El Valencia da pena
Mestalla pide a Gary Neville que deje su puesto mientras el Celta consolida sus aspiraciones europeas
Hubo un momento, antes de la media hora de partido, en el que Mestalla esboz¨® una primera protesta. Tiene el list¨®n bajo el estadio del Valencia, que ya no le pide mucho a su equipo, solo que no lo humillen. El Celta lleg¨® en un par de ocasiones con claridad y la gente se enfad¨®. El equipo respondi¨® con un rapto de orgullo para apretar al rival, pero acab¨® laminado, inferior como es a un equipo que le saca ahora catorce puntos en la clasificaci¨®n y se apresta a pelear no ya por entrar en Europa sino a hacerlo por la puerta grande como quinto clasificado. Mestalla estall¨® ante el en¨¦simo desastre, exigi¨® a Gary Neville que deje su puesto, sac¨® los pa?uelos, los papeles o todo lo que tuviera a mano para expresar su decepci¨®n ante una pena de equipo.
El Valencia mostr¨® que est¨¢ varios cuerpos por debajo del Celta, lo que no deja de ser un grave pecado si se considera la inversi¨®n econ¨®mica de ambas entidades para obtener resultados. No fue t¨ªmido el Celta. Comenz¨® sometido, pero pronto se desat¨® ante un rival sin excesivo dictado que durante la primera parte apenas exhibi¨® alg¨²n culebreo de Santi Mina y un gol anulado, al filo del fuera del juego, a Alc¨¢cer. Magra coartada incluso para su gente. Le falt¨® paciencia o capacidad para tenerla al Valencia, poco combinativo, desordenado. Y el Celta supo crecer. Ech¨® de menos a Iago Aspas, ausencia nada leve en un plantel con escasa profundidad de banquillo, pero con todo tuvo presencia en ataque, incluso desde los laterales como hizo Hugo Mallo para generar una opci¨®n de gol que en la mitad del primer acto Mustafi despej¨® hacia uno de los palos de su propia meta. O desde el otro costado Jonny, que cuando el partido avanzaba hacia su final rompi¨® hacia el ¨¢rea rival y envi¨® un remate tambi¨¦n al poste. Lleg¨® pronto desde los flancos el Celta, tambi¨¦n con Wass y Orellana, con el delantero Guidetti, pero dej¨® pasar su momento porque el Valencia encontr¨® un resquicio para imponerse, delicado como anda, m¨¢s por insistencia que por f¨²tbol.
As¨ª la segunda parte vir¨® de inicio en blanco y negro, el del Valencia. Tuvo continuidad en el acoso y en la presi¨®n sin la pelota, breg¨® y le quit¨® la pelota al Celta, que sufri¨® como pocas veces lo ha hecho esta temporada. Tuvo nervio el equipo de Neville, fue persistente, apret¨® y en tiempos de escasez al menos ese es un valor para ganarse el respeto de la grada, siempre dispuesta a escrutar cada decisi¨®n del banquillo. Una de ellas retir¨® a Alc¨¢cer y dio cancha a Negredo entre protestas. La gente protest¨® el cambio y justo sin soluci¨®n de continuidad marc¨® el Celta tras genialidad de Orellana, que dej¨® de tac¨®n un pase de Nolito para que Guidetti fusilase a Ryan.
?Pareci¨® demasiado castigo para el esfuerzo del Valencia, pero no fue injusto con el despliegue del Celta. Fue, eso s¨ª un resorte para la gente de Mestalla, que enton¨® de inmediato el ¡°Gary vete ya¡±, una variaci¨®n del ¡°Nuno vete ya¡± o del ¡°Djukic vete ya¡±, de tanto hartazgo. En pleno litigio de la grada con el banquillo, el Celta hizo sangre. Hugo Mallo entr¨® de nuevo hasta la cocina y coloc¨® la pelota en la escuadra para sentenciar la liza. Ah¨ª medio Mestalla comenz¨® a pedir cabezas y la otra mitad del estadio enfil¨® los vomitorios para buscar la salida. Roto, entre protestas, herido y finalmente derrotado por sus propias limitaciones y la superioridad de un rival al que triplica en presupuesto y que pudo golearle en los minutos finales del partido, el Valencia se aboca ahora a trabajar durante las pr¨®ximas jornadas para salvar la categor¨ªa.
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