Los ¡®All Blacks¡¯ pasan a la historia al revalidar su t¨ªtulo mundial
Liderada por un may¨²sculo Dan Carter, Nueva Zelanda domina a Australia (34-17) y ganan su tercer entorchado
Si Cardiff fue su p¨¢gina m¨¢s oscura, Nueva Zelanda ha hecho de Londres su para¨ªso. Lloraban hace ocho a?os los All Blacks tras ser eliminados ante Francia, por los 24 a?os sin supremac¨ªa. Aguantaron los cimientos; el dolor se transform¨® en acicate, en experiencia, en historia. La valiente Australia claudic¨® en la cita decisiva, la ¨²ltima oportunidad para frustrar a los vigentes campeones, y Nueva Zelanda llev¨® al fin su dominaci¨®n a los libros. Son el primer campe¨®n que repite t¨ªtulo, la selecci¨®n m¨¢s laureada con tres entorchados y han logrado la primera victoria fuera de sus fronteras. La londinense Twickenham nunca fue tan felizmente negra.
Nueza Zelanda asumi¨® la batalla f¨ªsica desde el arranque, con dos placajes contundentes en los primeros segundos. Con su muralla a¨²n firme, Australia entendi¨® pronto que la batalla se discutir¨ªa en su guarnici¨®n, que no podr¨ªan apelar a su atrevimiento sin la posesi¨®n. Con la potencia de sus centros como estandarte, con un Ma¡¯a Nonu vestido de tren de mercanc¨ªas, empezaron a percutir los All Blacks y su apertura Dan Carter canje¨® los tres primeros puntos de la final.
Sin la libertad para avanzar a la mano, Australia busc¨® alternativas. Las encontr¨® en la batalla a¨¦rea, librada por su zaguero infalible. Ganaba metros Folau mientras su par rival, Ben Smith, marraba una recepci¨®n c¨®moda que desembocar¨ªa poco despu¨¦s en los ¨²nicos tres puntos de los Wallabies en el primer tiempo, cortes¨ªa del met¨®dico Bernard Foley. Con sus autopistas bloqueadas, no supieron darse m¨¢s oportunidades. Y cuando las tuvieron, erraron dos prometedores saques de touch en campo rival.
As¨ª que tocaba replegarse, incordiar a un rival que s¨ª ten¨ªa los argumentos para encajonarles. Para ello, nada mejor que su intratable tercera l¨ªnea. Liberar algunos balones se convirti¨® para los neozelandeses en una tediosa burocracia que terminaba con la sonrisa rival, con el orgullo de Michel Hooper o David Pocock cuando sus compa?eros deshac¨ªan la montonera que hab¨ªan provocado.
Con todo, la supervivencia era un pr¨¦stamo a corto plazo para los Wallabies, mermados por la marcha por lesi¨®n de su segunda Kane Douglas y su centro Matt Giteau, ese veterano renacido que hab¨ªa jugado la ¨²ltima final de su selecci¨®n, en 2003. Era inevitable que la precisi¨®n matem¨¢tica de Carter estirara poco a poco el marcador, como tambi¨¦n se estirar¨ªan las l¨ªneas australianas con el cansancio. Y en la asignatura de castigar el error ajeno, los All Blacks son catedr¨¢ticos. Despu¨¦s de rozar en un par de veces el ensayo, el mete¨®rico Nehe Milner-Skudder culmin¨® una deliciosa jugada que rompi¨® Conrad Smith con un imprevisto cambio de direcci¨®n y que el capit¨¢n Richie McCaw visti¨® de asistencia obligada. Con el tiempo ya cumplido, la conversi¨®n de Carter sirvi¨® un aut¨¦ntico lastre en el intermedio (16-3).
No tardaron los campeones en hacer gala de otra virtud de referencia, su inigualable banquillo, con suplentes tan ilustres como Sonny Bill Williams, brillando como pocos con el 23 a la espalda. El boxeador hizo de ese ¨²ltimo dorsal el primero, manteniendo con vida el bal¨®n antes de que Nonu acelerara sin remedio a la zona de ensayo. En su despedida, el centro dej¨® una carrera memorable, paradigma de su potencia, ante el placaje fallido del otro 23, Kurtley Beale, ese genio inestable.
Con 18 puntos de d¨¦ficit (21-3), Australia acept¨® la invitaci¨®n a la locura. No pareci¨® intimidar a los campeones amagar¨ªan con la sentencia con una cabalgada de Williams. Avanzan por necesidad los Wallabies, que llegaron con m¨¦rito a la zona noble rival entre los alaridos de su general Pocock. Contundentes en defensa, los All Blacks pagaron caro el placaje alto de Ben Smith, que acab¨® superando la frontera de la amarilla. En los 10 minutos sin ¨¦l, Australia volver¨ªa al partido con dos ensayos. Pocock sum¨® su tercera marca del torneo culminando el maul inmediatamente posterior a la amonestaci¨®n y Beale, en su faceta m¨¢s l¨²cida, convirti¨® una p¨¦rdida en una patada envenenada que materializ¨® Tevita Kuridrani.
Contra las cuerdas, volvi¨® la experiencia, personificada en Carter. El apertura se sac¨® de la chistera un drop inmejorable, centrado desde el infinito. Y por aquellos lares, desde el centro del campo, convirti¨® su ¨²ltimo golpe de castigo. De vuelta a la tranquilidad, con ese colch¨®n de diez puntos, sentenciar¨ªa Nueva Zelanda en una patada de Ben Smith que supo amortiguar Beauden Barrett, otro suplente de oro. Suya fue la ¨²ltima carrera bajo palos, y con el ¨²ltimo ensayo esper¨® la llegada exultante de sus compa?eros. Se hab¨ªan ganado su billete a la eternidad.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.