El campe¨®n Lorenzo: velocidad y consistencia en MotoGP
Ganar el Mundial con una victoria no es f¨¢cil, lo logr¨® el mallorqu¨ªn con la misma confianza con la que ha gestionado la temporada e imponi¨¦ndose de la primera a la ¨²ltima curva
S¨®lo ¨¦l sabe de lo que es capaz. C¨®mo y cu¨¢ndo. A menudo, aquello de que el querer es poder cobra sentido cuando uno habla de Jorge Lorenzo. La confianza, que casi siempre depende exclusivamente de su estado de ¨¢nimo, es clave en su rendimiento. Lo ha sido esta temporada en la que los malos resultados, que, finalmente, no han sido definitivos, han respondido a una combinaci¨®n de mala suerte y negaci¨®n personal. El nuevo campe¨®n del mundo de MotoGP, pura determinaci¨®n y velocidad, ha perdido eficacia cuando se nublaba el cielo y cuando Bridgestone, suministrador ¨²nico de neum¨¢ticos, ha decidido que se compitiera con las gomas que al mallorqu¨ªn no le gustan. Las malas experiencias en el pasado bajo la lluvia le hac¨ªan ser extremadamente cauto, temeroso, si se quiere, sobre el asfalto mojado o simplemente h¨²medo. Y los neum¨¢ticos con el flanco lateral m¨¢s duro le trastornaban por completo: sin confianza perd¨ªa demasiadas d¨¦cimas en cada curva. Y as¨ª no hab¨ªa tut¨ªa.
Pero nada est¨¢ perdido con Lorenzo, el coco duro, el coraz¨®n de hielo, un robot bajo la visera. Aspira a la perfecci¨®n encima de la moto. Y su perseverancia lo explica todo. Pareci¨® perder el norte cuando M¨¢rquez, talentoso, fresco, apareci¨® en MotoGP. Tard¨® unos meses en reaccionar. Se pas¨® de peso. Pero en cuanto recuper¨® la forma f¨ªsica record¨® que no conviene, nunca, buscar excusas. Sino trabajar cada vez m¨¢s.
Hay pocos pilotos tan regulares como Lorenzo. En el Ricardo Tormo se proclam¨® campe¨®n con una victoria magn¨ªfica en la que no especul¨® ni se guard¨® nada
Busc¨® soluciones. Y en algunos momentos de esta temporada prob¨® a cambiar de estilo: aquellas gomas malditas que en plena inclinaci¨®n no le daban la confianza que necesitaba para exprimirse en el paso por curva le hicieron pensar. Pero tras hacer algunas pruebas se dio cuenta de que no quer¨ªa renunciar a lo que siempre le hizo especial, rapid¨ªsimo en las curvas. Pensar en c¨®mo parar m¨¢s tarde la moto, alargar la frenada y ceder a las tendencias le hac¨ªa perder frescura. Y d¨¦cimas. Mejor dejarse llevar por el instinto. As¨ª que volvi¨® a sus reglas b¨¢sicas. Y tras un inicio renqueante de campeonato, empez¨® a ganar. Una carrera tras otra. Hasta sumar cuatro consecutivas.
Recuperada la confianza volvi¨® el mejor Lorenzo, ese al que le gusta dominar cada entrenamiento, lo que incide en su fortaleza mental ¨Cy as¨ª, como una pescadilla que se muerde la cola, del viernes al domingo solo se baj¨® del podio en una ocasi¨®n en ocho grandes premios¨C, lo que le permiti¨®, adem¨¢s, perfeccionar su moto, la mejor Yamaha de los ¨²ltimos a?os, mejor en frenada, excelente en aceleraci¨®n, con una gran tracci¨®n y, por fin, un cambio de marchas seamless (que no necesita del uso del embrague) que la pon¨ªa en igualdad de condiciones con Honda y Ducati. Su ¨²nico punto d¨¦bil es la velocidad punta, pero nunca gan¨® la M1 una carrera en la recta.
Explosivo en los primeros giros, fino al manillar y cuidadoso con los neum¨¢ticos, Lorenzo se ha trabajado todas sus victorias de la misma manera: desde la primera curva hasta la ¨²ltima, en soledad, como m¨¢s le gusta pilotar, pues es como m¨¢s c¨®modamente puede imponer su ritmo, mantener la constancia, dej¨¢ndose llevar por su trazada limpia. Hay pocos pilotos tan regulares como Lorenzo. As¨ª corri¨® tambi¨¦n este domingo en el Ricardo Tormo, en la carrera en la que se proclam¨® campe¨®n, con una victoria magn¨ªfica, en la que no especul¨® ni se guard¨® nada, en la que tuvo que pelearse con un neum¨¢tico trasero que perd¨ªa agarre en la segunda parte de la prueba, y en la que rez¨® para que las dos Honda no se le echaran al cuello. La victoria que le da su tercer t¨ªtulo de MotoGP. Aunque la de ayer no fue de las m¨¢s r¨¢pidas, manejar la presi¨®n y esos neum¨¢ticos con el calor que hac¨ªa no era f¨¢cil. Lorenzo se impuso ayer y se ha impuesto en este campeonato por pura velocidad.
El error de Misano
Las dudas en las primeras carreras de la temporada ¨Cahora la espuma del casco, ahora una bronquitis, ahora una mala elecci¨®n de neum¨¢tico¨C o sus miedos con la pista mojada ¨Ccomo se vio en Silverstone o Misano, donde lleg¨® su ¨²nico error de bulto, pues se cay¨® como se caen los principiantes, con una goma a¨²n fr¨ªa¨C se diluyeron poco a poco tras el verano, cuando apenas hizo vacaciones, y merced a su imponente victoria en Arag¨®n. Sus errores son de la discreci¨®n suficiente como para no empa?ar su maravillosa manera de competir, de exigirse a s¨ª mismo, de no permitirse grandes equivocaciones, de ah¨ª su obsesi¨®n por evitar sustos bajo la lluvia, por rehuir el contacto con otros rivales en los duelos.
A Lorenzo lo educaron para ser un campe¨®n m¨¢s que un chico. Y ciertamente lo es: antes piloto que hombre, pues no se derrumba. Ni rival herido ante las cr¨ªticas, ni espa?ol humillado en su tierra por el desamor sus compatriotas, enfundados en camisetas amarillas. ?l solo quer¨ªa volver a ser campe¨®n del mundo. Y lo logr¨®. Y hasta se sorprendi¨® porque se le escaparon unas l¨¢grimas bajo el casco.
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