Ra¨²l, matr¨ªcula de leyenda
El exjugador del Real Madrid se retira del f¨²tbol y su excompa?ero Santiago Solari analiza por qu¨¦ era el mejor
Ayer, despu¨¦s de 1.041 partidos y m¨¢s de 430 goles se retir¨® Ra¨²l. Hoy nos toca intentar resumir su carrera y plasmar ese salto desde el c¨¦sped al papel en cuatro p¨¢rrafos. Sin embargo, Ra¨²l, igual que a los defensas, nos lo pone dif¨ªcil. Guardiola, ¨ªdolo del Barcelona, lo intent¨® en el a?o 2012. ¡°Ra¨²l es el futbolista m¨¢s importante de la historia de Espa?a¡±, dijo, y a?adi¨®: ¡°Es un ejemplo que un jugador con sus condiciones haya sobrevivido tantos a?os al m¨¢ximo nivel, siendo tan competitivo¡±. El mejor, con ¡°sus condiciones¡±. El ¨¦nfasis es m¨ªo, pero la definici¨®n de Guardiola encierra la misma contradicci¨®n absurda que no nos permite entender cabalmente a Ra¨²l y que ha tenido a Espa?a pregunt¨¢ndose lo mismo durante 20 a?os: ?c¨®mo pudo Ra¨²l ser el mejor sin ser el mejor?
?C¨®mo pudo ser el mejor delantero sin ser el mejor cabeceador de su tiempo, ni el mejor rematador, ni el mejor gambeteador, ni el m¨¢s potente, ni el m¨¢s r¨¢pido, ni el m¨¢s alto, ni el m¨¢s fuerte, ni el m¨¢s creativo, ni el m¨¢s h¨¢bil? ?C¨®mo, entonces, hizo m¨¢s goles que nadie? Las explicaciones suelen venir acompa?adas de las siguientes palabras: entrega, coraje, honor, competitividad, m¨¦rito. Y as¨ª se ha pasado la vida Ra¨²l, de etiqueta en etiqueta, siempre el m¨¢s terrenal de los gal¨¢cticos, siempre subestimado en sus condiciones t¨¦cnicas como si todo este tiempo hubiera tenido la piedra filosofal escondida en el garaje de su casa, dentro de la c¨¢mara hipob¨¢rica: entra Ra¨²l con garra y sale peg¨¢ndole con las dos piernas. Entra Ra¨²l con coraje y sale gambeteando. Entra Ra¨²l con mucha entrega y al salir no se le escapa un control orientado a m¨¢s de siete cent¨ªmetros.
?C¨®mo pudo Ra¨²l ser el mejor sin ser el mejor? Se pregunt¨® Espa?a durante a?os
Hay una forma m¨¢s sencilla para aceptar que Ra¨²l fue el mejor: intentando encontrar sus carencias. ?En qu¨¦ aspecto del juego deb¨ªa mejorar para ser mejor de lo que fue? ?Qu¨¦ faceta del juego le faltaba dominar? ?De qu¨¦ recursos t¨¢cticos o t¨¦cnicos carec¨ªa? ?Qu¨¦ caracter¨ªsticas de su personalidad deb¨ªa enriquecer para competir mejor? La respuesta a todas estas preguntas es corta, sencilla y hermosa, igual que un gol de Ra¨²l: ninguna.
Y es que Ra¨²l era, precisamente, todo lo que no anunciaba. Nadie ve¨ªa venir a Ra¨²l y Ra¨²l llegaba siempre y, generalmente, llegaba antes. Antes que el defensa, antes que el portero y antes que sus propios compa?eros porque mientras todos jugaban a la pelota, Ra¨²l jugaba al ajedrez. De cada jugada hac¨ªa un resumen y empezaba a moverse para preparar el sitio donde tenia previsto recibir tres pases despu¨¦s. Hac¨ªa de la anticipaci¨®n un ejercicio meticuloso y por eso llev¨® el desmarque a categor¨ªa de arte. Lo que m¨¢s me sorprend¨ªa de jugar con ¨¦l no era su velocidad para correr a los espacios, sino que esos espacios los hab¨ªa creado ¨¦l mismo. Estaban vac¨ªos esperando a Ra¨²l.
Nadie lo ve¨ªa venir y siempre llegaba antes que el defensa y el portero
Ra¨²l picando a ese espacio en Tokio, controlando de aire un lanzamiento largo de Seedorf y desparramando a toda la defensa del Vasco da Gamma; Ra¨²l pic¨¢ndola por encima del arquero, pidiendo silencio en el Camp Nou; una cabalgata al contragolpe y una gambeta larga de Ra¨²l, para definir la Octava; Ra¨²l de cuchara, contra el Anderletch; Ra¨²l al segundo palo, con rosca, al Manchester United; Ra¨²l de zurda, firme y arriba desde la puerta del ¨¢rea grande en las semifinales de la Champions de 2002; un desmarque profundo y silencioso de Ra¨²l, para no despertar a Zivkovic en Glasgow y empezar a ganar la novena desde un saque de banda; Ra¨²l con el interior, junto al palo y yendo a buscar el bal¨®n dentro de la porter¨ªa para empezar una remontada; Ra¨²l por insistencia, despu¨¦s de presionar a un rival y luego a otro y luego a otro; Ra¨²l de aire, despu¨¦s de un sombrero; Ra¨²l anticipando al primer palo una, dos, tres, quinientas veces; Ra¨²l de rebote, adentro del ¨¢rea chica; Ra¨²l de cabeza, de taco, de volea; Ra¨²l de derecha despu¨¦s de un giro; Ra¨²l tir¨¢ndose de palomita; Ra¨²l con el exterior, con la punta, con la rodilla, con la mano; Ra¨²l bes¨¢ndose el anillo... No hab¨ªa en su manera de jugar ni un solo gesto de frivolidad y todo lo que hac¨ªa con y sin bal¨®n, estaba cargado de sentido.
El camino m¨¢s corto entre cualquier cosa que estuviera sucediendo en la cancha y el gol. Eso fue Ra¨²l. El delantero total. Por sus condiciones y no a pesar de ellas. El mejor.
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