La mirada atenta
El remate de Mamadou, esta vez, dar¨¢ en el palo, besar¨¢ la red y el instante se har¨¢ eterno
Mamadou Sylla Diallo, delantero senegal¨¦s del Espanyol, cumpl¨ªa el domingo pasado 22 a?os. A punto estuvo de celebrarlo con un gol en los ¨²ltimos minutos, pero el palo repeli¨® el bal¨®n hacia fuera de la porter¨ªa defendida por el otrora querido, y ahora repudiado, seg¨²n sople el viento, Gorka Iraizoz, digno cancerbero del Athletic Club. C¨®mo nos gusta llamar a los porteros, cancerberos, pues no es lo mismo, con todo el respeto, ser el guardi¨¢n de alg¨²n noble edificio del Eixample, que ser el guardi¨¢n de ultratumba del m¨ªtico Hades, donde al perro de tres cabezas, Cancerbero, no se le colaba ni un ser vivo. El tal Cancerbero ser¨ªa ahora titular fijo en la porter¨ªa del Espanyol, donde se cuelan goles vivos, muertos y en paradero desconocido.
Mediada la segunda parte, tanto Burgi como Mamadou estaban calentando en la banda bajo la atenta mirada del preparador f¨ªsico. Sin embargo, fue marcar el apote¨®sico segundo gol Felipe Caicedo y, tanto Burgi como Mamadou, dejaron de calentar, tambi¨¦n bajo la atenta mirada del preparador f¨ªsico. Entonces eran dos privilegiados espectadores m¨¢s. Lo que est¨¢bamos observando nos hizo pensar en la autoridad que reina en el vestuario, si es que reina alguna, o es una rep¨²blica popular presidida por los jugadores. Constantin Galca se pasea por el ¨¢rea t¨¦cnica como un pr¨ªncipe rumano post Nicolae Ceaucescu, con sus trajes impecables y sus corbatas bien ajustadas a un cuello que, ahora s¨ª, parece estar pidiendo la reluciente guillotina digna de todo pr¨ªncipe que se precie, o que se deprecie.
Se lesion¨® Caicedo, salt¨® al campo Mamadou, se sent¨® Burgi en el banquillo, siempre de los acusados, todo bajo la atenta mirada del preparador f¨ªsico. Y Mamadou mand¨® el bal¨®n al palo, en una gran jugada, en tiempo de descuento, el d¨ªa de su cumplea?os. Cu¨¢ntas tardes de gloria tiene por delante Mamadou si se sit¨²a bajo la atenta mirada de alguien, por ejemplo la de un preparador f¨ªsico. Y mental y, por qu¨¦ no, espiritual. No sabemos muy bien qu¨¦ significado pueda tener lo de sentar cabeza, s¨®lo que lo lleva escrito en su alma, Mamadou Sylla. Entonces el bal¨®n, esta vez, dar¨¢ en el palo, ir¨¢ hacia adentro, traspasar¨¢ la l¨ªnea de gol, besar¨¢ la red y el tiempo, esta vez, dejar¨¢ de ser de descuento, pues el instante se har¨¢ eterno.
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