Las siete vidas del Rayo

Fue un duelo sin contemplaciones. Jugado entre dos equipos de clara vocaci¨®n atacante. Con un Betis con dos delanteros, Rub¨¦n Castro y Jorge Molina, y dos extremos puros, Joaqu¨ªn y Musonda. Con un Rayo fiel a su estilo, ocupando los espacios de manera encomiable, presionando muy arriba. El libro de Merino, un entrenador que aspira a la gloria, y de J¨¦mez, un t¨¦cnico estupendo, depar¨®, por tanto, un duelo a tumba abierta. Del Rayo se esperaba. Menos de este Betis fiado a sus dos delanteros eternos, rejuvenecido por las carreras de Musonda y el excelente f¨²tbol de Dani Ceballos. El Betis tuvo el partido en sus manos porque ganaba 2-0 al descanso, pero desconect¨® de manera lamentable en cinco minutos de la segunda parte. Se repiti¨® la historia de la semana pasada en Vallecas. Paco J¨¦mez meti¨® a Manucho y se la jug¨® con una defensa de tres hombres. El delantero portugu¨¦s, muy efectivo, hizo dos goles ante la lamentable defensa de los centrales del Betis, Pezella y Bruno, dos zagueros muy justos para moverse con solvencia en Primera. En el tramo final del encuentro, mereci¨® m¨¢s el triunfo el conjunto verdiblanco. Dani Ceballos, en el minuto 92, envi¨® un bal¨®n al larguero y el brasile?o Damiao, al que hizo debutar Merino, tuvo dos claras opciones para lograr el 3-2. El t¨¦cnico b¨¦tico hizo un extra?o cambio sacando al brasile?o, todav¨ªa fuera de forma, por Jorge Molina, que estaba rindiendo a buen nivel.

El empate satisfizo m¨¢s al Rayo, que acab¨® con Montiel lesionado y pidiendo la hora. El Betis, que no gana nunca, acumula solo una victoria en 17 partidos, los que habla mucho de su mediocridad. El Rayo, por su parte, demostr¨® que tiene siete vidas.

Si la puesta en escena del Rayo fue encomiable, con un disparo de Embarba al larguero a los siete minutos, magn¨ªfica fue la reacci¨®n del Betis, que le dio al Rayo justo donde m¨¢s le duele. Un gran bal¨®n al ¨¢rea de Molinero fue rematado por Rub¨¦n Castro, claramente el hombre a vigilar por parte de la defensa del Rayo. El cabreo de J¨¦mez en la banda fue supino. Su equipo hab¨ªa tirado por la borda un magn¨ªfico cuarto de hora. Rub¨¦n vol¨® sobre las torres rayistas y cabece¨® de forma impecable. Un homenaje, a su forma, como sabe, siempre marcando, a Rafael Iriondo, muy querido por la afici¨®n del Betis.

Ayudado por Jorge Molina, buena elecci¨®n de Merino, el canario volvi¨® a marcar en el minuto 28. Es posible que Rub¨¦n anotara en fuera de juego, pero ya entonces el Betis era otro. Dani Ceballos hab¨ªa dado un pase adelante con su f¨²tbol fluido y entre l¨ªneas, precisamente al espacio, donde Musonda encontr¨® recorrido a sus gr¨¢ciles carreras. La gacela belga super¨® una y otra vez a Quini. El Betis ganaba por m¨¢s de un gol de diferencia, algo nada habitual. Joaqu¨ªn tuvo el tercero en un gran contragolpe y el Rayo, golpeado, no tuvo nada que ver con el equipo que comenz¨® el encuentro pujante y autoritario.

El castillo del Betis se desmoron¨® en cinco minutos. Por su fragilidad defensiva y por los buenos cambios de Paco, que dio entrada a Manucho para revitalizar a los suyos. Empat¨® el Rayo en dos remates de cabeza del delantero, que complet¨® una gran semana con su gol al Sevilla y los dos que le meti¨® al Betis. Merino meti¨® a Damiao, fuera de forma, torp¨®n y sin gol. Mereci¨® m¨¢s el gol el conjunto verdiblanco, al que se le escaparon dos puntos a pesar de sus intentos. La tuvo Musonda, luego Damiao y, la m¨¢s clara, lleg¨® en una fant¨¢stica dejada de Rub¨¦n Castro a Dani Ceballos. El tiro del canterano, que rindi¨® a un gran nivel, se march¨® a la escuadra. Se acab¨® la historia para el Betis. Respir¨® el Rayo con su punto. La pelea por el descenso se antoja ¨¦pica.