizar al m¨¢ximo el trapicheo de votos y los lun¨¢ticos congresos en los lugares m¨¢s ex¨®ticos y festivos del planeta. Sostuvo Infantino que el sector se debe arreglar desde el f¨²tbol, es decir, entre inhabilitados, sospechosos, detenidos e interrogados. Que el establishment que ha dejado a este juego al borde de la bancarrota moral se juzgue a s¨ª mismo mientras dirimen otra partida entre ellos. La mejor manera de evitar la necesaria catarsis. Todos a salvo, o que pague alg¨²n paria. Lo que sea, pero que el antiguo r¨¦gimen se perpet¨²e por los muchos que queden y los que est¨¦n por llegar.
Para resguardar el rancho, la UEFA ha puesto de alguacil al espa?ol ?ngel Mar¨ªa Villar, uno de los suyos, de la FIFA y de lo que se tercie siempre que cumpla con la m¨¢xima: El f¨²tbol es nuestro y aqu¨ª no interviene dios alguno. Porque aqu¨ª nadie tiene por qu¨¦ rendir cuentas. ?A santo de qu¨¦ si somos la gran familia del f¨²tbol? Pues eso, nadie mejor que Villar, que jam¨¢s sinti¨® que tuviera que dar la cara p¨²blica, solo a los de casa. Villar, fiel como pocos al sistema, es el silencio eterno hasta para publicitar sus m¨¦ritos, que tambi¨¦n los tiene, y m¨¢s de los que piensa.
Vive enrocado en su personaje, pero para el corralito tiene una gran cualidad en estos tiempos de turbulencias asfixiantes, es invisible. Por ahora, al rev¨¦s que muchos de sus aliados, no tiene tacha judicial. Ni as¨ª tiene voz. El escrutinio p¨²blico le espanta y lleva a?os de espaldas a la gran clientela, los aficionados, a los que como buen fifo y uefo hace tiempo que nunca tiene nada que decir, ni lo bueno ¡ªque lo tiene, como dos Eurocopas y un Mundial¡ª ni lo malo. Nunca. El pueblo no es de la familia, no le vota. Lo mismo da que le sostenga el gran andamiaje que le permite, a ¨¦l y a tantos, estar en la cresta de su carrera directiva y en la ola infinita del negocio. ?Por qu¨¦ esa fobia por la palabra con altavoz? ?Hay algo m¨¢s? Quiz¨¢ sea solo porque nos da la gana. Y lo peor es que no se vislumbra en el horizonte a nadie que tenga ganas de no hacer lo que le d¨¦ la gana. Puede que entonces el cargo y los sobrecargos no tuvieran tanta gracia.
A¨²n a riesgo de que el f¨²tbol agonice, hay algunas rendijas para el optimismo. Por un lado, que una vez m¨¢s este deporte resuelva sus incongruencias en los tribunales ordinarios de los que siempre intenta huir hasta con amenazas a quienes tomen esa v¨ªa. Las cosas de familia se resuelven en la mesa camilla. Pero hay veces que alguien es capaz de denunciar lo obvio para que la justicia le d¨¦ la obvia raz¨®n: ocurri¨® con el caso Bosman y pudiera suceder con el episodio de los menores del Bar?a o los malditos fondos de inversi¨®n. Dicho de otro modo, hay salida cuando alguien regatea al sistema para agujerear al sistema. Y queda otra esperanza: Que fifos, uefos y de m¨¢s clanes se devoren a s¨ª mismas. Lo est¨¢n poniendo en bandeja. Y a su manera: Porque nos da la gana.
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