Con Luis Su¨¢rez basta para llegar a la final del Mundialito

A Luis Su¨¢rez tanto le da. No es que se la repampinfle no tener a Neymar y Messi ¨Csufri¨® un c¨®lico nefr¨ªtico la noche anterior que le impidi¨® jugar- al lado, porque con ellos siempre se garantiza varias ocasiones de gol, pero le alcanza consigo mismo para crear el mayor de los desaguisados. Como ante el Guangzhou Evergrande, que padeci¨® la viveza y la punter¨ªa de un delantero centro sin igual, de un 9 de los de verdad que se las bast¨® para descomponer al contrario y clasificar al Barcelona en la final del Mundial de Clubes, que ser¨¢ el domingo frente al River Plate argentino.

Suelen ser los equipos asi¨¢ticos de lo m¨¢s din¨¢micos e intensos, predispuestos a la carrera de ¨¢rea a ¨¢rea. No as¨ª el Guangzhou, la excepci¨®n que confirma la regla debido a la acentuada influencia de Luiz Felipe Scolari, un entrenador bien taca?o con el juego porque siempre se entreg¨® al talento de los de arriba, como ocurriera, por ejemplo, en el exitoso Mundial de 2002 cuando Ronaldo, Rivaldo y Ronaldinho se las apa?aban para encontrarse entre ellos y perder a los rivales. Pero m¨¢s que despersonalizado, el equipo chino ha mutado de piel porque ante el Bar?a supo de sobra a lo que quer¨ªa jugar y proponer, con la zaga cosida al portero y dos l¨ªneas de cuatro bien abrochadas. Exist¨ªan, en cualquier caso, dos salvedades: la de Goulart, que se quedaba al rebote por si le ca¨ªa el bal¨®n y deb¨ªa actuar de trampol¨ªn; y la de Elkeson, presto para el sprint definitivo por detr¨¢s de las espaldas de la zaga rival. Tampoco la vieron. Resulta que apenas toc¨® el bal¨®n el Guangzhou, por m¨¢s que no le importara ¨Chasta su afici¨®n celebraba casi como goles las ocasiones repelidas-, confiado a su inspiraci¨®n y buen tino en los metros finales. No se dio.

Se amontonaban las piezas en el ¨¢rea del Guangzhou y al Barcelona se le multiplicaban los problemas porque no hab¨ªa rendija por donde filtrar el ¨²ltimo pase

Se amontonaban las piezas en el recibidor del ¨¢rea del Guangzhou y al Barcelona, que le gusta entrar hasta la cocina con el juego asociativo, se le multiplicaban los problemas porque no hab¨ªa rendija por donde filtrar el ¨²ltimo pase. No le quedaba otra que ejecutar una pared oportuna, dar la sorpresa con la profundidad de los laterales o probar fortuna con un disparo lejano. Soluciones que tardaron en llegar porque Munir no supo resolver ese pase interior que le puso Iniesta y chut¨® al bulto, desatino demasiado pertinaz en lo que va de curso. Tampoco Alba y Alves lograban crear el guirigay con sus ascensiones porque saltaban los laterales rivales y los interiores cerraban por dentro en caso de que se diera el centro. Aunque s¨ª que funcion¨® la tercera v¨ªa, validada por el portero Li, que tiene manos de mantequilla. As¨ª, no supo blocar un chut fuerte pero centrado de Rakitic, y Su¨¢rez, que se las sabe todas y que jam¨¢s deja un bal¨®n hu¨¦rfano porque para ¨¦l ser¨ªa enga?ar al f¨²tbol, acudi¨® al rechazo y puso la punta de la bota para festejar el gol.

Es lo que tiene Su¨¢rez, que con media te hace dos. Messi es un genio que descascarilla cualquier defensa, que se las basta por s¨ª solo para romper tantas cinturas como redes, pero que genera juego con el bal¨®n en los pies. Tambi¨¦n Neymar reivindic¨® ese protagonismo en ausencia del 10 porque puso el desequilibrio y absorbi¨® el esf¨¦rico para hacer jugar a los dem¨¢s. No es as¨ª Su¨¢rez, por m¨¢s que ahora sea el mejor delantero centro del planeta. Lo suyo es iniciar la presi¨®n y acabar las jugadas, futbolista que convierte todo lo que ocurre a su alrededor en oro, pero al que ni le van ni le vienen los preliminares porque para ¨¦l todo se reduce al gol. Y no falla. Sobre todo si pone de su parte Iniesta, excelente una vez m¨¢s porque fue el ¨²nico que supo mirar al frente en la zona de creaci¨®n. As¨ª, el uruguayo se la cedi¨® al 8, que se la devolvi¨® por arriba y con precisi¨®n ¨Cla v¨ªa de la pared-, y Luis Su¨¢rez puso de nuevo el gancho para marcar el segundo.

Poco replic¨® el Guangzhou, encerrado como estaba a la espera de un fallo en la entrega o un robo avispado para salir a la contra. Se ayud¨®, eso s¨ª, en las jugadas a bal¨®n parado porque en una falta lateral Elkeson exigi¨® la estirada de turno de Bravo del mismo modo que Paulinho remat¨® un c¨®rner que oblig¨® la intervenci¨®n de Piqu¨¦ para despejarlo. Poca cosa y m¨¢s ante un Su¨¢rez en racha, que aprovech¨® que Munir se dej¨® caer en el ¨¢rea y provoc¨® un penalti para que el uruguayo hiciera el tercero. Un hat-trick que evidencia que el Bar?a tiene una salud envidiable en cuanto al gol, que expresa que Luis Su¨¢rez, al menos ante el Guangzhou, se las basta solito.