De Hait¨ª al Bernab¨¦u
Un ni?o haitiano que emigr¨® a Chile tras el terremoto y otros 16 compa?eros cumplen el sue?o de conocer el campo del Madrid
Maxon Jean-Louis es un muchacho haitiano, de 14 a?os, que reside junto a su madre, su abuela y dos hermanos peque?os en un municipio modesto de Santiago de Chile, Estaci¨®n Central. Cuando lleg¨® a la ciudad a finales de 2013, escapando de la miseria que dej¨® el terremoto de 2010 en Puerto Pr¨ªncipe y su pa¨ªs, no sab¨ªa ni una palabra de castellano. Pero aunque incierta y por momentos dura, la vida de inmigrante le ha tra¨ªdo sorpresas agradables: junto a otros 16 j¨®venes chilenos en riesgo de exclusi¨®n social, ha sido premiado por la Fundaci¨®n Real Madrid para viajar a la capital espa?ola por una semana y conocer el Bernab¨¦u. ¡°Mi sue?o es saludar a Cristiano Ronaldo. Es mi ¨ªdolo¡±, cuenta el muchacho, mientras se prueba los uniformes del equipo que la fundaci¨®n les ha regalado para el fr¨ªo europeo.
Este s¨¢bado ser¨¢ el d¨ªa clave. Cuando los merengues se enfrenten al Celta de Vigo, Maxon y los otros viajeros, vestidos con el ch¨¢ndal del Madrid, estar¨¢n sentados detr¨¢s del banquillo de Zinedine Zidane. En un encuentro organizado poco antes del viaje, la fundaci¨®n aconsej¨® a las familias que encendieran el televisor y pusieran especial atenci¨®n a las im¨¢genes, ya que posiblemente los enfoquen cuando el entrenador haga cambios. A unos 13.000 kil¨®metros de distancia, sus parientes estar¨¢n nerviosos y emocionados. La madre de Maxon, actualmente sin empleo, cruzar¨¢ los dedos para que su primog¨¦nito consiga el aut¨®grafo. Jeanise Jean-Louis sue?a a lo grande: ¡°Quiero que mi hijo sea futbolista porque yo soy pobre. Dios sabe cu¨¢nto se lo he pedido¡±, relata con un castellano dif¨ªcil de comprender.
A excepci¨®n de Maxon, que hace tres a?os tom¨® un vuelo a Chile, ninguno se hab¨ªa subido a un avi¨®n. Tampoco hab¨ªan so?ado siquiera que alguna vez iban a conocer Europa, un lujo inaccesible para sus familias. ¡°Ni siquiera me imagino Espa?a¡±, relata Maxon, con un nervio contenido. En Madrid visitar¨¢n el zoo, el parque de atracciones y los lugares emblem¨¢ticos de la ciudad. Har¨¢n un p¨ªcnic en el Retiro y viajar¨¢n a Toledo. Y, sobre todo, asistir¨¢n a un entrenamiento en Valdebebas, donde anhelan estar cerca de los jugadores.
Todas las semanas, en Santiago de Chile unos 200 ni?os vulnerables de los municipios de Independencia y Estaci¨®n Central asisten a clases de f¨²tbol auspiciadas por la Fundaci¨®n Real Madrid. La instituci¨®n, que en 2003 aterriz¨® en el pa¨ªs, no pretende que se conviertan en grandes jugadores. Sobre todo, busca otorgarles las herramientas necesarias para promover su integraci¨®n social a trav¨¦s del deporte: pertenecen a familias sencillas y, en algunos casos, afrontan graves problemas. Uno de los viajeros, por ejemplo, no ve¨ªa a su padre desde los dos a?os y lo localiz¨® a trav¨¦s de Facebook para pedirle permiso para viajar al extranjero. Los conflictos de sus vidas cotidianas no les impiden que se esfuercen todo el a?o para ser mejores con la pelota: saben que la recompensa para los destacados es tomar un avi¨®n, cruzar el Atl¨¢ntico y conocer Espa?a. Por el trabajo que realiz¨® durante todo 2015, los profesores eligieron a Maxon entre los siete chicos haitianos que asisten a esta escuela. ¡°Es r¨¢pido y golpea bien el bal¨®n. Cuando no entend¨ªamos lo que dec¨ªan sus compatriotas, ¨¦l nos traduc¨ªa¡±, explican sus tutores, Rodrigo Zambrano y Elian Rosales.
Maxon saca buenas notas en el colegio y cree que ¡°Santiago es tranquilo y bonito¡±. Es uno de los cientos de rostros de la inmigraci¨®n haitiana en Chile, uno de los principales destinos de los desplazados de Hait¨ª. Cuenta que a veces sue?a con el terremoto, que dej¨® su casa destruida en Puerto Pr¨ªncipe. Pero promete regresar. Cuando viaj¨® a Santiago, con 11 a?os, apenas ten¨ªa conciencia de los miles de kil¨®metros que separaban su tierra natal de la capital chilena. Tampoco imagin¨® que durante a?os no podr¨ªa ver a su padre, que vive en Hait¨ª.
Maxon se siente afortunado. La realidad que se vive en Hait¨ª es tan precaria que uno de sus compa?eros no tuvo su suerte. Hab¨ªa sido elegido para viajar a Espa?a, pero su madre, por miedo a perder el empleo, no se atrevi¨® a pedir permiso en el trabajo y tramitar la documentaci¨®n para el viaje.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.