El Atl¨¦tico deja grogui al Madrid
Los de Simeone provocan la primera derrota de Zidane y el p¨²blico pide de nuevo la dimisi¨®n de Florentino
Un partido para no recordar y un segundo para ganar. Apareci¨® Griezmann y rescat¨® para el Atl¨¦tico un encuentro pe?azo con olor a habitaci¨®n cerrada durante casi una hora, lo que tard¨® el franc¨¦s en meter algo de mecha al duelo y en que se viera un poco de chicha. Encantados los rojiblancos, genuinos de principio a fin. Hace tiempo que el cholismo aboli¨® cualquier debate cosm¨¦tico. El Atl¨¦tico es lo que es y no le va nada mal. El Madrid no tiene sello, es un tiro al aire, se trate de Ben¨ªtez o de Zidane, que ha perdido gancho en dos meses. Del derbi todo el Madrid sali¨® muy sonado, t¨¦cnico, equipo y presidente. La gente ya no traga tantos vaivenes y as¨ª se lo hizo saber a Florentino P¨¦rez, al que de nuevo pidi¨® la dimisi¨®n. Y justo el d¨ªa en que se cumpl¨ªan diez a?os de su espantada. En febrero ya sin Copa y sin Liga, torneo en el que el club puede certificar este curso la peor sequ¨ªa desde la llegada de Di St¨¦fano en 1953. Casi nada. Los colchoneros, con otro rej¨®n al vecino, ya son el ¨²nico aspirante a destronar al Bar?a en la Liga. La resurrecci¨®n con Simeone no marchita.
Con la cerradura habitual, el Atl¨¦tico logr¨® deste?ir al Madrid desde el segundo inicial. Los blancos irrumpieron convalecientes, sin hueso, como si el reto les resultara plomizo. Un Madrid blando, parsimonioso, moroso con la pelota. Confetis para su adversario, que brinda por partidos as¨ª de borrosos. No le importa no gobernar el juego, ni que la porter¨ªa rival le resulte un espejismo. Su dictado es el tes¨®n, fortalecer el rancho de Oblak y esperar a que aparezca una rendija. Afeitado el Madrid, el pulso fue de garraf¨®n. Hubo que esperar m¨¢s de media hora para ver guantes: un despeje del portero visitante tras una falta ejecutada por Cristiano. Poco despu¨¦s, Griezmann puso los primeros focos sobre Keylor con un disparo lejano. As¨ª se cerr¨® todo un primer tiempo, sin nadie entre los blancos que al menos tocara la corneta, que se rebelara con algo de f¨²tbol protesta. Sin trama, la nader¨ªa, solo un sinf¨ªn de pases retorcidos, err¨¢ticos y mucho barullo en algunas zonas de tr¨¢nsito. Por momentos se lleg¨® a temer que el bal¨®n sufriera un esguince. Ni un piropo mereci¨® la pelota, salvo el tanto de Griezmann. Menos mal.
De un partido para pasar p¨¢gina, algunos madridistas salieron peor parados que otros. Por encima de todos, James, que lleg¨® a irritar a la hinchada. Torpe, pesadote, el colombiano pareci¨® un monaguillo, fue el peor retrato del ya de por s¨ª p¨¦simo partido de los suyos. Tampoco hubo migas de Isco, ni del tocado Benzema. Apenas alg¨²n revuelo de Cristiano y alguna fogata de Danilo, animoso por el costado izquierdo. Mala se?al que este brasile?o en fase de adaptaci¨®n sea quien ponga la chispa en todo un derbi.
Momificado el grupo de Zidane, el Atl¨¦tico cumpli¨® letra por letra con su guion de costumbre: solidaridad, dientes apretados y orden. Alegr¨ªas, las justas, por no decir casi ninguna. Entre sus faenas distinguidas figura jugar a que no se juegue. Lo de los rojiblancos es el blindaje, en esa faceta son impecables. Las estad¨ªsticas le respaldan como a nadie, ya no es posible contar las veces que deja trancada su porter¨ªa. Con el manejo de Augusto y la jerarqu¨ªa de God¨ªn y su convoy de centuriones, el equipo caz¨® el gol en una trenza entre Filipe y Griezmann tras una mala basculaci¨®n de la zaga local. Medio tiro y un golito: el sime¨®nico Atl¨¦tico en estado puro.
Al gol del galo la respuesta del Madrid fue decepcionante. Fl¨¢cido antes, cuando el devenir del partido le requer¨ªa f¨²tbol solo tuvo algo de nervio, poca cosa. Tuvo el empate CR, pero un disparo se le fue cruzado y un cabezazo de monja cay¨® manso en manos de Oblak. La jovialidad de Mayoral y el fragor de Lucas, relevo del inoperante James, no surtieron efecto. Con y sin fervor, el Madrid fue raqu¨ªtico, chato. Toda una decepci¨®n para su gente, que por mucho que hubiera casi perdido de vista la Liga a¨²n apelaba al orgullo local, m¨¢xime ante el contrincante de al lado. Por lo escuchado, parece que el p¨²blico ya solo advierte una soluci¨®n en el relevo presidencial. La conclusi¨®n de un partido destinado al olvido inmediato, salvo para los rojiblancos, claro, que festejar¨¢n con merecimiento el nuevo azote a los de Chamart¨ªn. Pero dif¨ªcilmente ni los m¨¢s feligreses rebobinar¨¢n un derbi tan mediocre.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.