Cummings, toco y me voy

Hay maneras de ganar, como hay maneras de vivir. Basta con que sean leg¨ªtimas. Y la de Stephen Cummings, el brit¨¢nico, lo ha sido. Porque en el ciclismo se puede ganar desde lejos, oteando el horizonte, como los escapados habituales como una cuerda de presos en pos de la libertad, o sea la gloria. Son tipos que buscan el adormecimiento de los guardianes para, entre bostezo y bostezo, encontrar el sendero prohibido que en este caso llevaba a Lesaka, zona fronteriza con lo que las fronteras tienen ahora de actualidad. Lo intentaron tipos de todo tipo, como Oomen, Gon?alves, Teklehaimanot, el pertinaz Denifl, Kadri, o Albasini, Fataldo, -ya m¨¢s categor¨ªa-, Dani Navarro. El t¨ªpico juego del escondite: me voy, me escondo, se para el reloj y cuando lo enciendae quiz¨¢s ya no estoy. Quiz¨¢s aquello que dec¨ªa Cruyff de ¡°toco y me voy¡±.

Pero todo est¨¢ previsto en el cuaderno de bit¨¢cora del pelot¨®n, que no se inmuta, que da cuerda al reloj para no dormirse. Solo se altera cuando Nairo Quintana, pincha o algo as¨ª, y tiene que cambiar de bici, y le cuesta dos parones hasta que se adecua a la nueva burra, pero quedaba un mundo como para inventar un desenlace fatal. Era la an¨¦cdota, aunque las an¨¦cdotas cuando tienen nombre propio siempre asoman un aire de trascendencia. Pero no fue nada: era Nairo y su circunstancia. Y resuelta la circunstancia, fue Nairo.

Y luego empez¨® la carrera, aunque en realidad empezaba una y otra vez. Era un recorrido tan exigente como se quisiera que fuese. Cuatro puertos, los dos ¨²ltimos en el tramo final, aventuraban una disputa cuando menos intensa. Y lo fue, porque empezaron a juntarse los aventureros, y a separarse como si cada metro de distancia a meta aquilatase sus disputas. Y lo intent¨® Dani Navarro, quiz¨¢s dolido por la primera etapa cuando Luis Le¨®n S¨¢nchez le arrebat¨® la victoria en el ¨²ltimo metro en Markina. Los 20 segundos le parec¨ªan un territorio favorable. Quedaban pocos kil¨®metros aunque el pelot¨®n salivaba la victoria. Y la saliva es un mal s¨ªntoma para el men¨² de la victoria. Le cazaron primero quienes le segu¨ªan y salivaban con mas intensidad, pero el pelot¨®n ten¨ªa m¨¢s hambre que el Lazarillo. Y por ah¨ª andaba Simon Gerrans que en Markina tambi¨¦n lleg¨® a fregar los platos de los postres.

Cazado Navarro, llegaba el momento de pensar o de arriesgar. Y Cummings, experto en la trigonometr¨ªa del ¨²ltimo kil¨®metro, dijo que no esperaba a nadie, que entre que lo pens¨¢is yo me voy, y vosotros decid¨ªs. Que yo rompo el pedal hasta que me quit¨¦is de en medio si pod¨¦is. Y los otros que se miran y piensan y se miden y calculan y resuelven el crucigrama del sprint. Pero Cummings es un experto en irse de los que utilizan la par¨¢lisis por an¨¢lisis. Y sin darles tiempo a resolver la encrucijada entra en la meta de Lesaka como entr¨® en la de Mende el a?o pasado tras ¡°enga?ar¡± a los dos franceses que le acompa?aban en la fuga. Mir¨® hacia atr¨¢s y no vio m¨¢s que un ejercito derrotado comandado por Gerrans. Y sonri¨®. Y tir¨® para el podio como quien va a la lavander¨ªa. Lo dem¨¢s no hab¨ªa cambiado entre los favoritos. Todos juntitos, con Landa de l¨ªder acerc¨¢ndose cada vez m¨¢s a la contrarreloj final de Eibar para decidir quien es el rey del mambo. Est¨¢ por ver. Y de momento no se ve nada. Todos bailan solos.