Johan amaga, toca y se va
En octubre le fue detectado el c¨¢ncer y en los ¨²ltimos cinco meses regate¨® desafiante a la enfermedad
Johan Cruyff se enter¨® de que estaba enfermo y como sol¨ªa hacer cuando las cosas iban mal en el campo, pidi¨® la pelota y levant¨® la cabeza. ¡°Tengo c¨¢ncer y en mi equipo juegan los mejores. Lo que me est¨¢n metiendo en el cuerpo es bueno y me ayuda as¨ª que voy a ganar este partido¡±, anunci¨® en su primera aparici¨®n p¨²blica, en el Hospital de Sant Pau. Johan amag¨® y fint¨®, buscando un regate imposible, como hizo mil veces en el campo, dispuesto a enga?ar al peor rival con el que se hab¨ªa enfrentado nunca, un c¨¢ncer de pulm¨®n con mala pinta porque sus viejas complicaciones de coraz¨®n imped¨ªan seg¨²n qu¨¦ tratamientos. Pero ¨¦l insist¨ªa, para desesperaci¨®n de Danny y sorpresa de sus m¨¦dicos, en rebelarse contra lo peor. ¡°Voy ganando 2-0¡±, dijo la ¨²ltima vez que se le escuch¨® en p¨²blico, hace apenas un mes. ¡°No le cre¨ªmos, pero tampoco pens¨¢bamos que perdiera por goleada y estuviera jugando la pr¨®rroga¡±, admit¨ªa ayer un buen amigo, entre sollozos, con el partido acabado. Nadie esperaba un desenlace tan r¨¢pido pese a que todos sab¨ªan que esta vez, no bastaba con el amago.
Desde que qued¨® hu¨¦rfano siendo un adolescente, a Johan le hab¨ªa funcionado la valent¨ªa y su capacidad de lucha y l¨®gica para salir adelante, convencido como estaba de que no rendirse y el talento eran una buena combinaci¨®n. Se sab¨ªa en manos de los mejores m¨¦dicos y estaba convencido de que se merec¨ªa unos cuantos a?os para ver crecer a sus nietos, en especial a los m¨¢s peque?os, los de Jordi y Noe. Danny le iba acortando la agenda en el d¨ªa a d¨ªa para cuidarle. Viaj¨® en Navidad a las islas Mauricio, pero no jug¨® a golf como acostumbraba. Y viajaba menos de lo que le gustaba a Amsterdam. Tambi¨¦n acud¨ªa a menos actos de su fundaci¨®n, dedicada a la integraci¨®n social de ni?os discapacitados. Sin ir m¨¢s lejos, el martes de la semana pasada se tuvo que suspender el acto de presentaci¨®n del acuerdo entre la fundaci¨®n del Barcelona y la que lleva su nombre. Pero compart¨ªa con los que le buscaban y le encontraban, como si supiera que cada encuentro pod¨ªa ser el ¨²ltimo, como si en verdad supiera que estaba peor de lo que hac¨ªa creer a los dem¨¢s. Viaj¨® a Israel, donde vive Jordi, su ¨²nico hijo var¨®n, director deportivo del Maccabi de Tel-Aviv, y de regreso tuvo un baj¨®n importante.
¡°?Y Johan, c¨®mo est¨¢?¡±, se hab¨ªa convertido, desde octubre, en una de las preguntas m¨¢s repetidas en seg¨²n qu¨¦ ambientes barceloneses y, por extensi¨®n, futboleros de media Europa. A menudo, la respuesta incorporaba la sorpresa que generaba su estado tras haberse visto o sabido de ¨¦l. En los ¨²ltimos meses pasaba los fines de semana en El Montany¨¤, donde si estaba animado echaba unos hoyos o daba alg¨²n paseo; durante la semana, caminaba por la Carretera de les Aig¨¹es y sal¨ªa a pasear con Danny o merendaba con los nietos, cuando las visitas al m¨¦dico lo permit¨ªan.
En los ¨²ltimos meses, desde que tuvo constancia de su enfermedad, se hab¨ªa especializado en dar pases cargados de optimismo, mensajes llenos de esperanza. ¡°Estoy animado, es jodido, pero me cuidan mucho y le estoy dando guerra¡±, dec¨ªa hace 15 d¨ªas. Fue poco antes de irse a Israel, en lo que muchos interpretan como el viaje de un traspaso vital repetido; hace 25 a?os, apenas unas horas antes de entrar en un quir¨®fano de la cl¨ªnica Sant Jordi para operarse a coraz¨®n abierto siendo entrenador del Barcelona, Johan llam¨® a Jordi, entonces con 11 a?os. Ayer, amigos ¨ªntimos entendieron ese viaje a Israel de Johan como su ¨²ltimo pase.
Cruyff busc¨® un regate imposible, amag¨®, toc¨® y se fue. El bal¨®n le llora.
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