Zidane y la meritocracia
Al franc¨¦s le corresponde repescar en plenitud a Kroos, James e Isco y, al tiempo, debe proyectar la carrera de los m¨¢s noveles
Puntual como suele ser, el f¨²tbol apunta ahora a Lucas V¨¢zquez, capital en la jugada que deriv¨® en el gol de Cristiano y alivi¨® los sofocones madridistas ante la Roma. Una gran jugada, sin duda, pero la figura de este canterano trasciende a sus buenos ratos con el Madrid, por ahora m¨¢s epis¨®dicos que seriales. Con Lucas, y tambi¨¦n con Casemiro, subyace el debate sobre la meritocracia en estos tiempos m¨¢s proclives a la explotaci¨®n de un parque tem¨¢tico que a la naturaleza deportiva.
Los clubes precisan amortizar sus inimaginables inversiones. A veces la incontrolable ludopat¨ªa futbolera origina fichajes fantasmag¨®ricos; en otras ocasiones, el genio a la vista simplemente no cala del todo. Para mayor enredo, puede ocurrir que en paralelo un chico de la factor¨ªa tome la delantera a los del primer cartel sin haber vendido una m¨ªsera camiseta y sin haber sido presentado con alguna serpentina. En el palco, el mando se maldice. En la caseta, el t¨¦cnico tirita mientras los futbolistas rumian por d¨®nde van los tiros. ?El m¨ªster o el due?o, el f¨²tbol sin m¨¢s o el f¨²tbol de camerino y purpurina?
Como tantos y tantos entrenadores, a esta encrucijada se enfrenta ahora Zinedine Zidane, reci¨¦n llegado, con un equipo por formatear y con el vestuario muy atento a su timbre de autoridad. Por un lado, al franc¨¦s le corresponde repescar en plenitud a gente como Kroos, James e Isco, por los que la entidad hizo un considerable desembolso y que ya tienen su cuota de mercado. Al tiempo, es el propio Zidane quien debe proyectar la carrera de los m¨¢s noveles, m¨¢xime si estos, caso de Lucas y Casemiro, se lo ganan y se lo ganan. No son pocas las veces que el entrenador se siente un subalterno de una pol¨ªtica en la que no ha tenido verbo. Es lo que hay. Zidane, con honores vitalicios, no deja de ser un empleado del club.
Cabe que el franc¨¦s dicte una alternancia salom¨®nica y parchee seg¨²n la jornada, pero llegar¨¢ el d¨ªa clave y tendr¨¢ que elegir sin tirar los dados. Lo hizo Rafa Ben¨ªtez en el supercl¨¢sico y con el equipo deseado para el p¨®ster empresarial perdi¨® 0-4. Lucas y Casemiro, hasta entonces muy pujantes, cayeron en el olvido. Un largo extrav¨ªo hasta que Zidane, arrastrado por las circunstancias (lesiones, sanciones) les ha tenido que echar la ca?a.
La alineaci¨®n de Lucas y Casemiro tiene mayores connotaciones. Con el primero, jugador desequilibrante, de los que encaran y regatean sin olvidar la marcha atr¨¢s para socorrer en defensa, el Madrid se perfilar¨ªa con extremos cl¨¢sicos. Lucas necesita la orilla derecha, as¨ª que Bale deber¨ªa regresar a sus or¨ªgenes por la izquierda. Con Benzema de vuelta, ese carril zurdo es del gusto de Cristiano. En el caso de Casemiro, su presencia en el dique descartar¨ªa a algunos de los media punta, la estirpe preferida de la instituci¨®n, que hace a?os que se hart¨® de los Gravesen, Pablo Garc¨ªa y Diarr¨¢s. Un embrollo, s¨ª, pero el Madrid necesita un cortafuegos con hueso (Casemiro) y que alguien, al menos uno, vaya y venga por una banda (Lucas). Gente sin tantas luces de ne¨®n a su alrededor.
Aliste a unos u otros, el equipo, la entidad, quedar¨¢ marcada, para bien o para mal. Y nada mejor para Zidane que reunirse a solas con Zidane y concretar qu¨¦ es lo que quiere. Disuelta la asamblea consigo mismo, que ponga nombres al proyecto. Como ya sabr¨¢ Zizou, el Madrid alcanz¨® la Octava con meritorios y solventes teloneros como Iv¨¢n Campo y Karanka. Y la Novena con figuras tot¨¦micas como ¨¦l mismo. Tambi¨¦n ha comprobado sobre la hierba que tan vital es Keylor como CR. Todo puede ser cuando se parte de una idea propia no contaminada. Leyendas eternas como ZZ no precisan politiqueos.
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