Un Bar?a sumido en la niebla
El varapalo en la Copa refleja una falta de confianza y liderazgo que contagia a todo el equipo de Xavi Pascual

La niebla no dej¨® aterrizar el mi¨¦rcoles al Barcelona en Santiago de Compostela. Una met¨¢fora adecuada para lo que le pas¨® un d¨ªa despu¨¦s en el Coliseum de A Coru?a. Los bandazos han presidido la temporada del equipo azulgrana, especialmente atribulado en la Euroliga, donde atraviesa por una delicada situaci¨®n, con cuatro derrotas en el ecuador del Top 16 que tanto le complican el camino hacia los cuartos de final.
Pese a ello y por m¨¢s que haya perdido el concurso del lesionado Lawal, el Barcelona mantiene un potencial muy estimable y desde luego superior sobre el papel al del Bilbao. Todo el mundo se pregunta qu¨¦ le pudo suceder a un equipo con una colecci¨®n de jugadores con tanto talento para quedar eliminado a las primeras de cambio y, sobre todo, para jugar tan mal en A Coru?a.
Algunas de sus lagunas son r¨¢pidamente detectables en la estad¨ªstica: debilidad defensiva al conceder un 58% de acierto al Bilbao en tiros de dos, errores de todo tipo que le costaron dos p¨¦rdidas de bal¨®n m¨¢s que a su rival, impotencia en algunos emparejamientos que le acarrearon cinco faltas personales m¨¢s y una deficiente circulaci¨®n de bal¨®n en ataque expresada tambi¨¦n en solo 11 asistencias, cuatro menos que el conjunto de Sito Alonso.
La cuesti¨®n es que el Barcelona no transmite la solvencia que cabr¨ªa de esperar. El curso pasado se qued¨® por vez primera en blanco desde que lleg¨® Pascual en 2008
De poco le sirvi¨® al Barcelona capturar seis rebotes m¨¢s. Y lo que en principio pudo ser un fil¨®n, los 22 tiros libres de que dispuso, el doble que el Bilbao, acab¨® siendo su perdici¨®n. Fall¨® nueve, el ¨²ltimo, de Tomic, clave. Le hubiera dado el empate y, cuando menos, la pr¨®rroga. Pero la l¨ªnea de tiros libres se convirti¨® en un cadalso para los jugadores del Barcelona. Desde ella expresaron su tremenda falta de confianza, su incapacidad para superar la presi¨®n fomentada por la magn¨ªfica r¨¦plica de Mumbr¨², Ruoff, Hervelle y compa?¨ªa, y por el fiest¨®n ambiental en una grada que se recre¨® con la ancestral historia de David contra Goliat. Alg¨²n jugador del Barcelona como Samuels, de haber podido, hubiera recurrido a la treta de Messi y su c¨¦lebre penalti indirecto ante el Celta. Para desgracia del jamaicano, en el baloncesto es un recurso prohibido.
El Barcelona de Xavi Pascual ha sido casi siempre competitivo. Estuvo en las ¨²ltimas seis finales de Copa y en las ¨²ltimas 20 finales de los torneos ACB. Otra cosa es que algunos de sus gatillazos hayan sido enormes, como la paliza que sufri¨® ante el Madrid en la final four de Milan (62-100) en 2014. El rev¨¦s ante el Bilbao resulta igualmente dur¨ªsimo para un club que no repara en gastos, que ayer mismo concluy¨® la contrataci¨®n de Dorsey, de vuelta tras su periplo en la NBA y el Galatasaray.

La cuesti¨®n es que el Barcelona, m¨¢s all¨¢ de victorias y derrotas, no transmite la solvencia que cabr¨ªa de esperar. La pasada temporada se qued¨® por primera vez en blanco desde que Xavi Pascual tom¨® las riendas en febrero de 2008. Y esta temporada, pese a su triunfo en la Supercopa, no pinta bien. Se ha acentuado el papel cada vez m¨¢s complementario de Navarro, y la carencia de jugadores que lideren en las situaciones m¨¢s comprometidas. El fichaje de Carlos Arroyo se interpret¨® como una posible soluci¨®n. Es un jugador experimentado, con car¨¢cter, que las ha visto de todos los colores. Pero ante el Bilbao no jug¨® los ¨²ltimos minutos. Satoransky, un base s¨®lido y f¨ªsicamente desequilibrante, tampoco.
Xavi Pascual prefiri¨® situar a Pau Ribas en el puesto de timonel y darle escolta con Oleson, muy inspirado en los triples. Pero la estrategia no ataj¨® los estropicios causados por Hannah y Ruoff y no dio fluidez ni minimiz¨® los errores del ataque azulgrana. Tampoco encontr¨® manera de neutralizar a Mumbr¨², que gan¨® su duelo con Abrines y Perperoglou. Vezenkov y Samuels se resignaron como muchas veces a un papel de intendencia, l¨²cido cuando las cosas van bien; insustancial cuando van mal. Y fueron mal, tambi¨¦n porque Tomic, en una larga crisis de forma, enlaz¨® errores en los momentos culminantes. Y Doellman, uno de los pocos baluartes del equipo, acab¨® tan desconcertado que ni siquiera se anim¨® a intentar la canasta ganadora de hace un mes en Madrid. Un s¨ªntoma de la p¨¦rdida de confianza y confusi¨®n de papeles en un Barcelona perdido en la niebla.
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