Escopeta, cartuchos y una guitarra
Alberto Fern¨¢ndez, que acaba de ganar la Copa del Mundo de tiro al plato, se prepara para sus terceros Juegos
¡°Prohibido introducir escopetas en el establecimiento¡± es el cartel que cuelga de la puerta del bar del Campo de Tiro El Fresnillo en ?vila. En la barra hay varios Guardias Civiles. Fuera hace una buena rasca. Son las 11.30 de la ma?ana y Alberto Fern¨¢ndez lleva ya unas cuantas series de tiro al plato. Ha llegado a primera hora en coche desde Illescas (Toledo), donde vive. ?No paras ni con este viento? ¡°As¨ª nos acostumbramos a tirar con viento y en las condiciones m¨¢s adversas¡±, explica. En el suelo ¨Cuna peque?a colina enfrente del foso- hay centenares de trozos de platos color naranja y restos de cartuchos. Huele a p¨®lvora, aunque Alberto dice que est¨¢ tan acostumbrado ya que no nota nada.
Acaba de ganar la Copa del Mundo de foso ol¨ªmpico (categor¨ªa trap), en Chipre y se prepara para R¨ªo, sus terceros Juegos. Esta vez, sin hacer promesas ni comprometerse p¨²blicamente a ganar medalla. A Londres llegaba como uno de los favoritos y termin¨® el 25 sin acceder a la final. Ahora es el n¨²mero dos del ranking mundial.
Su deporte consiste en romper el mayor n¨²mero de platos (125 en la primera ronda) con una escopeta que pesa entre tres kilos y medio y cuatro. En la cancha, como ¨¦l la llama, hay cinco puestos y tres m¨¢quinas en cada puesto. Est¨¢n colocadas a 15 metros de distancia de los tiradores; de ellas salen, tras recibir una orden vocal del propio tirador, dos platos a la izquierda, dos a la derecha y uno por el centro. Salen de forma aleatoria y a una velocidad de 90 kil¨®metros por hora. ¡°A esa velocidad y distancia, el efecto ¨®ptimo que tenemos es el que tendr¨ªa una persona normal viendo una aspirina a un metro de distancia¡±, explica Alberto.
Mientras el due?o del bar enciende la barbacoa para preparar los chuletones del almuerzo, Alberto se toma un peque?o descanso. Se toma un pincho de tortilla mientras cuenta lo importante que es el aspecto mental y psicol¨®gico en este deporte. Dice que para ser un buen tirador hay que tener, as¨ª lo llama ¨¦l, un buen zoom de atenci¨®n. ¡°Si tenemos un zoom de 15 metros [la distancia que hay entre el puesto y la m¨¢quina que dispara] seremos muy buenos porque veremos de forma n¨ªtida d¨®nde nace el plato. Si tenemos un zoom de 10 metros no seremos tan buenos. Ese zoom se reduce si le estamos dando importancia a cosas que hay alrededor, una mosca, una mariposa, una hormiga que pasan por ah¨ª¡¡±, analiza.
Lo m¨¢s complicado es sincronizar la cabeza con el ojo-dedo. Que el dedo no apriete antes de que el ojo llegue al plato¡±
?C¨®mo conseguir no desviar la atenci¨®n? ¡°Lo entrenamos intentando que no haya m¨¢s de dos segundos entre la orden que le das al cerebro y lo que tardas en coger la escopeta, colocarla y disparar¡±, contesta. ¡°Muchos tiradores levantan la escopeta, la bajan, la colocan, se quedan un rato parados y luego disparan. Cada uno tiene su filosof¨ªa, nosotros tratamos de hacer ese gesto t¨¦cnico en menos de dos segundos, porque entendemos que es dif¨ªcil mantener la concentraci¨®n al ciento por ciento durante m¨¢s de dos segundos. La concentraci¨®n va por picos y si la pillas en el pico de arriba, es cuando mejor vas. Son m¨¦todos de tiro¡±, a?ade. Jos¨¦ Luis P¨¦rez, su entrenador desde hace 15 a?os, asiente. ¡°No es un m¨¦todo cient¨ªfico, pero algo que s¨ª hemos comprobado
Alberto se entrena cada d¨ªa en un sitio diferente. ¡°Hoy estoy en ?vila, ma?ana en Granada, pasado en Valencia. Nos gusta mucho variar de campos, de m¨¢quinas, de platos, de climatolog¨ªa y, muy importante, de fondo, para que no tengamos siempre uno del mismo color enfrente. Para que no veamos el plato siempre igual de n¨ªtido¡±, asegura. Con ¨¦l est¨¢ tambi¨¦n su novia y otro compa?ero.
Los platos salen de forma aleatoria y a una velocidad de 90 kil¨®metros por hora
Apasionado de la guitarra ¨Ctiene un grupo pop y otro rock-, Alberto fue en su d¨ªa repartidor. Ahora, adem¨¢s de tirador, distribuye una marca de ropa de tiro y tiene una escuela itinerante. ¡°Me llaman de Europa y Estados Unidos para dar clases¡±, cuenta. Dice que lo m¨¢s complicado a la hora de ense?ar y aprender es sincronizar la cabeza con el ojo-dedo. ¡°Que el dedo no apriete antes de que el ojo llegue al plato¡±, explica.
?l se aficion¨® a este deporte por su padre con el que iba de peque?ito al campo de tiro. ¡°Un d¨ªa empec¨¦ a tirar y hasta hoy¡ La primera vez ten¨ªa ocho a?os y me doli¨® porque no pod¨ªa con la escopeta de lo que pesaba. Fulmin¨¦ el primer plato, pero no romp¨ª m¨¢s en todo el d¨ªa¡±, recuerda antes de viajar a R¨ªo para el preol¨ªmpico que le servir¨¢ para estudiar las instalaciones y las condiciones clim¨¢ticas de la competici¨®n m¨¢s importante. ¡°Hasta el nivel del mar es fundamental para ajustar el arma¡±, concluye.
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