Konoplyanka y el Sevilla desnudan al Madrid
El ucraniano lanza al Sevilla ante un rival que se vino abajo tras su gol inicial
Un futbolista cambi¨® por completo el paisaje de un duelo que manejaba el Madrid. Falsa impresi¨®n: irrumpi¨® Konoplyanka y el Sevilla desnud¨® a los de Rafa Ben¨ªtez. As¨ª de sencillo, lo que dice mal de los madridistas, vencidos de mala manera por un rival al que tuvo en las cuerdas, con el agua al cuello en la primera media hora. Cuando irrumpi¨® Konoplyanka, al Madrid se le vieron todos los costurones: le falt¨® tanto f¨²tbol como fuego, arrojo, osad¨ªa.
Hasta el despegue de Konoplyanka, el Sevilla arranc¨® arrugado desde la alineaci¨®n. Con Krychowiak y N?Zonzi en la sala de m¨¢quinas, Emery crey¨® levantar un dique. El cuadro andaluz quer¨ªa quitar y correr. Pero como no quitaba, no corr¨ªa. Y, sin lo uno y lo otro, Banega, destinado a ser el sustento para trajinar el juego, se vio a la deriva, fuera de escena. Plan abortado, la pizarra al garete. Los dos medios centros locales, siderurgia pura, en apariencia, solo cazaban moscas. La pelota, ni a tiros.
SEVILLA, 3 - REAL MADRID, 2
Sevilla: Sergio Rico; Ferreira, Rami, Andreolli (Kolodziejczak, m. 83), Tremoulinas; Krychowiak, N'Zonzi; Vitolo, Banega (Krohn Dehli, m. 77), Konoplyanka; Immobile (Llorente, m. 73). No utilizados: Soria, Iborra, Reyes, Coke.
Real Madrid: Casilla; Danilo, Pepe, Sergio Ramos (Varane, m. 31), Nacho; Modric, Casemiro, Kroos (Jes¨¦, m. 77); Bale, Isco (James, m. 63), Cristiano Ronaldo. No utilizados: Ya?ez, Kovacic, Arbeloa, Lucas V¨¢zquez.
Goles: 0-1. M. 21. Sergio Ramos. 1-1. M. 35. Immobile. 2-1. M. 60. Banega. 3-1. M. 73. Llorente. 3-2. M. 93. James Rodr¨ªguez.
?rbitro: Gonz¨¢lez Gonz¨¢lez. Amonest¨® a Nacho, Immobile.
Unos 42.000 espectadores en el S¨¢nchez-Pizju¨¢n.
El Madrid, con su adversario esquel¨¦tico, impuso de entrada toda su autoridad, con Casemiro de corneta y sobrado para emboscar cualquier atisbo de salida del Sevilla, Modric con el comp¨¢s e Isco y Bale como ventiladores, ambos mucho m¨¢s activos que Cristiano. El luso, que con el regreso de Bale al frente del ataque, se desplaz¨® a la orilla izquierda, apenas se gan¨® los focos. Lo contrario que Bale, muy activo, con la zurda bien cargada y nada est¨¢tico.
Entre todos los madridistas empotraron al Sevilla, incluido Nacho, improvisado delantero blanco durante la semana. De nuevo como lateral zurdo por la baja de Marcelo, el canterano, que ya gole¨® sin querer al PSG, a punto estuvo de sellar el primer gol. Esta vez hubiera sido un do de pecho, un golazo, pero su estacazo con la zurda, con Banega en la nuez, barren¨® el poste derecho de Sergio Rico. Nacho es un valor seguro, no se puede jugar menos y ser m¨¢s fiable.
Encapsulados los de Nervi¨®n, a muchas cuadras de Casilla, que el Madrid tomara ventaja era cuesti¨®n de tiempo, salvo portento. Y as¨ª fue. En una jornada de golazos como el de Williams y el segundo de Neymar, el Pizju¨¢n era otro escaparate perfecto para otra oda. El espectacular tanto de Sergio Ramos tuvo de todo, tan pl¨¢stico como heroico. S¨ª, ¨¦pico, porque tras un c¨®rner el capit¨¢n madridista caz¨® una chilena prodigiosa, un golpeo magistral. Para suerte de los de Ben¨ªtez, al bizarro de Ramos se le fue la olla, gallardo como es. Se olvid¨® de ese hombro izquierdo que le tiene frito desde hace semanas y en la ca¨ªda, tal fue el insoportable dolor que casi ni vio entrar la pelota. El gol del cojo le oblig¨® dejar el partido minutos despu¨¦s.
Sin que hubiera motivos, la marcha de Ramos tuvo un mal efecto sobre los suyos. De repente, el Sevilla encontr¨® una v¨ªa de escape. Solo una, pero efectiva. Amanecieron Tremoulinas y Konoplyanka, que comenzaron a dar la lata a Danilo, al que nadie escolt¨®. Un par de centros laterales pusieron en evidencia a Casilla, que sali¨® de casa aturullado y dej¨® la puerta de par en par. A la tercera, tras un saque de esquina de Konoplyanka, muy bien ejecutado, con el bal¨®n en estallido y muy cerrado. No hubo madridista que interfiriera la trayectoria, mucho menos el relevo de Keylor Navas. Immobile emboc¨® por una rendija, sin ¨¢ngulo. De forma inopinada, el Madrid gobernante estaba en tablas.
De vuelta del intermedio, el Madrid no perdi¨® el control, pero perdi¨® picante, fue menos fluido. Se volvi¨® plano, m¨¢s dispuesto a tramitar el juego que a doblar las marchas. Le falt¨® un punto de excitaci¨®n, de ingenio. Nada se alter¨® en la estrategia del equipo andaluz, pero s¨ª tuvo otro ¨¢nimo, mayor colmillo. Y si alguien levant¨® el esp¨ªritu al conjunto de Emery fue un chico llegado del fr¨ªo, Konoplyanka, un extremo fabuloso. De los pocos que quedan capaces de descorchar rivales por derecha o por izquierda. Maneja las dos piernas y tiene un culebreo en carrera con la que anuda cinturas.
Con los suyos a la espalda, Konoplyanka se convirti¨® en el futbolista de la noche. El Madrid no encontr¨® la forma de ponerle un cepo y en una de sus muchas transiciones, siempre bien auxiliado por Tremoulinas, el ucraniano tumb¨® al Real. Sac¨® la cadena a unos cuantos contrarios, tir¨® la pared con Immobile y su asistencia precisa a Banega hizo atronar a media Sevilla. El equipo estaba por delante, lo que nadie hubiera so?ado hasta que Konoplyanka puso tierra por el medio con los visitantes. Un solo jugador fue capaz de desmontar a todo un Madrid, que tampoco desde el banquillo hubo quien diera una orden de arresto.
Tanta fe despert¨® Konoplyanka que todo el Sevilla fue otro en la recta final. Contribuy¨® Sergio Rico, con algunas buenas paradas y una intervenci¨®n extraordinaria a un remate de cabeza de Casemiro. Por si volvieran las dudas, el hombre de la noche se encarg¨® de inmediato de despejar cualquier tormento. Otra de sus aventuras se cerr¨® con un cabezazo triunfal de Llorente. El Madrid, pese al gol de James en el ¨²ltimo segundo, hac¨ªa tiempo que estaba en la lona, sin respuestas. Y con CR, extraviado, a la sombra de Konoplyanka.
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