Empate de circustancias en Anoeta
El M¨¢laga aprovecha su ¨²nica ocasi¨®n y la Real iguala con un gol de Agirretxe
Son tan parecidos que se anulan. Hasta tienen que cambiar la indumentaria porque es la misma para no confundirse de compa?eros. Real Sociedad y M¨¢laga est¨¢n tan plet¨®ricos que uno frente al otro parecen vulgares. Dos buenos equipos pueden construir un edificio futbol¨ªstico muy vulgar porque el ladrillo que uno sella, el otro lo desencola. Y as¨ª no ha quien construya un piso, ni una buhardilla ni una chabola. Dos equipos asentados, felices con su trabajo, ordenados, construyeron un partido espeso, ah¨ªto de yeso, con poco arte, mucho trabajo y la t¨¢ctica suficiente. Tanto fue, que empataron aunque no de igual manera. El M¨¢laga lo hizo en un escarceo, uno de sus pocos momentos imaginativos cuando recio levant¨® la barbilla, vio a Rosales y le cruz¨® una diagonal que el venezolano convirti¨® en pase horizontal, con alg¨²n atropello, para C?p empujara a la red.
Fue un gol sorpresa porque todo era sorprendente en un partido tan igualitario en un partido en el que el bal¨®n iba y ven¨ªa con un alboroto democr¨¢tico que imped¨ªa sacar conclusiones. A la Real le faltaba medio campo porque la pareja Rub¨¦n Pardo-Diego Reyes es tan desigual que desiguala al equipo. Y porque adem¨¢s a la Real le faltaba un delantero centro, tarea encomendada al joven Oyarzabal que se perdi¨® entre las olas. Y al M¨¢laga, el medio campo le soportaba la movilidad de Recio, pero poco acompa?ado por un atolondrado Juanpi y un disperso Horta. O sea, todo igualitario.
Lo que falto a la legalidad vigente fue el empate realista. Eusebio hab¨ªa tirado de Agirretxe, dos meses despu¨¦s de su lesi¨®n y el muchacho no le defraud¨®. El primer bal¨®n que toc¨® lo llev¨® a la red tras un centro orientado de Xabi Prieto. El problema es que Agirretxe estaba en fuera de juego, evidente, palmario, no de esos que se pierden en un parpadeo del juez de l¨ªnea. Pero Undiano Mallenco lo dio por v¨¢lido. Quiz¨¢s quiso ejercer una justicia po¨¦tica, porque el partido no estaba para que lo ganara nadie, tan austero, tan estricto en el juego, tan escaso de oportunidades que Undiano decidi¨® que por el empate un avemar¨ªa. Y as¨ª a acab¨® lo que as¨ª empez¨®. La Real frenando en su autopista de cuatro victorias consecutivas y el M¨¢laga poniendo el radar en Anoeta para seguir sumando, a¨²n so?ando ambos dos con Europa. Ni contentos ni dolidos, simplemente devueltos a la realidad de una pelea larga que acabar¨¢ seguramente muy tarde. Ambos jugaron poco y ambos sacaron mucho en una noche invernal que promet¨ªa poca templanza.
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